La derecha cultural se congrega

Los intelectuales y artistas opuestos al proceso bolivariano, se están tratando de organizar.
Tienen todo el derecho del mundo. El asunto es que no entren en contradicción con algunos principios en los cuales dicen creer. Y a los que desde luego nosotros, intelectuales y artistas que apoyamos el Proceso, y hablo con seguridad en nombre de todos, nos adscribimos con fuerza.
Libertad de conciencia. Libertad de opinión. Libertad de creación.
¿Acaso no son derechos humanos? Pues una revolución comienza por la consideración en el terreno de lo real, de esos y otros muchos derechos para todos, no para unos sí y otros no.
Hasta ahora, que yo sepa, en la Venezuela que vivimos, con Chávez como presidente, esos principios no solo están garantizados, sino salvaguardados. Aquí hoy la libertad es absoluta, solamente limitada, como en todas partes, por la Constitución y las leyes.
En la Venezuela de Carmona y, años antes, en la de Caldera, Pérez, Lusinchi, Luis Herrera, Leoni y Betancourt, la vigencia plena de esos principios, digamos que nadaba entre dos aguas. Estaba condicionada, como todos sabemos. Son mil hechos los que lo demuestran.
Insisto en lo de Carmona porque es importante. Durante su brevísima dictadura que duró 47 horas en abril de 2002, esos derechos fueron violados y sin embargo muchos de los intelectuales oposicionistas que hoy están organizándose, disfrutaron esas violaciones a plenitud.
¿Entonces?
Así que no nos vengan con cuentos.
En la medida en que estos intelectuales conservadores se agrupen para actuar políticamente, yendo a la confrontación como ya lo hicieron en otras oportunidades, tendrán las consiguientes respuestas políticas.
Dando y dando. Esa es la democracia.
Sin embargo, la verdad, no creo que les vaya a ir muy bien con esos pretendidos dirigentes intelectuales que hoy les sirven de voceros. Tipos como Tulio Hernández y así.
¿Por qué lo digo con tanta contundencia? Bueno, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y ya hemos visto mucha agua correr bajo los puentes.
Por eso afirmo que en la medida en que el trabajo político de ese grupo del oposicionismo cultural (en verdad no sé como llamarlo) se apoye sobre la mentira, las obsesiones, las disociaciones, los intereses ocultos y el doble discurso, y además situándose claramente y sin pena en la derecha, en esa medida será más rápidamente derrotado.
Sus dirigentes y voceros principales tienen historia conocida, rabo de paja demasiado grande y un sin número de contradicciones de esas bien gordas que no hay manera de disfrazarlas o envolverlas en papel de regalo.
Ya lo digo desde ahora: no les va a ir bien.
Alguna cosa buena tenía que tener el cine gringo de los años de mi juventud. Yo aprendí en él que los malos siempre pierden.



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Farruco Sesto

Arquitecto, poeta y ensayista. Ex-Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas. Ex-Ministro de Cultura.

 @confarruco

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