Siete días
apenas permaneció el Libertador en Caracas, luego de Carabobo. Apenas
llegó (junio 29-1821) dijo una noche a Carlos Soublette: Debo irme
pronto, Cartagena permanece aun en poder de los españoles; y los patriotas
de Panamá sólo esperan mi auxilio para levantarse en armas y anexarse
a esta gran Patria. Tengo además que echar a los españoles de Quito
y Guayaquil. Ya he dado instrucciones al General Sucre para que marche
sobre esos objetivos. Le he escrito a San Martín y a O´Higgins recabando
su colaboración... Venezuela, salvo Puerto Cabello, está pacificada.
He decidido confiarte el Gobierno de mi Patria de Origen... Quito y
Guayaquil son parte del Virreinato de Santa Fe, y la Gran Colombia es
su heredera. Aparte de constituir un serio peligro para nuestra seguridad
la presencia en ambas ciudades de fuertes contingentes realistas. Simón:
le dice Soublette, la gente está resentida y en particular Páez de
que prefieres Bogotá a Caracas para capital de la Gran
Colombia. Caracas tiene tanta solera como Bogotá, aparte de duplicarla
en población. Mira Carlos, le dice Bolívar: Bogotá, además de estar
en el centro geográfico del Nuevo País, es capital de un Virreinato
de quien Colombia es su heredera. Cuando se creó la gran Capitanía
General de Venezuela, hace apenas cuarenta y cuatro años, Cumaná estaba
en relación a Caracas, como lo está Caracas, hoy, en relación a Bogotá.
Es posible
que la mañana en que el Libertador partiera hacia Bogotá, el aplauso
de la muchedumbre estuviese ensordinado en relación al que le dieron
los caraqueños siete días antes. A partir de ese momento comenzó
el divorcio entre Bolívar y los venezolanos. Venezuela acompañó al
Libertador mientras el Padre de la Patria la encarnó cabalmente. El
Libertador, tenía mucha razón, con los ojos puestos en el futuro,
al querer hacer una Gran Nación con los tres pueblos Nacidos de su
Genio, El sabía que ante una Confederación Americana, (USA) un México
(para esa época gigante, todavía los Yanquis no los habían despojado
de más de 1.000 millas cuadradas) y un poderoso Brasil, nuestros países
no tenían más salida que fortalecerse; y ello no era posible sino
a través de la unión. Los venezolanos, al igual que los colombianos,
no habían madurado políticamente, para comprender el vuelo épico
del Libertador. Si Venezuela se divorció mentalmente del Libertador
en 1821, comenzó sus amoríos con José Antonio Páez ese mismo año.
Es en 1826, cuando la Cosiata contraerá nupcias con el Centauro. El
Padre de la Patria tenía la visión larga y vaticinaba el futuro sin
lograr persuadir. Y tampoco podemos pedirle a nuestro pueblo que tuviese
la misma madurez de Simón Bolívar en el momento que esboza su Gran
Proyecto. Otro tanto sucedía en la Nueva Granada, actual Colombia.
Si los caraqueños se quejaban de haber sido relegados a provincia cuando
siempre habían sido cabeza de un mundo, los bogotanos estaban descontentos
del militarismo venezolano, ya que los hombres de confianza del Libertador
por mucho tiempo fueron sus compatriotas, militares y hombres de acción.
Lean la farsa,
de la cual se valió la Oligarquía Valenciana para que el peón de
hacienda Páez, se encaramara en el coroto y echara por tierra la Gran
Obra del Libertador. Páez les sirvió de mampara a la oligarquía y
a través de él, apoderarse de los recursos del país, y además le
permitían que el podía participar en el reparto del botín.
“La Cosiata: Acta de la municipalidad de Valencia (1826). En que se acordó que el general Páez reasumiese el mando y que se informase de este suceso a las autoridades correspondientes, a todas las municipalidades de la provincia de Carabobo, y a todas las autoridades del territorio de la antigua Venezuela.
