El Capitalismo Comercia el Socialismo

Para el sistema capitalista todos los bienes, con inclusión de los servicios
in situ, son mercadeables y como tales deben rendir una ganancia a sus
agentes privados.

Tal es el caso de la llamada "mediática" privada u oficialista. Por ejemplo,
cuando el gobierno de los EE UU quiso abortar o minimizar el Socialismo
incipientemente ensayado en la Rusia Soviética, luego de los éxitos logrados
por esta en la Segunda Guerra Mundial, se abocó a la contrata de los mejores
publicistas, los diarios y medios de más copiosa lectura, audiencia y
televidencia nacionales y extranjeros.

Semejante y amplísima propaganda anticomunista fue costeada con el Fisco
Nacional de sus habitantes, para lo cual ese Estado se endeudó por montos
gigantescos que aún no cancela pero que le sigue costando a ese pueblo
gruesas sumas por concepto de intereses causados.

Además, dicha propaganda anticomunista se convirtió en un gran filón para
los empresarios correspondientes. Ellos hicieron fabulosas fortunas,
compraron editoriales domésticas y extranjeras, digamos que empezaron a
globalizar la media, y contaron para ello con el gobierno servil que
irracionalmente suelen darse. De esa manera sobrealimentaron su mercado
mediático, lo megamonolizaron y hoy por hoy son los auténticos
culturizadores de un pueblo que todavía no logra entender en qué consiste un
Estado burgués.

Como subproductos mediáticos optaron por editar textos y revistas de
literatura marxista-leninista debidamente maquillada en función de sus
intereses anticomunistas. Son los libros "envenenados" que tan
prolíficamente invadieron los mercados de América Latina, en Argentina,
México, Uruguay, Colombia, Venezuela, etc. Se trata de sutiles
tergiversaciones destinadas a torcer el contenido original y la tendencia
revolucionaria de la ciencia Socialista.

Ha sido marcadamente notoria la proliferación de intelectuales sumados a
estas doctrinas y enseñanzas "comunistas", a tal punto que, por ejemplo, en
Venezuela ser de "izquierda" se puso de moda y sus protagonistas sumaban
numerosas fans al mejor y más podrido estilo farandulero. Sin embargo sólo
muy pocos lograron evadir la culturización burguesa que han practicado
paralelamente. Se comenta entre bastidores que ha habido "izquierdistas" al
servicio de la CIA, cosas así.

En las sociedades burguesas prendió un populismo que ha manejado ideas,
fraseología y hasta banderas propias del pensamiento socialista, pero que
jamás ha ido al fondo de la cuestión "obrera". Son los gobiernos seguidores
de políticas mediáticas capitalistas que han buscado suavizar las presiones
sociales ante tanta ineptitud gubernamental para resolver los mismos
problemas de siempre, vivienda, desempleo laboral, salud, seguridad,
educación.

Por supuesto este populismo ha echado manos de grandes erogaciones del
patrimonio nacional para la correspondiente contrata con publicistas ad hoc.
Usa el mismo esquema empresarial que gobierna la propaganda pro y
contracomunista, ya que si bien son contradictorias para socialistas y
burgueses, resultan indiferentemente gananciosas para los inversionistas
capitalistas.

Tanto da ganancias burguesas la lucha por la paz, como el fomento de la
guerra. Se trata de actividades encontradas cuya comercialización ofrecen
oportunidades de empleo para un capital que igual opera con mercancías
morbosas que con las de sano esparcimiento.

Comerciar el Socialismo ha sido y seguirá siendo un gran negocio para el
Capital, habida cuenta de que económicamente hablando tanto da ganancias su
práctico ataque como su teórica defensa.


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Manuel C. Martínez M.


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