La industria nacional en la transición socialista

En Venezuela la industria nacional y el empresariado criollo, han orbitado desde inicios del siglo pasado alrededor de la extracción petrolera y muy poco más (de antemano pido disculpas por esta redundante pero necesaria introducción), el negocio petrolero ha sido siempre tan bueno que, como si se tratase de un nuevo “el dorado”, todo lo demás pierde valor. La rentabilidad del negocio petrolero y los negocios derivados desdibuja el posible atractivo de todo desarrollo industrial alternativo. Sin embargo, sería ingenuo pensar que hemos desarrollado una “Industria Petrolera Nacional” realmente propia. La extracción petrolera trasnacional, previa a la nacionalización formal del 1ero. de Enero de 1976, limitó la infraestructura venezolana al mínimo necesario para la máxima extracción, al menor costo y sin reparos en el deterioro medioambiental. Luego, entre 1976 y 2003 (27 años!!) la formalmente “nacionalizada” industria petrolera no fue más que un instrumento para la socialización de los costos y la privatización de las ganancias. Finalmente, en la década de los 90´s la aristocracia petrolera representante de las trasnacionales y la burocracia puntofijista enfilaron estrategias hacia una nueva privatización que se canalizaba a través de los convenios operativos, como primer paso seguro hacia la privatización definitiva. Hoy la muy criticada (con y sin razón) “nueva PDVSA” es una estructura que ciertamente genera grandes ingresos económicos al país (gracias, única y exclusivamente, a las políticas nacionalistas del gobierno nacional y sus trabajadores de base, tanto obreros como ingenieros) pero que dista mucho de ser una “industria petrolera nacional” o nacionalista. Los viejos esquemas de ingeniería y gestión lacaya y mediocre heredados del pasado colonial-petrolero siguen limitando el desarrollo nacionalista.

Lo más importante y fundamental para un desarrollo industrial realmente nacional y socialista es la formación de nuevos cuadros técnicos (ver articulo: http://www.aporrea.org/imprime/a62446.html). La formación de nuevos cuadros técnicos incluye el cambio de paradigmas en lo teórico y político pero sobre todo implica la garantía de calidad científica y profesional. Las capacidades intelectuales de los seres humanos son amplias y muchísimo superiores a las que hasta ahora han sido aprovechadas dentro del capitalismo, pero no son ilimitadas. La vida gregaria de nuestros antepasados nos legó como herencia la comprensión plena de la necesidad del trabajo conjunto y cooperativo que implica una especialización técnica sin olvidar la socialización igualitaria de la cultura. Es decir, no debemos confundir la necesidad que tenemos de profesionales con un criterio ético y político con una prioridad absurda en tiempo y recursos de estos valores por encima de la calidad técnica y científica que nuestro país requiere para su desarrollo socialista. El conocimiento que deben tener nuestros cuadros técnicos sobre la nueva orientación de su trabajo no debe sustituir a la necesidad apremiante que tiene nuestro país del desarrollo de sus capacidades técnicas y científicas. Las ciencias exactas y las ciencias sociales requieren, cada una de ellas, un desarrollo especializado para la construcción del socialismo y su vaso comunicante es la formación teórica básica y común a todos los ciudadanos de nuestra república en las necesidades de desarrollo nacional y de construcción socialista como modo de superar el atraso cultural, la pobreza y el atraso científico, y nada más. Especialización de cuadros en ciencias sociales, especialización de cuadros en las ciencias exactas y técnicas y cultura política básica común a todos los ciudadanos, entendida como derecho fundamental y como estrategia de desarrollo, son las formulas para el desarrollo industrial nacional. Los líderes de la primera unión de repúblicas socialistas de la historia de la humanidad (La U.R.S.S) entendieron la necesidad del desarrollo prioritario en ciencia y tecnología y el 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética lanzaba el primer satélite artificial a nivel mundial hacia el espacio: El Sputnik 1. El lanzamiento fue una sorpresa total, incluso para los norteamericanos, a los que agarró completamente desprevenidos. El lanzamiento del satélite inició la era espacial y demostró la alta capacidad de desarrollo técnico y científico dentro del socialismo, demostró el incremento de las capacidades creativas de los trabajadores libres del yugo capitalista. Una republica socialista con 40 años de vida superaba a un imperio capitalista de una edad casi 5 veces mayor (¿Quién puede decir que el capitalismo es mas eficiente que el socialismo?).