En la ciudad
de Valencia a 30 de abril de 1826, los señores municipales Jacinto
José Mújica, juez político; alcaldes 1º y 2º Carlos Calvo, Francisco
Gadea, y señores regidores Pedro García, Rafael Vidosa, Juan José
Barrios, Francisco Sandoval, Ignacio Rodríguez, Pedro Castillo y sindico
procurador José María Sierra, habiéndose reunido extraordinariamente
este día con motivo de haber observado la inquietud y movimiento en
que se halla el pueblo con motivo de la suspensión de S.E. el general
jefe de la comandancia general, y nombramiento interino del Sr. General
de Brigada Juan Escalona para sucederle en el mismo destino; y habiéndose
hecho presente, por varios municipales, como es constante a todo el
cuerpo, que desde el momento que se supo el decreto de suspensión de
S.E., todo este vecindario, hombres y mujeres, paisanos y soldados,
han manifestado un disgusto en extremo y un deseo de conseguir por cualquier
medio la reposición de S.E. al mando; que hasta ahora no ha sido fácil
disolver dos congregaciones hechas con este objeto, dirigidas a esta
municipalidad para que se suplicase al gobierno el decreto de suspensión
y no se ejecutase; que en la noche se presentasen varias partidas
por diferentes puntos de esta ciudad, de las cuales una ha hecho dos
muertos y herido otro, robando además el estanco de Macaruparo; que
se tiene noticias que por la montaña de Guere se han presentado algunos
otros ladrones, y que si no se toman otras providencias pueden continuar
los males, aumentarse el desorden y destruirse la tranquilidad pública,
(todos estos hechos fueron generados por la gente de Páez) acordaron
que se cite en persona del Señor Gobernador para que venga a esta municipalidad
informando menudamente de las circunstancias peligrosas en que
se encuentra la seguridad pública, se sirva acordar con este cuerpo
las medidas que sean capaces de conservar las instituciones establecidas
y de mantener las autoridades, la tranquilidad y el orden público,
a cuyo efecto pasen inmediatamente una diputación a la casa del Señor
Gobernador, haciéndole presente que esta municipalidad le hace desde
ahora responsable de los males que sobrevengan pues ya ella ha hecho
cuanto está de su parte para contenerlo, y firmaron Mujica, Calvo,
Gadea García Vidosa, Barrios, Sandoval, Rodríguez, Castillo, Sierra.
Por ausencia del Secretario, Jaime Alcázar, Escribano público. En
el mismo día reunidos los mismos municipales y habiendo concurrido
además los señores Regidores Francisco Sandoval y Pedro Castillo recibieron
al señor Gobernador, con quien habiendo conferenciado acerca de las
poderosas circunstancias en que se hallaba esta ciudad habiéndose manifestado
que todo el pueblo aclamando a S.E. al General en Jefe José Antonio
Páez pidiendo su reposición al mando y al ejército de sus funciones
y a las que fuere necesario conferirle, como único remedio para evitar
los desastres de este departamento y la ruina cierta y segura en que
irá a envolverse: S.E., el Señor Gobernador manifestó extrema obediencia
a la ley y expuso no estaba en la esfera de sus facultades tomar ninguna
medida de hecho para la reposición de S.E., contra la cuan protestaba,
en cuyo acto público reunido en más de dos mil almas aclamó por un
acento general a S.E. por Jefe del Departamento y por un acto oficiosidad
salió una partida considerable del mismo pueblo, y conduciendo a S.E.
lo presentó a esta ilustre Corporación, continuando las mismas aclamaciones,
y colocado en uno de los asientos se le hizo capaz del voto general
después de lo cual se sentó y varios de los ciudadanos instaron a
S.E. tomase el mando. En cuyo acto esta libre Municipalidad, encontrando
inevitable el suceso, y conviniendo con la voluntad general del pueblo
determinó, que S.E. reasumiese el mando conforme con las dichas aclamaciones.
S.E. manifestó en medio de una suma perplejidad que no pudiendo resistir
el deseo general y estar dispuesto a usar de todos los esfuerzos, aceptaba
el mando que se le confería; determinó entonces la Municipalidad que
por medio de su Presidente el jefe político se pasase oficio al del
Estado Mayor para que hiciese reconocer a S.E., cuyo oficio se pasó
y fue ejecutado estando la sesión abierta, y en ella misma se recibió
la contestación de habérsele dado cumplimiento, como en efecto se
vieron venir las tropas con el mejor orden saludando a S.E. y el pueblo
con golpes de artillería a reconocerle por su Jefe. Acto continuo,
y siguiendo el “deseo del pueblo” de no incurrir en hechos turbulentos
ni hacer innovaciones, se exploró de el Señor Gobernador su voluntad
en continuar en el mando, pues que el pueblo le amaba y tenía confianza
en el acierto, madurez e integridad con que se ha conducido en todo
el tiempo de su administración política; manifestándole que no era
su deseo de un destino que ha llenado con decoro y en que se ha labrado
una pública y universal reputación; y después de una detenida meditación
y de algunas reflexiones admitió espontáneamente el encargo de Gobernador;
ofreciendo desempeñar sus funciones por corresponder a la predilección
de una ciudad que le aclamaba, y le presentaba su confianza. En seguida
se retiró S.E. a su casa y quedando en sesión la Municipalidad, ha
determinado que se pasen oficios a las autoridades correspondientes
informándoles de este suceso y todos los M. M. de la provincia por
conducto del Señor Gobernador, y se comunique a todas las demás autoridades
de la provincia y departamentos del territorio que formaba la antigua
Venezuela. Con lo cual se concluyó esta Acta quedando los municipales
citados para el día de mañana para tomar las demás providencias y
medidas que ocurren y sean convenientes. Firmaron: Mujica, Calvo, Gadea,
García, Vidosa, Barrios, Sandoval, Rodríguez, Castillo, Sierra. Por
ausencia del secretario, Jaime Alcázar, escribano público”.
