En estos años tendremos muchas celebraciones, hoy pretendemos celebrar un siglo de la publicación del famoso libro Diez días que estremecieron al mundo, el cual tuvo una primera impresión en abril de 1919. Fue traducido al español en 1959. A cien años renace en Venezuela la misma lucha por la que John Reed dedicó su vida: la conquista del poder para el proletariado.
Su autor, John Silas Reed, fue periodista, poeta, escritor, y fundador del Partido Comunista estadounidense, era un convencido “rojo”, arriesgado y atento a los cambios que se generaban en el mundo. Nació en Portland, Oregón, EE. UU., en 1887, siendo hijo de una familia estable y acomodada. Se graduó en Harvard; en 1910, inicia su vida como periodista en una revista comercial, en 1911 fue a México como corresponsal de guerra del periódico Metropolitan Magazine; luego se une a un grupo de artistas y escritores socialistas que editaban la revista The Masses.
Vivió durante varios meses, con las tropas del rebelde Pancho Villa en sus ataques por el norte de México, convivió con los soldados y conoció a Venustiano Carranza, presidente de este país. Recoge todas sus impresiones sobre la Revolución mexicana, durante 1911. Con estas informaciones, en 1914, termina publicando su famoso libro México Insurgente.
Su vida personal es bastante agitada, mantuvo relaciones amorosas con muchas de sus amigas, pero su vida la entregó a su esposa Anna Louise Mohan, mejor conocida como Louise Bryant, escritora feminista, quien estuvo en Rusia en los días de la revolución bolchevique. Escribió Seis meses rojos en Rusia y Espejos de Moscú. Además, daba charlas y era una periodista reconocida.
John Reed, en su diario caminar, escribió otros libros como: Rojos y rojas, La guerra en Europa Oriental, México Insurgente, e Hija de la Revolución y otras narraciones.
"Diez días que conmovieron al mundo", en una lista de los cien mejores libros, es considerado por la Universidad de Nueva York como el séptimo trabajo periodístico estadounidense del siglo XX. En su libro, John Reed quien vivió los acontecimientos que se generan en los días que abarcan desde el 7 al 17 de octubre relata, con lujo de detalles, los hechos que darían paso a la gloriosa Revolución de Octubre en Rusia en 1917, la Revolución proletaria; su obra ha sido considerada la historia periodística más influyente del siglo.
Con un breve prefacio escrito, por Lenin, a finales de 1919, recomienda su lectura a todos los obreros del mundo. Allí mismo, pide que el libro sea editado en millones de ejemplares, con el objeto de que se entienda lo que implica la revolución proletaria y en si la dictadura del proletariado.
Para la primera edición rusa, N. Kruskaya, en su prefacio, señala que el libro describe en gran intensidad los primeros días de la Revolución de Octubre. Agrega, que es paradójico que el libro lo escribiera un norteamericano, quien no manejaba el idioma ruso, menos sus costumbres, para un extranjero es difícil captar la realidad soviética; pero John Reed era un apasionado comunista, quien ofrece un cuadro de la insurrección de las masas populares, lo que implica que su obra pasará a la historia, el libro es una epopeya, termina diciendo.
Reed en su prefacio, escribe con palabras elocuentes y poéticas, que el libro es solo un pedazo de historia, donde se destaca la épica de los bolcheviques, comandando a los obreros, campesinos y soldados de Rusia, para controlar el poder del Estado y pasarlo a manos de los Soviets. Es evidente que el drama de la revolución, atraviesa dos actos: la destrucción del antiguo régimen y la instauración del nuevo.
La situación que confrontó Rusia era critica, las clases poseedoras se hacían cada vez más conservadoras, las masas populares cada vez mas radicales. Europa miraba con recelo lo que acontecía y financiaba a sus aliados opositores al proletariado, de ahí que varios partidos tanto de derecha como de izquierda, se enfrentaban a los bolcheviques.
Reed vivió en Rusia el peor racionamiento de productos alimenticios, para comprar leche, pan, azúcar y tabaco era necesario esperar en una fila durante horas seguidas. Pero las mujeres de la clase media, salían todas las tardes para su paseo o el té, llevando consigo el minúsculo azucarero de oro o plata y un pancito escondido en su regazo, repitiendo en las conversaciones cursis, que hacían votos por la vuelta del zar y por la entrada de los alemanes en Rusia. O pedían que apareciese alguien capaz de solucionar el problema de las criadas.
