Sobre la política y la religión

Con referencia al artículo enviado a Aporrea por Wilmer Ortuño (Consideraciones acerca de la religión), me gustaría hacer algunas observaciones.

En primer lugar, quisiera aclarar que soy de los que no profesan ninguna creencia religiosa, o sea, soy ateo. Sin embargo, no me considero el “dueño de la verdad” y, por lo tanto, respeto a todos los que sí tienen una religión. Pero, entiendo también que la amplia mayoría de los que se consideran cristianos ven en Jesucristo la imagen más perfecta del defensor de la justicia y de la solidaridad entre los seres humanos. Esto es, para mí, algo sumamente positivo.

Otra cosa es lo que históricamente han representado muchas de las instituciones religiosas, en especial la Iglesia Católica Romana. Esta, como bien lo reseña Wilmer Ortuño, se ha caracterizado por tratar de manipular la fe del pueblo en un intento por justificar la manutención de lo que de más injusto y antisolidario ha habido en las sociedades humanas: la explotación de los pobres por los ricos, la discriminación social más abominable, el racismo, el genocidio, la desvalorización de la mujer, y muchas otras atrocidades.

Pero, para ejercer este nefasto papel , la Iglesia Católica no cuenta en ninguna instancia con el respaldo de las prédicas de Jesucristo. ¿En qué parte del evangelio encontramos a Jesucristo defendiendo los intereses de los poderosos (grandes comerciantes, terratenientes, usureros, etc.) en contra de los más humildes? Mas bien, lo vemos enfrentándose a ellos (por ejemplo, cuando expulsa del templo a los mercaderes aprovechadores). ¿En qué parte del evangelio lo vemos pregonando la discriminación racial o social?

Por eso considero muy apropiado que los cristianos que realmente se identifican con el Jesucristo justo y solidario pregonen la fe cristiana con el propósito de alcanzar una sociedad justa y solidaria. ¿Por qué dejarle a las cúpulas eclesiásticas (en su casi totalidad, anticristianas) y a las oligarquías el monopolio de la palabra de Cristo? ¿Por qué permitir que la fe del pueblo sea manipulada para favorecer a los intereses de los explotadores del mismo pueblo? Por eso valoro altamente la postura de gente cristiana, como Hugo Chávez, que le han quitado a las cúpulas eclesiásticas y a las oligarquías el monopolio del cristianismo.

Bien sabemos cómo las elites dominantes procuran apropiarse de todas las figuras populares de la historia para tratar de revertir los mensajes originales que transmitían. Eso ha pasado no solo con Jesucristo, sino con el propio Bolívar, a quien por muchas décadas las oligarquías trataron de mantener en un altar blindado que lo mantuviera lejos del alcance de las gentes a las que él había dedicado su lucha de por vida. Así, seguramente, intentarán hacer con la figura de Hugo Chávez después de su muerte (ojalá esta tarde muchísimo en llegar).

Ahora bien, el hecho de que valore el rescate que hace Hugo Chávez de la imagen de Jesucristo no me permite concordar con los subsidios que su gobierno sigue dando a instituciones educacionales católicas. Una cosa es permitirles a las instituciones religiosas de cualquier creencia que tengan sus establecimientos de enseñanza (siempre que respeten a las leyes de la nación, claro), otra muy distinta es financiarlas con dinero público. Si las iglesias quieren tener escuelas, que las tengan, pero no por cuenta del Estado, el cual debe ser enteramente laico. El dinero que viene siendo entregado a las escuelas católicas podría muy bien ser usado para ampliar y mejorar la red de escuelas bolivarianas en Venezuela. La cuestión religiosa debe ser encarada por el Estado como algo de carácter estrictamente personal y familiar. El que quiera darle a sus hijos una educación religiosa en lugar de la educación de las escuelas públicas, que use sus propios recursos para costear sus preferencias particulares.

jairdesouza@uol.com.br


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Jair de Souza


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