No recuerdo donde leí que en una ocasión el General Gómez visitó una obra vial muy importante pronta a ser culminada. Le exigió al ingeniero responsable que debía dejar un tramo corto, al final de la obra, sin concluir (sin el asfaltado y la modernización a la que se sometía la carretera original), perplejo el ingeniero sin entender accedió a aquella incomprensible orden. Pero cuando Gómez y su séquito se marcharon estrenando la flamante vía recién asfaltada su secretario el Dr. Urdaneta Maya le preguntó confundido: — Mi General, ¿por qué dio esa orden al ingeniero?. Gómez sin levantar la mirada de unos planos que observaba le contestó: -vea usté, pá que no se lesjolvide como era esto antes".
Este relato posiblemente tenga más de ficción que de realidad, lo que si fue realidad es que en los 27 años de la dictadura gomecista se llevó a cabo un plan de inversiones en carreteras (Decreto de 24 de junio de 1910) en el cual se estableció una cuota de 50% del presupuesto del Ministerio de Obras Públicas (MOP) para el desarrollo vial, dándose prioridad al aumento de la longitud de carreteras en el país.
A la gente no se le olvidó como eran las vías antes de la modernización a las que las sometiera Gómez, a decir verdad, Venezuela no olvidó tampoco que Gómez la sometió durante tantos años, a pesar de las tantas obras que las regalías petroleras le permitieron realizar (entre ellas cancelar la deuda pública).
Al Comandante Chávez no se le habría ocurrido la idea de ordenar que al lado de los urbanismos de la Misión Vivienda dejarán un ranchito de los que habitaban los pobres en la cuarta república, para cuando Farruco le preguntará qué sentido tenía responderle que eso ayudaría a que se mantuviera vivo el recuerdo de cómo los pobres resolvían sus problemas de vivienda antes de la llegada de la Revolución Bolivariana. Eso sería grotesco, además si algo deseaba Chávez de corazón era erradicar el pasado nefasto de pobreza, exclusión y miseria de la cuarta república.
Lo verdaderamente cierto, de esta última parte del relato, es que la Misión Vivienda Venezuela fue inaugurada por Hugo Chávez en abril del 2011 con la promesa de construir 2 millones de viviendas en los próximos siete años. Ya sabemos que Chávez apenas sobreviviría unos pocos meses a esta promesa, pero la creación de Chávez sabemos que sí sobrevivió y al día de hoy es uno de los programas con resultados envidiables. No sólo sobrevivió al Comandante sino que sobrepasó las expectativas del momento de su creación.
Cuando se cumplió la primera década de la Misión Vivienda en abril del 2021, el Presidente Nicolás Maduro anunciaba la culminación de la vivienda 3 millones 500 mil. Pocos podían imaginar que un país sometido, desde 2014, a sanciones económicas y financieras, embargo de bienes y de sus fondos en el extranjero y sometido al intento político de quiebre de su institucionalidad republicana, podría seguir ejecutando uno de sus programas sociales más emblemáticos como la Misión Vivienda. Pero fue así y los resultados están allí.
El problema de la vivienda fue abordado por el alemán Friedrich Engels, quien fuera aliado del propio Marx, en su obra "Contribución al problema de la vivienda" (1869). Engels argumentó que la situación precaria de la vivienda de los trabajadores de la época de la revolución industrial alemana planteaba una contradicción con los países europeos que al igual que los alemanes se beneficiaron de la masificación de bienes y servicios, desarrollo de fuerzas productivas y nuevas tecnologías. Para este teórico la precariedad de la vivienda no era el único mal que afectaría a la clase trabajadora, también estaban las extensas jornadas laborales, la proletarización de las clases sociales intermedias, el abandono de los campos, entre otros.
En Venezuela 142 años después, sin necesidad de teorizar mucho sobre el asunto, Hugo Chávez declaró el día de la inauguración del Programa Misión Vivienda Venezuela que la nueva misión serviría para dejar atrás el "drama de la vivienda heredado del capitalismo".
Y en nuestro país el capitalismo rentístico y monoexportador llegó de la mano de las trasnacionales que vinieron a explotar la riqueza petrolera, descubierta precisamente a principios del siglo XX, cuando en Venezuela gobernaba una feroz dictadura que durante 27 años se sostuvo con el apoyo de los gringos a quienes nunca les ha importado quienes gobiernen en ningún país, siempre y cuando los gobernantes respondan a sus intereses geoestratégicos. Con razón gobernó poco tiempo Cipriano Castro (1901–1908) y su compadre Juan Vicente Gómez, después de darle un golpe se mantuvo 27 años mandando.
Precisamente porque desde la llegada de Hugo Chávez a Miraflores (1998), el país se planteó seguir políticas distanciadas de la hegemonía de los Estados Unidos, es que nos encontramos donde estamos ahora. A pesar de que Hugo Chávez ya está por cumplir una década de muerto y enterrado, distintos gobiernos de los Estados Unidos han mantenido una política de hostigamiento contra el país y contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Fue Barack Obama, el primer presidente negro, quien declaró a Venezuela una "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de los Estados Unidos"(Decreto 13692), firmado en 2015, con lo que se abrió la brecha que hasta el día de hoy se mantiene vigente contra el país, después que han pasado dos gestiones gubernamentales por la Casa Blanca y se inició en 2020 la era del gobierno de Joe Biden (que sería la tercer gestión que juega a derrocar a un gobierno legítimo, pero que no gobierna subordinado a los intereses impuestos desde Washington al mundo).
Volviendo al asunto de la vivienda y como desde el 2011 se le da solución a este problema en Venezuela, es interesante recordar cómo quienes desde las posturas más extremistas de la derecha opositora, en 2015 cuando conquistaron la Asamblea Nacional, se plantearon legislar sobre la vivienda, apelando al sacrosanto mercado. Pero sus apetencias se vieron frenadas porque si bien controlaban la Asamblea Nacional (poder legislativo) el poder Ejecutivo y Judicial seguían respondiendo a los intereses del pueblo y las políticas de crear viviendas para la gente se mantuvo y posiblemente fue uno de los programas que a pesar de lo reveses se consolidó hasta el punto de mostrar los resultados del día de hoy.
Ya no era Chávez, era ahora Nicolás Maduro. Pero habría que aclarar que el asunto no es personalizado, es una cuestión de políticas y de intereses. Mientras en Venezuela gobiernen individuos, partidos o grupos que no se sometan a los intereses de los Estados Unidos siempre seremos victimas de sus agresiones y de sus ataques.
El ejemplo más próximo que tenemos es el de una islita del Caribe que nunca ha tenido grandes riquezas ni ha representado amenaza de ningún tipo a nadie, pero que ya lleva 62 años sirviendo de ejemplo de lucha y resistencia contra uno de los imperios más poderosos que haya existido en los últimos tiempos. No era Fidel Castro, ni Raúl, ni el hoy día Presidente de esa isla Díaz-Canel, es un pueblo que lleva más de seis décadas negado a someterse al designio de poderes imperiales que necesitan controlar absolutamente al mundo para imponer su sistema desigual, injusto en detrimento de las mayorías y a costa de los pueblos que deben vivir en las condiciones de pobreza y miseria, a pesar de las riquezas y capacidades que pueden desarrollar siendo libres e independientes.
No podemos dejar de seguir el ejemplo de lucha y resistencia del pueblo de Cuba que junto a sus dirigentes, demuestran hoy con resultados sorprendentes que son capaces de enfrentar la pandemia superando incluso a países que los superan en recursos y riquezas.