Dijo Luis Britto García que si la vida de un hombre que podemos considerar un prócer de la Revolución, como lo fue Carlos Lanz, fue cotizada por $8.000, ¿Cuánto valdrá la vida de los trabajadores y de los ancianos, para los “simuladores del bolivarianismo”?. Siendo rigurosos aclaramos que Britto G., se refirió, más que nada a los autores intelectuales del atroz crimen de Lanz.
Pero queremos referirnos ahora, utilizando conceptos de Britto, a otros “simuladores de socialismo” que se asemejan a los del reputado escritor, en que eliminan con el paso del tiempo a miles, hasta sumar millones, de hombres y mujeres que por sus edades entran aun en la categoría de población laboralmente activa, pero incluyendo a su vez a la población que por los años de vida forman parte de la categoría de jubilados y/o pensionados (sabiendo que hay diferencias entre unos y otros).
Decimos entonces que entran en la categoría de simuladores de socialismo quienes diseñan una política laboral que suprime derechos laborales históricos y que mediante un Decreto Memorándum (2792) eliminan los Contratos Colectivos y cualquier vestigio de beneficio que estos supusieron a los trabajadores.
Son simuladores de socialismo quienes en el marco de sanciones económicas contra la Patria diseñaron e implementan una política laboral que elimina el salario y los beneficios que este contempla para los trabajadores y sus familias, beneficiando con ello al Capital y sus intereses y dejando en desamparo a los trabajadores.
Son simuladores de socialismos quienes apuestan a un proceso de desmantelamiento progresivo de los sistemas de educación y salud pública que desde 1999 se comenzaron a forjar y que hasta el año 2012 favorecieron a las grandes mayorías y especialmente a los sectores económicos y sociales históricamente excluidos.
Son simuladores de socialismo quienes ante un dantesco desfalco del patrimonio de la empresa más importante la estatal petrolera, en plena crisis económica, montan un “simulacro de justicia” que termina amparando a los corruptos y convalidando el robo al patrimonio de todos, emulando las peores corruptelas de la cuarta república y las complicidades de los políticos de turno.
Son simuladores de socialismo quienes arguyendo consignas vacías como la de “burguesía revolucionaria” hacen alianzas con representantes del Capital y de sus intereses para favorecer intereses de minorías en perjuicio de las mayorías.
Son simuladores de socialismo quienes imponen un modelo económico que diciéndose socialista apela a los principios del libre mercado y de la productividad, fundamentando su gobernabilidad en un modelo de reparto desigual de la riqueza que beneficia solo a minorías, en detrimento de las grandes mayorías.
Son simuladores de socialismo quienes aun invocando a Chávez y su ideario, imponen una política diametralmente opuesta a la que durante sus 13 años de gobierno impuso.
