Nicolás Maduro ha hundido a Venezuela es una criminal y gigantesca crisis en lo político, económico y social. Sus delirios mesiánicos de creerse la reencarnación de una especie de nuevo "libertador" del siglo XXI, lo hace soñar en que él junto con sus huestes panegíricas y zascandiles, podrán enfrentarse de manera airosa contra la mayor potencia militar y tecnológica de la historia contemporánea, quienes supuestamente son los responsables en que el país esté azotado por la hiperinflación, la emigración de millones de venezolanos, la quiebra de la industria petrolera, la destrucción de la educación y la salud, el colapso de los servicios públicos, la criminalidad, la corrupción, y por supuesto, ese "imperialismo" es el único culpable del hambre, la pobreza y la miseria.
Este 23 de febrero será un día de máximas tensiones. De hecho, al momento de escribir estas líneas este 22-2-2019, ya se había producido un incidente hacia el sur del país, concretamente hacia la Gran Sabana, en donde las primeras informaciones nos hablan que la Guardia Nacional habrían disparado contra indígenas pemones con saldo de más de una decena de heridos y una mujer fallecida¹, lo cual demuestra el carácter bélico del madurismo, a quien poco le importa reprimir a los ciudadanos con balas y armas de guerra, sin importar que éstos incluso sean de grupos indígenas.
El madurismo ordena cerrar la frontera tratando de evitar que la ayuda humanitaria sea recibida por los venezolanos en Brasil, y posteriormente, éstos retornen con sus donaciones de alimentos, artículos de higiene personal y medicamentos, simplemente porque eso sería visto como una derrota política para el régimen, y demostraría al mundo que han perdido control sobre parte de la Fuerza Armada. Esa es la razón, por la cual envían a los castrenses más radicales hacia esa zona, sobre quienes los factores de conciencia son secundarios entre cumplir las "órdenes" de la cúpula madurista y militar, o en su defecto, decidirse por hacer valer las necesidades del pueblo en relación con la compleja situación social que atraviesan las diferentes comunidades, sobre todo la que confrontan nuestros indígenas.
No obstante, el hecho de que se produzcan enfrentamientos con saldo de heridos y fallecidos revela que la tensión se puede multiplicar. Es más, resulta insólito que voceros maduristas tilden a los grupos ancestrales de delincuentes, mientras el madurismo permite en las ciudades, incluyendo en Caracas, que grupos paramilitares denominados como "colectivos" tengan en individuos como Valentin Santana, quien ha sido acusado de terrorismo y asesinato, a uno de sus principales defensores políticos, quien hasta se retrata en compañía de jerarcas políticos y militares. O sea, son condiciones que aunque el madurismo intente disfrazar para hablarnos de "paz", la verdad es que demuestran todo lo contrario, porque se observa a un régimen neototalitario que apela a la violencia como instrumento de chantaje social, y pretenden con ello mostrar una supuesta resistencia armada ante cualquier "invasión".
El madurismo si estuviera seguro del "gran apoyo popular" que tiene en lo político, hace tiempo hubiese aceptado la propuesta de Pepe Mujica de ir a unas elecciones que fueran avaladas por la mayoría de las naciones que le rechazan como régimen, así como el apoyo de Rusia y China. Lamentablemente, la verdad es que ellos amparados en las seudoelecciones del 20 de mayo de 2018, piensan que no tienen por qué ceder en el plano de la consulta popular, y en consecuencia, pues somos los venezolanos quienes debemos seguir azotados por una crisis que mientras ellos sigan en el poder, sólo terminara de generar un genocidio movido por inanición y enfermedades, sin obviar las profundas heridas sociales e históricas que el madurismo está anclando en las mentes de millones de venezolanos.
¡Se acaba el tiempo! Este 23 de febrero es la fecha tope para definir con mayor espacio geopolítico que podrá ocurrir con Venezuela en los próximos días. Las cartas están echadas. Por lo pronto, el madurismo ha iniciado la guerra al atacar con balas a los pemones y dejar un saldo lamentable de heridos y una mujer asesinada. Nadie tenga dudas, Nicolás Maduro quiere llevar a Venezuela hasta la guerra, y desgraciadamente, ese escenario que rechazamos, al parecer será el capítulo final de esta historia, salvo que nuestra Fuerza Armada lo impida como escenario de racionalidad política y militar. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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