Nuestro Libertador, vive, vivirá para siempre en la memoria de los pueblos bolivarianos de la América, un verdadero genio y héroe del pensamiento social y revolucionario de la humanidad. Este 17 de Diciembre, se conmemorarán 178 años de su desaparición física, más no la muerte del ilustre hijo de Caracas, la del bravo pueblo cuna de próceres y ejemplares ciudadanos que guiaron por los caminos de la libertad e independencia de América del Sur, y salpicaron con la llama encendida de emancipación hasta otras naciones oprimidas por el coloniaje de siglo XIX.
La prodigiosa obra de gran estadista, de pensar con solidez por la libertad, la justicia, la solidaridad, hermandad y fraternidad, elevación de la moral, la ética y exalta la educación como base fundamental para que las repúblicas sentaran las bases para ser soberanas y desarrollaran sus máximas capacidades y sus destinos fueran la mayor suma de felicidad posible. Sus discursos, proclamas, pensamientos, leyes, decretos, obras de gobierno, cartas y acciones de guerra al frente de innumerables batallas, donde una derrota era como una reinyección de fuerza y valentía para multiplicar sus triunfos y alzar las banderas de los éxitos, como finalmente aconteció con la emancipación de cinco repúblicas y la expansión de la semilla germinadora de la libertad en otras naciones que siguieron su ejemplo, pues hasta la misma Europa entre el asombro y la admiración brindó soldados a luchar bajo su insigne causa liberadora.
El pensamiento social e integral bolivariano está en los anales de la historia, permanece incólume en ese universo de seres perennes y egregios, aunque por siglos condenado al ostracismo por la incomprensión de patrioteros, aristócratas y usurpadores de su filosofía que no era otra que la del bienestar de las mayorías oprimidas, hasta el punto que su fortaleza y decisiones estaban encaminadas a sancionar con todo el peso de las leyes a quienes fueran deshonestos y trataran de corromper al pueblo con sus malos ejemplos, estaba contra la adulancia, la suntuosidad, la vanidad, el orgullo y la prepotencia, como signos negativos para el avance de la República.
El coloniaje, el imperialismo, las monarquías y dictaduras al servicio de intereses oligárquicos y hasta los llamados ¨Demócratas¨, solo evocaban a Bolívar en las fechas de historia patria, rendían un especie de culto, con cierto realismo mágico, con gotas de teatro que proyectaban a los pueblos una admiración por el Libertador, pero su pensamiento revolucionario, trascendente y social, quedaba en el culto, los discursos, el recordarle, ofrendarle coronas y honores militares , todo era una intención que dictaduras o democracias cumplían, siguiendo los lineamientos coloniales o imperiales, no comulgantes con los ideales del preclaro hombre universal.
El siglo XXI, ha comenzado a retribuir y enaltecer la memoria ejemplar de nuestro Libertador, como el dijera en uno de miles, miles de pensamientos: ¨Mi nombre pertenece ya a la historia: ella ha de ser la que me hará justicia. Y desde hace diez años el germen de la semilla bolivariana ha ido reencarnando en su pueblo venezolano y latinoamericano. Hoy la ¨Revolución Bolivariana¨ conducida por un bolivariano extraído del seno de la Fuerza Armada, quien logró sigilosamente llegar al grado de Comandante, donde insurge contra el sistema ¨Democrático Representativo¨, que traicionó los postulados bolivarianos y siguió las directrices imperiales. Este líder militar y revolucionario, de nombre Hugo Rafael Chávez Frías, que hoy es el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela; tiene también su lugar en la historia política de América por su liderazgo natural, seguidor entusiasmado de los ideales de Bolívar y hoy lo tenemos al frente de la gran batalla armada de los pilares que dejó plasmados el PENSADOR UNIVERSAL, Simón Bolívar, Libertador y fundador de patrias.
No le perdonan a Chávez, así como no perdonaron a otros presidentes que trataron aunque muy discretamente de hacer patria y ubicar a Venezuela dentro de la estructura política que dejara señalada, nuestro Libertador, muchos de ellos derrocados, asesinados y por ende frustradas las esperanzas de la liberación de los pueblos. Hoy, otros tiempos, tiempos con vientos huracanados en la evolución del pensamiento político, social y moral de los pueblos cansados quizá de tanto ser golpeados y subyugados por la herencia colonial. Qué mejor homenaje al Padre de la Patria, que esta Revolución Socialista Bolivariana, del siglo XXI, orientada por la vigencia del excelso PENSADOR UNIVERSAL y guiada por un hombre provinciano y entregado a sus luchas por la patria, elegido varias veces por decisión soberana, golpeado, maltratado y echado del poder por golpe fascista y aristocrático y salvado por el mismo pueblo que le eligió y el respaldo de la Fuerza Armada, consecuente con el ejemplo que les dejó el Libertador.
Escribo estas líneas ya en las postrimerías de mi vida, pues desde mi temprana edad aprendí por iniciativa y sed de saber bolivariano, a admirar a este ciudadano que trascendió fronteras con su ejemplo de desprendimiento y solo bajo la misión y visión de ver libres a las naciones de nuestra América y aquel mundo sujetado al poder colonial o imperial. Es esto lo que me anima, y siento la satisfacción de ver reivindicado a Bolívar en un pueblo que despierta bajo la orientación de un líder que guía los pasos hacia la consolidación de la América Bolivariana. Estas palabras no son lisonjeras, ni busca acomodos o intereses particulares, admiro la voluntad y fortaleza de Chávez al defender con entereza, dignidad y saber responder las agresiones y constantes ataques imperiales y sus aliados de allá y de aquí. Veo con claridad los objetivos de la revolución Bolivariana: rescate de soberanía con sus recursos y riquezas naturales para que sean distribuidas en aras de la igualdad, la justicia y la unidad social y sicológica de la sociedad. Es esta la meta y por eso la necesidad de preservar el actual proceso revolucionario con Chávez a la cabeza y el grupo de jóvenes que asoman su liderazgo como generación de Relevo.
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