La palabra
o “modismo cosiata” es de origen español, de uso exclusivo en Venezuela,
nace de la burla y adquiere patente de corso por la mamadera de gallo,
surgió por obra de un cómico que con una compañía teatral actuaba
por esos días en Valencia. El cómico, que al parecer tenía una gracia
muy particular hacía desternillar de risa al público, utilizaba una
muletilla para llamar las cosas complicadas: Quisicosa... cosilla...
cosiata. Y fue tanta su penetración y sentido para la gente y políticos
de la época, que cuando José Jacinto Mújica, concejal por Valencia,
participó a un colega suyo los sucesos del 30 de abril, le escribió:
Ha estallado la Cosiata. Éste divulgó la noticia y así, por una astracanada
de un mal payaso, tomó nombre propio uno de los acontecimientos tan
importantes de nuestra historia, donde el peón de hacienda José Antonio
Páez, se transformó en amo y señor de Venezuela.
Al séptimo
día de su llegada a Bogotá, Simón Bolívar marchó hacia Cúcuta
donde se hallaba reunido el Congreso Constituyente que debería darle
forma definitiva al proyecto de ley que presentó a los congresantes
reunidos en Angostura en 1819. El qué debería elegir Presidente
y Vicepresidente de la Gran Colombia. Mi candidato para Vicepresidente
era Roscio, pero el pobre murió en esos días; propuse después a Mariño,
pero éste declinó el honor, declarándose incapaz. Sólo quedaba Santander,
y, salió electo vicepresidente del país que yo había formado. Esa
es la verdadera historia. Yo no lo elegí. Me lo impuso el destino.
Tal como me impuso que José Antonio Páez fuese el Intendente de Venezuela.
(Cuando yo tenía en mientes que fuese mi primo el Coronel Ambrosio
Plaza, pero el destino me lo quitó en Carabobo). Fue el Congreso de
Cúcuta y no yo, quien lo eligió, de la misma forma que había hecho
a Santander vicepresidente. En aquellos días comprendí que mi obra
estaba destinada al fracaso y caí en un estado de depresión que para
que les cuento. ¿Qué jefe puede salir airoso en su avance si lugartenientes
de la retaguardia conspiran contra él? Yo siempre he sido el hombre
de las dificultades o, dicho de otra forma, como buen hispano, tengo
un sentido trágico de la existencia. Y aunque sabía que con aquella
estructura tarde o temprano fracasaría en mi empresa, tomé el camino
del sur. El 17 de diciembre, fecha en que terminó la sesión del Congreso,
se consideró un día fáustico En su exposición afirmó Bolívar:
“Colombia tendrá una importancia que Venezuela y Nueva Granada nunca
hubieran alcanzado separadas”. El Libertador no hizo sino cosechar
triunfos. Cartagena fue tomada por el Almirante Padilla. Los panameños,
luego de insurreccionarse contra los españoles, decidieron anexarse
a la Gran Colombia. El General Sucre tomó Quito el 16 de mayo de 1822,
el Libertador, entusiasta, confió la Primera Magistratura al general
Santander, a la fecha Vicepresidente, para hacer su entrada triunfal
en Quito. Santander Presidente no podía ser el mismo Santander a la
sombra de Bolívar, y en particular si este se encontraba a miles de
millas de distancia y sus compatriotas resentían la dominación venezolana.
No pasaría mucho tiempo para que Santander, al igual que Páez en Venezuela,
acusara el impacto de los nuevos factores en juego. Al Libertador, lo
traicionaron: Miguel Peña, Páez, Santander, Flores y Padilla entre
otros.
Cita del Libertador: Yo siempre tuve malas relaciones con los Yanquis y con sus representantes Diplomáticos:
Al Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en Bogotá lo hice salir de la Gran Colombia.
Se celebraba una comida de gran coturno en la embajada. Alguien tuvo la ocurrencia de brindar por Washington y por mí.
El Ministro, que estaba completamente borracho, comentó retador: Washington muerto vale más que Bolívar vivo.
¿Con que así es la cosa? Respondí a Urdaneta cuando me lo comunicó. Pues déjame probarle lo contrario.
Anda y dile que recoja sus macundales y que le doy cuarenta y ocho horas para salir de Bogotá y del Territorio Nacional en el primer barco que salga de Cartagena.
¿Saben como se llamaba el dicho Ministro? Pues nada menos que William Henry Harrison; el que años más tarde llegaría a ser presidente de los Estados Unidos y que tanta vaina les echaría a nuestros países.
Si los sucesores
del Libertador, hubiesen seguido su ejemplo, otro Gallo nos cantaría;
pero aquí los Embajadores Yanquis son algo así como Capitanes Generales
en tiempos de la Colonia.
Cito a Don
Mario Briceño: “Bolívar vivo, quiere en la nueva Dirigencia un sentido
de Inteligencia Social, que haga posible la Realización de sus Ideas
de Libertad”.
SALUD CAMARADAS.
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE.
¡VENCEREMOS!
manueltaibo@cantv.net