Moral y Luces, un motor encendido permanentemente

No a las aspiraciones políticas personales

Discúlpenme, que insista en el tema de las aspiraciones a los órganos del poder municipal y regional. Y no me refiero a la diarrea de candidatos de la oposición, porque esto es comprensible de quienes entienden que el poder es sinónimo de estatus social, político, económico. Y están convencidos que el poder se hizo para dominar, oprimir, lucrarse. En fin esa visión es cónsona con el pensamiento capitalista donde impera el pillaje, la trampa, la traición; donde el mas débil será carnada del poderoso y solo se unen para defender la inmoralidad de su ley; el libre mercado.

Que la oposición oligárquica se esté matando por candidaturas, esos no es de extrañar, esa es la esencia del podrido sistema que defienden. Acaso no vivos como hasta el máximo tribunal de la nación lo colocaban al servicio de algunas corrientes partidistas para destituir un presidente y después venirnos con el cuento de hada de “una democracia solida” “con independencia de poderes”. Y en Abril de 2002 vimos (y seria bueno darle mayor difusión) como en 47 horas de dictadura, entre ellos se dieron no pocas puñaladas.

Así que el hedor de la oligarquía no nos debe preocupar; pero si ocuparnos cuando este mal aliento sale de nuestras filas.

Un revolucionario es un transformador permanente, un contestatario, un rebelde porque sencillamente lucha convencido por una nueva sociedad y si muere en el camino su solo recuerdo deberá ser el de alguien adelantado en el tiempo. Un revolucionario es pensamiento y acción motivadora para el cambio constantemente, pero partiendo de si mismo; renunciando en cada instante a los vestigios de prejuicios burgueses y posesionando cada terreno de su mente y su espiritualidad de la mujer y el hombre socialista. Un revolucionario debe vivir siempre en revisión permanente de sus acciones, verse desde fuera para detectar si sus actos tienen algún parecido a la sociedad que hemos jurado abolir.

Digo estas cosas, porque por conciencia convertida en disciplina (y no al contrario, por disciplina convertida conciencia que al fin no sabemos si es conciencia o conveniencia) debemos diferenciarnos en todo momento, en todo segundo del proceder de la oligarquía y sus operadores políticos, de lo contrario, no estaríamos haciendo revolución. Y aquí voy a las “benditas” aspiraciones políticas personales que con sordina se dejan oír en los ámbitos municipales y estadales en las filas patriotas. ¿Acaso que esas aspiraciones políticas personales son validas en el campo de la revolución y en el de la reacción? O sea ¿En ese aspecto no debe haber diferencia entre socialista y burgueses? A riego de ser titulado dogmatico, considero desviado del camino revolucionarios quienes evidencien estas aspiraciones políticas personales para alcalde, gobernadores y otras instancias aun dentro del partido. Que alguien aspire a graduarse, a tener casa para su familia, un empleo, eso es una expresión de prosperidad digna, pero ningún militante de este proceso me va a venir con el cuento que promocionándose para aspirar a cargos políticos es una expresión de prosperidad, no camaradas, eso es pura ambición pequeña burguesa. Eso en nada se diferencia del proceder del político oligárquico. Y más grave aun, eso es entender el poder desde la óptica de derecha; dentro de esta cultura predominante como parte de una superestructura que debemos derrumbar la visión que se tiene de esos cargos es la de un estatus social y económico que abre las puertas a privilegios para satisfacer el miserable yo. Camaradas, el revolucionario no aspira a cargos, el colectivo le asigna responsabilidades y vuelvo a repetir a Fidel; “la única aspiración de un revolucionario es hacer la revolución”.

Si no luchamos firmes y permanentemente contra estas expresiones de la cultura capitalista; las organizaciones sociales, los órganos del poder comunal, las instancias del partido y las responsabilidades públicas dejaran de ser instrumentos y trincheras para la participación popular, para la transformación y se convertirán en maquinarias para el chantaje, el negocio y tren para las corrientes partidistas. Eso seria el neoadequismo, afortunadamente no somos pocos los que visualizamos esos escenarios, solo tenemos que con ética socialista actuar en el espacio que nos toque patria o muerte contra esas desviaciones.

josehog13@gmail.com


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José Ovalles


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