¿Dónde está el Fracaso?

"Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja…" (del poema Fracaso de Rafael Cadenas)

…de la mano… ; andar de la mano es lo que más nos cuesta en este tramo de construir caminos y amores revolucionarios. Los caminos son conclusiones de la experiencia y la reflexión, si son caminos revolucionarios, son conclusiones y reflexiones nacidas del quehacer revolucionario. Los amores son acuerdos que compartir, pasiones que se hacen placeres entre humanos y de estos hacia todo el entorno y es también más ganas de amar como consecuencia; el amor es en si mismo revolución. Hoy es visible la dificultad en construir esos caminos y esos amores.

La cuestión más importante en contra de lo que aspiramos está fundada por la óptica que cada uno tenemos y a los atavismos que nos castran; sino fuera así no hubiéramos tenido tanto tránsito entre tipos de organización revolucionaria, los que hemos intentados en este paso bolivariano contemporáneo. Sin embargo, en respeto a la construcción de caminos y amores, dejo la posibilidad a que otro ser revolucionario agregue ideas a este enfoque o simplemente lo aviente contra la crítica necesaria que debe ser siempre honesta.

Me has conducido…; vaga surge la imagen de la revolución en estos tiempos post elecciones, post reforma constitucional, o cualquier otra presunta pérdida electoral que esconde el asunto político que es realmente lo importante, porque es lo que hace revolución; las elecciones hacen elites que se enderechan: los gananciosos o los chivos expiatorios. Los revolucionarios podemos observar a las agrupaciones humanas y sus frases genéricas puesta en el escenario de hoy, ellas y esas, no son más que una articulación puberta de intentar tener una presencia: la corrupta intención de ser más guayabo que la guayaba.

¿Hacia dónde nos conduce camaradas -respondamos honestamente- este accionar enguayabado y poco revolucionario? ¿Hacia dónde nos lleva esto de decir generalidades y formar apoyos compasivos hacia el único elemento revolucionario rescatable hoy y desde el principio, Chávez?, ¿es una suerte de exorcismo, de lavado de pecados que permitan renovar un cupo en el repotenciado portaviones histórico?

…la única agua que me refleja…; la que me sirve para ver –ahora hablo en primerísimo persona- las ondas que se producen por los guijarros lanzados por tanto fastidio que produce no saber qué hacer, sobre todo luego que se concretara la crónica de una muerte anunciada que no fuimos capaces de leer. La única agua que me refleja, es el agua para refrescar ideas, hoy con ansias de volver a la revolución y olvidar el gobierno como cosa única, ah pero también hay que dejar de replicar a los antirrevolucionarios que con colores azules -y los propios rojos- colman los tiempos para el trabajo revolucionario, demoran los tiempos para avanzar en la educación de los socialistas, remojan en saliva perversa el tiempo para revolucionar y vamos dejando las cosas en el impulso agreste, el la percepción simplona y en una conciencia muy primaria.

Hoy me asumo e impulso la idea entre mis camaradas próximos, los que saben de mi trabajo, que es tiempo también de hacer política desde abajo, desde los batallones o unidades básicas que se logren construir y lleven, como consecuencia, a la aparición del partido de la revolución –si es que hiciere falta. Fomento la idea de la responsabilidad para mis vecinos modelándole a la vez cultura revolucionaria, con modestia material y con renovación de mi humildad, seguro que ésta es, como virtud de las personas, la vía que ha llevado a muchos a abrazar la revolución de izquierda como una consecuencia de vida y no un aprendizaje necesario, aunque no lo sepan. Impulso la idea de pedir a los camaradas a no seguir en luchas cuerpo a cuerpo, al estilo de colosos con verdades calcadas en los utillajes de pelea, no vale ya ese ademán combativo, la pelea cuerpo a cuerpo pone en peligro al mejor camarada, la lucha revolucionaria es como la educación: una actitud de suma; la lucha revolucionaria no es la eliminación del adversario, esto también debe superarse.

Fracaso…; si el de la metamorfosis de revolución en gobernación, de la metamorfosis del que a cuenta de ser más rojo pierde la modestia, una de las virtudes del revolucionario profundo. El fracaso es, con toda seguridad, llevar ese color en los atuendos de las nómina de las empresas del Estado y ver las muecas de sumisión temporal en espera del zarpazo que recompongan su original envilecimiento. El fracaso se mide en la rehabilitación sorda de arengas anacrónicas que solo sirven en campañas electorales, solo que ahora estamos en campaña política, en tiempo de compresiones y argumentaciones en colectivo, en espacios con gente participando, no importa sino se organizan como aprendió algún jerarca de turno en algún libro amarillento o en cuentos de otros contados por terceros. Fracaso es seguir quemando líderes por su propia condición sin darnos cuenta y además arrastrarlos luego a la malsana evaluación de los necios oportunistas acreedores muchos de las contratistas que todos conocemos.

Vuelvo, como actitud y principio antifracaso sustentable, al piso de la presencia revolucionaria que se concreta porque se estudia y se comparte. Retomo la entereza y ante la ofensa debo gritar: ¡a mucha honra!, cuando me señalen como chavista o como socialista. Insisto en hacerse el hábito de verle a los ojos al camarada y retemplar su carácter si advertimos que se hace pasivo ante la rutina que engorda. Remuevo del tiempo pasado los ejemplos de hombres y mujeres que no separaron el género para entenderse, sino que unieron sus cuerpos para hacerse de una familia y una comunidad. Sacudo la historia para verla en dos situaciones que son inconvenientes: seguirla, reproducirla. Ambas se comportan como anclas y además llevan a la revolución a producir revolucionarios sectarios, gregarios en lotes de tendencias, en candidatos inequívocos de militantes revolucionarios de derecha con militancia interesada en la izquierda. Reedito todas las ideas de los clásicos para que sean útiles en la construcción de la izquierda, de la revolución, del combate por el hermano.

Destaco los vicios que mis camaradas acogen y que luego los convierten en seleccionadores, en detractores, en gente con actitud de derecha, en segregadores de los amigos, en satanizadores de la disensión. Destaco esas conductas de escolapios, como aberraciones que produce la ignorancia supina sobre revolución, izquierdas, socialismo y destaco esa facilidad para definir lo contrario cuando hablan de estos temas. Los destaco para que no sigan siendo, junto a la vagancia, el desparpajo depredador y consumista sobrevivientes de aquel estilo mayamero de los '70s.

El fracaso, como el éxito, no existe para los proyectos colectivos. Si se entiende así es porque no estamos en vías de construir socialmente y mejoramos nuestra propia capacidad de enajenación. Fracaso es sobre empresas, sobre malogros, caídas… ¿este proceso es de empresa? ¿Algo que hay que hacer? No camaradas esta es una revolución de izquierda, que es una concepción de vida social, que es la actitud humana importante, que es una presencia política y ecológica para la vigencia de la vida y el planeta, sin explotarnos, sin depredación. Éxito significa salida.

"… la única agua que me refleja…" es el agua del conjunto, del amor, de la camaradería; la revolución va contra la injusticia, contra el dolor, contra la muerte, sigamos construyéndola, sigo en ella, a mucha honra.



eudesnavas@gmail.com


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