Hacia adonde va la Revolucion Bolivariana

La Revolución Bolivariana ha entrado en una etapa decisiva. La elección presidencial de diciembre 2006 representa un punto de no retorno. La Revolución tiene que decidir a dónde va y qué representa realmente.
Al principio, el proyecto bolivariano no planteaba una ruptura con el capitalismo. Pero la vida misma enseña la imposibilidad de llevar a cabo ninguna de las tareas democrático-burguesas mientras que el poder económico siga en manos de la oligarquía. Desde el primer momento la burguesía se opuso radicalmente a las reformas del Presidente, organizando conspiraciones contrarrevolucionarias para derrocar el Gobierno democráticamente elegido.

El Presidente Chávez defiende el socialismo y una ruptura con la esclavitud capitalista. Esto significa ni más ni menos que una revolución dentro de la revolución. Ésta idea, que es la única manera de salvar la Revolución Bolivariana y derrotar la contrarrevolución, cuenta con el apoyo entusiasta de las masas: la clase obrera, los campesinos, los pobres del campo y de la ciudad, la juventud revolucionaria, los intelectuales progresistas, es decir, de todas las fuerzas vivas de la sociedad venezolana.
Pero las fuerzas de la contrarrevolución siguen en pie de guerra. En la medida que la Revolución avanza, y que la propiedad privada y los "derechos sagrados" de la burguesía de dominar la sociedad empiezan a ser cuestionados, estas fuerzas se vuelven más beligerantes, más furibundas, más violentas.

La vieja sociedad está moribunda, pero se resiste a abandonar la escena de la historia. Esto no debe de extrañar a nadie. Toda la historia demuestra que ninguna clase dominante jamás ha abandonado su poder, su riqueza y sus privilegios sin luchar, y suele ser una lucha sin cuartel.
Los intentos de conciliar con la burguesía han sido totalmente contraproducentes. Tras el fracaso del golpe el Presidente hizo todo lo posible para entrar en un diálogo con la oposición. ¿Cuál fue el resultado? Sólo un nuevo intento de golpe de Estado con el paro saboteo patronal. En ambas ocasiones sólo el movimiento de las masas derrotó a la contrarrevolución y salvó la Revolución.

La burguesía venezolana es totalmente corrupta y degenerada. No es capaz de jugar ningún papel progresista. Es demasiado débil para resistir una ofensiva seria de las masas, una vez que éstas estén organizadas y movilizadas para llevar a cabo la revolución socialista.

El carácter contrarrevolucionario de la burguesía venezolana lo vimos en abril del 2002, cuando la burguesía venezolana, con el apoyo activo del imperialismo, se sublevó contra el Gobierno legítimo en un golpe de Estado. Su objetivo era aplastar el movimiento de los obreros y campesinos, que amenazaba sus intereses. La cuestión de las leyes y la democracia no les interesaba en lo mas mínimo. ¡He aquí una lección muy importante para el pueblo venezolano!
Detrás de la burguesía venezolana está el poder del imperialismo mundial. Todos los hilos de la contrarrevolución conducen a la embajada de los EE.UU. y sus amos en Washington. Hay alguna gente que nos quiere asustar e intimidar con la amenaza de una intervención imperialista. Estas personas están hipnotizadas por el poderío del imperialismo, como un conejo cegado por los faros de un auto.

Cuando Simón Bolívar levantó la bandera de la Revolución con un pequeño grupo de seguidores valientes, estaba retando a todo el poder del Imperio español. Si el Libertador se hubiera dejado abrumar por el poder del enemigo, los pueblos de América Latina hoy seguirían siendo esclavos del imperialismo.

Es verdad que George Bush goza de un poder considerable. Sería una grave irresponsabilidad infravalorar las fuerzas del enemigo y el peligro que representa. Pero sería un error más grave todavía pensar que el poder del imperialismo estadounidense es algo ilimitado e intentar conciliar con Washington, parando la Revolución y llegando a acuerdos con la oligarquía.

No se puede conciliar con Bush con buenas palabras y gestos diplomáticos, por la sencilla razón que el odio de Washington hacia Venezuela no depende de palabras, gestos o la calderilla de la diplomacia. El imperialismo norteamericano está decidido destruir la Revolución Bolivariana porque teme la influencia que está teniendo entre las masas oprimidas de América Latina y del mundo entero. La única manera de conciliar con Bush sería desmantelar la Revolución desde dentro, y esto es precisamente lo que pretende la burocracia reformista.

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Jorge Rossel


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