Muchos teóricos, algunos de izquierda, cuestionadores, intoxicados de marxismo, oponentes en sí de la Revolución, argumentaban que el invierno era el mejor amigo de Rusia y sería el gran aliado para acabar con la Revolución. Sujetos contrarios a la revolución, militantes de la oposición: ingenieros y técnicos, hacían todo para desacreditar al proceso. Los propietarios de una mina la incendiaron previo a entregarla a los sindicatos de obreros; ingenieros textiles, antes de abandonar las fábricas, inutilizaron las maquinas, otros técnicos sabotearon las locomotoras. La tensión era fuerte, al extremo que una pequeña burguesa, armó un escándalo, se indignó cuando una conductora de tranvía la llamo “camarada”.
La Rusia de los obreros, campesinos y soldados, que asumían el control del Estado era “un mal ejemplo”. Los intelectuales, la pequeña burguesía, en alianza con el gran capital y sus aliados nacionales y extranjeros, argumentaban que la Revolución es una enfermedad, de ahí que es necesario que las potencias extranjeras tengan que intervenir; las naciones no pueden permanecer indiferentes ante el peligro bolchevique. No se puede permitir que se siga difundiendo la propaganda con ideas tan contagiosas como la “dictadura del proletariado” o de la revolución mundial.
Estos criminales, la oposición en Rusia, insisten en crear más hambre, más crisis, cortar el gas y la electricidad. Aumentar los precios de productos de primera necesidad, para obtener jugosas ganancias y en si insistir en la invasión extranjera. “Llegó la hora de acabar con esta farsa, es la hora de asumir el poder con nuestro Zar”, clamaban los traidores y militantes.
Como podemos apreciar cien años después, “la Historia parece que se repite”; nos encontramos en Venezuela viviendo las penurias y el ataque de la derecha. Los empresarios, estafadores del Estado multiplican sus ganancias, cambiando día a día, los precios de los productos y culpan al gobierno de ineficaz. Argumentando que todo es culpa de Maduro por aumentar los salarios. Claman por el mundo que Venezuela es un mal ejemplo, los países aliados deben invadir la Patria de Bolívar y Chávez.
Cuentan para su complicidad con partidos políticos, intelectuales, médicos y otras profesiones, que prefieren irse al exterior que seguir trabajándole al “régimen”. Las noticias internacionales es que “Venezuela es un infierno, no se puede vivir, no hay agua, ni luz, ni gas todo es un desastre vivimos en un gobierno corrompido y burócrata que no sabe gobernar”. Las llamadas noticias falsas, los fake news, recorren al mundo, señalando, como primicia que el pueblo se muere en cifras astronómicas ya que no hay medicinas de ningún tipo. Fotos con colas que hace el pueblo para conseguir productos necesarios para la cesta básica, otras fotos con personas recogiendo comida de los basureros, otras muestran los colectivos armados, en si montajes de todo tipo: “Venezuela debe ser destruida, es la consigna internacional”.
Como dato curioso, una señora, en la Florida, Caracas, fue llamada “camarada”, esta era la peor ofensa en su vida, formó una alharaca que asustó a mucha gente, argumentando que “ella es una persona respetable y no se le puede comparar a esa gentuza chavista que gobierna, y destruye al país. Acota, que ahora somos miserables, pordioseros, que nos morimos por una caja clap o por un bono”. Lo curioso es que cada vez que llega el clap, la primera que aparece es ella, dándosela de artista, saludando y pretendiendo ser amiga del pueblo. Cuando recibe el bono aparece señalando que ya le llegó el bono de la Patria.
Es claro, esperemos que muchos periodistas, escritores y mucho pueblo de otros países, vengan a Venezuela, para que perciban lo que acontece, para que escriban la realidad con que el imperio, a través de técnicas ciberespaciales ataca el sistema eléctrico, amparados en las cúpulas militares, financieras y económicas que ejercen con descaro e ilegalidad el poder en Estados Unidos.
Venezuela lleva tiempo siendo atacada por diferentes vías, pero los poderosos no contaban con un pueblo rebelde, con una milicia que día a día crece y asume posiciones de vanguardia, campesinos y obreros unidos, luchando contra múltiples agresiones y asumiendo conciencia de lo que acontece en el mundo. Hoy como ayer, la burguesía no permite que el pueblo asuma su propio destino, el clero se pliega al poderoso, los ricos compran profesionales de todo tipo y los medios de comunicación en diferentes partes del mundo asumen la línea editorial de los poderosos.
Hemos superado lo más difícil, sin duda pronto tendremos un nuevo amanecer; un mundo multipolar y multicentrico, un mundo de iguales. El mundo del siglo XXI no puede ser controlado por un solo hegemon. Luchemos por escribir la historia de los años que han estremecido al imperio asesino, que pretende controlar la vida económica, cultural, política y los recursos naturales de los países del mundo. Luchemos por un mundo donde la posibilidad del Socialismo sea una realidad y no una quimera.
Asdrúbal F. Marquez
fernandocaro69@hotmail.com
Caracas, 7 de abril de 2019
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