El modelo de un nuevo ciudadano debe estar orientado a los principios naturales de conciencia colectiva como nación, es triste escuchar el desprecio al nacionalismo, y a los valores de la patria, ante el nuevo panorama de globalización, y el mal uso de los medios de comunicación e internet, existe la guerra silenciosa de un ataque de transculturación enfilado a debilitar la soberanía, que comienza con desvirtuar el gentilicio venezolano. Hay un tanto de nivel de conciencia en peligro, las grandes masas deben estar motivadas o, ¿acaso el motivo debe ser solamente el discurso?…las épocas de cambio pasan a estar sometidas a un proceso de transformaciones asimilativas, o surgen de la capacidad de la sociedad para encontrar las soluciones apropiadas, o de las convulsiones violentas debido a una incapacidad equivalente. La realidad del socialismo se justifica en su rebelión contra los males sociales, debe incluso ir mas allá de la actitud anticapitalista y encontrar los medios para darle importancia y felicidad al individuo. Mientras se discute cual es el Socialismo del Siglo XXI, mientras los procesos de cambio en lo económico, político, social toman el rumbo definitivo en la formación del nuevo modelo, la responsabilidad de todo aquel que se expresa de camarada, de compatriota, revolucionario, entre otros términos, debe comenzar a revisarse en actitud como persona en lo ético y moral. Ejemplos existen de diferentes maneras…aunque el proceso indique evolución, justicia, hay que mantener una combinación de la autóctono, tradicional y folclórico, elevando de alguna forma el espíritu nacionalista. No es justo que pasadas varias generaciones, nuestros niños, jóvenes y pueblo adulto, mantengan equivocadamente algunas tradiciones mal concebidas.
En días festivos como la navidad, no se honra la culminación de un viejo año y el nacimiento de Cristo, más allá de todo aquello comercial y capitalista, existe una anarquía en el uso de fuegos artificiales: traquitraquis, tumbaranchos, matasuegras, binladen y otros tantos bautizados con nombres de un típico lenguaje coloquial del venezolano, lo ideal se centra en el rescate de la unión, del amigo y el vecino, la cena en familia, la preparación de la hallaca, el pan de jamón y cuantas cosas más del arte culinario criollo en la navidad y las tradiciones religiosas, las patinadas, las luces, la parranda navideña y la gaita… El carnaval, más que el mes del amor y la amistad, erróneamente impone el de los abusos y atropellos del libre tránsito de las personas; bombas de aguas, huevos batidos, pinturas y, un sin fin de novedades –lo que sorprende incluso en la forma agresiva con que actúan los jóvenes-, esto implica el rescate en la tradición de los templetes, los disfraces, las comparsas, los desfiles y bailes, etc. Semana santa, la del cristiano verdadero, donde el consumo de licor se limitó a partir de ahora (aunque de manera insólita, hay quienes protestaron esta medida, incluyendo a la iglesia) un muñeco trapeado –inspirado en Judas el traidor- bajo la concepción del alcabala vehicular para la colaboración monetaria, el fin real de la representación del muñeco, va desapareciendo poco a poco, el significado se aboca a la imposición de la colaboración en dinero metálico para el consumo de licor, ya poco se ve, el juego de echar cocos, irónicamente, ni la televisión se escapa, aquellas películas cristianas va despareciendo y dan lugar a las violentas, policiales y de terror. El capitalismo define asimismo muchas fechas, día de la madre, padre, muertos, santos, etc, incorporando de igual manera tradiciones no venezolanas como Halloween o días de brujas que, hasta en colegios privados le rinden culto.
Si hablamos de las fechas patrias, es insólito saber, que se toman como días libres para el bochinche, y en realidad no se le brinda respeto a quienes ofrendaron sus vidas por la libertad que tenemos, el Himno Nacional se canta con apatía, incluyendo a militares que se ven interpretándolo a desgano, el honrar la bandera y enarbolarla se hace casi de manera obligada, pero, espere ud. un mundial de fútbol y verá ondeando banderas de Brasil, Colombia, Alemania, Italia, Francia, etc, en apartamentos, oficinas, vehículos y en otras tantas variedades, siendo así nosotros, excesivamente xenófilos y apátridas. Quién aborda una camioneta de pasajeros está expuesto a muchas cosas, desde los altos decibeles de la música vallenata, regatón, salsa y otros ritmos hasta excesos de velocidad, mercado constante y paradas a cualquier vendedor ambulante, a riesgo incluso del hampa común. Ni hablar del caballero que ya no brinda el puesto a las damas, ancianos o discapacitados, es impresionante como se va perdiendo aquella capacidad de sensibilidad humana…los desechos arrojados por las ventanas y la ingesta de licor, aún con niños cercanos, ni hablar del lenguaje que se escucha alrededor. Las palabras mágicas desaparecen, es poco común escuchar: buenas tardes, buenos días, por favor, gracias. Deben hacerse hasta normas obligatorias y espacios en el metro y el ferrocarril, porque no somos capaces de actuar por voluntad propia…olvidando la existencia de niños, viejos, embarazadas y discapacitados.
Ya es hora de cambiar todo esto, es un proceso, pero de igual manera es un compromiso y una obligación, duele quien le llame a uno, compatriota o camarada, y actúe de este modo, el ciudadano socialista debe enfocarse hacia el nuevo hombre, el de la patria, los valores y tradiciones folclóricas, el nacionalista y pujante que ve crecer cada día la Venezuela hermosa, no podemos seguirla maquillando más, mientras esto suceda, la haremos ver como una payasa…nuestros hijos deben ser desde ahora ese modelo de cambio, de actitud, la del socialista nuevo. La conciencia de nuestro gentilicio venezolano, el rescate de nuestros valores, es en sí mismo el rescate de nuestra patria y soberanía, y debe ir más allá en el acompañamiento de la memoria histórica y de los hechos que van marcando el momento histórico actual…defender un medio de comunicación privado que atenta contra los valores patrios (sino, escuche el tono del himno nacional y su modo de interpretación en RCTV, enviando a través de él, un mensaje contrario a los valores patrios), entonces, no puede salir un ciudadano socialista a decir: “soy revolucionario, pero no estoy de acuerdo con el fin de una concesión de un medio como RCTV”, ya esta misma actitud, va en contra de sus propios principios como persona…¡ que hablar de las empresas cerveceras que durante el paro no se sintieron afectados!, se negaron a sacar el producto a la venta, los refrescos, los restaurantes de comida rápida, etc.. y que ante unas medidas decretadas por el estado actual, que va en pro de la vida, reduciendo con ella el consumo de licor, y con esto a su vez los accidentes e índices de delincuencia, o es que, debemos seguirles el juego y la mala tradición de beber cerveza en una esquina y jugar caballos y loterías, ya que hasta de manera insólita, reciben el apoyo de una matriz en los medios de comunicación, que busca arrastrar al pueblo involucrando con ello, en el mensaje subliminal “a un pueblo borracho”, imponiendo de eso modo un hecho que pasa a ser una afrenta vergonzosa. Creo que es hora de reflexionar al respecto. ¡Qué bueno será escuchar, al nuevo ciudadano socialista en su verdadera esencia: a la orden camarada, compatriota.
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