Cuando desenmascaramos al seudocomunicador y parte de las mafias de los colectivos armados Mario Silva con aquel artículo titulado "La hojilla que ya no corta" que publicamos en Aporrea (2013), alertamos que una de las aberraciones que presentaba el rechazado proyecto de reforma constitucional era el subterfugio de querer aprobar la unión de Venezuela con Cuba bajo el remoquete de "unión de los pueblos".
Ahora, Maduro sin el mínimo recato deja claro que busca "legalizar" - algo que ocurre de facto – la presencia del embajador de Cuba como parte de su gabinete², lo cual no solamente es inconstitucional sino que sería una flagrante traición a la patria por subordinar a Venezuela ante países extranjeros. De hecho, este planteamiento se hace más grave cuando el propio Maduro asegura que existen unos 25 mil ""colaboradores" cubanos, que más allá de evaluar los roles de tales extranjeros en nuestra sociedad, es obvio que parte de ese grupo de castristas persiguen, hostigan y hasta ordenan asesinar a venezolanos por órdenes tanto del régimen castrista como del madurismo, siendo el componente militar uno de ellos, y probablemente el ejemplo más claro del cómo el modelo neototalitario que usurpa el poder en Miraflores pretende en su nueva "constitución" con alguna decisión avalada por el Tribunal "Socialista" de Justicia (TSJ), alegar con alguna seudosentencia que Venezuela y Cuba serán en lo sucesivo "una sola nación". Ya dirán algunos que eso "violaría" la Constitución de 1999. Y preguntamos ¿Qué ha hecho el madurismo desde 2015 con nuestra Carta Magna? La respuesta es clara. Usarla de papel higiénico en tales "instituciones".
Y ante tal realidad no sólo vemos la complicidad de quienes son parte del generalato corrupto y vendepatria de una prostituida "Fuerza Armada", sino que ahora Maduro levanta la voz para el cumplimiento de semejante medida, la cual a su vez refuerza en el marco de la ilegalidad, al reconocer que Raúl Castro sería "nuestro hermano mayor y protector". O sea, Nicolás Maduro deja entrever que somos un protectorado de Cuba, o algo así como el patio trasero del régimen castrista.
De hecho, para completar la ignominia de las declaraciones de Maduro, vemos la afasia de los diputadillos, Luis "la bazofia" Parra, José "Porky" Brito y José "río Guaire" Noriega, quienes ahora fungen como principales voceros del asalto en la Asamblea Nacional, en la cual por cierto, pareciera que es Francisco Torrealba – cuya consorte es directora de varias empresas vinculadas con hechos de corrupción en Panamá – quien les marca la agenda en el reducto de red de aguas servidas en que tanto el madurismo como sus nuevos socios "opositores" han convertido el hemiciclo legislativo.
Es claro lo que busca el madurismo para perpetuase en el poder. Unir a Venezuela con el régimen cubano y "legalizar" de esa manera el voto en los procesos "electorales" que surjan desde un país hasta otro, sólo que la validez para los criminales de Miraflores aplicaría desde la dirección de La Habana.
Nicolás Maduro y su claque al aceptar semejante decisión en favor del asesinato de la república han terminado por llenarse las manos de la bazofia política más putrefacta. En consecuencia, sólo les queda untarse con esas mismas manos cada una de sus lenguas, y puedan finalmente alcanzar el sabor de la "patria soñada" en la cual han convertido a Venezuela. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.