Los técnicos e ingenieros socialistas de la URSS fueron primeros en poner un satélite en el espacio. El pánico se apoderó de la clase dominante norteamericana, el lanzamiento del satélite y el espectacular fracaso televisado del primer intento norteamericano de lanzamiento desataron lo que se conoció como la Crisis Sputnik en EEUU. De hecho, los primeros 19 intentos de llegar al espacio por parte de EEUU fracasaron. Por supuesto que EEUU finalmente logró lanzar su primer satélite: Explorer 1, en enero de 1958 y su segundo satélite Vanguard 1 en marzo, pero para entonces los soviéticos ya habían lanzado Sputnik 2 y enviado al primer ser viviente al espacio y finalmente en 1961, la URSS envió al primer hombre al espacio y estaba ganando la carrera espacial. Luego, los técnicos e ingenieros al servicio del gobierno de EEUU lograron poner al primer hombre en la luna y la URSS declinó la costosísima carrera espacial, pero quedó claro que la técnica y ciencia socialistas pueden ser y deberán ser en todo socialismo sanamente dirigido superiores a sus pares capitalistas (por cierto, ciencia y técnica SI tienen dirección ideológica, siempre y siempre ha sido así).

Volviendo al caso de nuestra PDVSA actual, es evidente que adolece de cuadros técnicos (hay muchos de alta calidad técnica y ética, pero faltan muchísimos más de estos y sobran demasiados con otros intereses). La poca funcionalidad y eficiencia de la industria se deben a una disfunción propia de un sistema en crisis e inestabilidad dinámica. Esta inestabilidad se debe al antagonismo dialéctico entre la dirección política del país que intenta encauzar a una empresa con estructura, normas y profesionales formados en el seguidísimo tecnológico y la dependencia cultural y científica hacia un rumbo que le es totalmente ajeno e incomprensible a la mayoría de sus empleados. La estrategia nacionalista del gobierno es acertada pero la dirección local es incapaz de comprenderla y los cuadros medios se creen ajenos a las necesidades de desarrollo nacional. Los profesionales que, como yo, hemos egresado recientemente de las Universidades Autónomas Nacionales no hemos sido formados para comprender la necesidad de desarrollo nacional, muchísimo menos para asimilar ningún concepto social-socialista y muchos ni siquiera comprenden la magnitud de la responsabilidad que tienen para con el país, para con el desarrollo nacional y el futuro de la patria. La mayoría creé que esas ideas son propias de países populistas en una muestra crasa de ignorancia, no tienen ni idea de la necesidad imperativa que tiene toda industria de una identidad local y nacional para poder desarrollarse, SIN IDENTIDAD NO HAY DESARROLLO INDUSTRIAL NACIONALISTA POSIBLE. La identidad nacional y el sentido de responsabilidad, ética y compromiso con el desarrollo nacional son prácticas ineludibles para un cuadro técnico propio de la República socialista y soberana que la mayoría del pueblo venezolano quiere construir.

En la transición al socialismo, nuestra industria nacional requiere primeramente altísima calidad técnica, formación de calidad para los nuevos cuadros científicos y técnicos. Los recursos petroleros alcanzan para construir en el país bibliotecas públicas (que no hay!!, en Maracaibo hay una sola biblioteca pública construida por el gobierno de Rosales), institutos de investigación en cada estado de la república (¿que pasó con el IVIC-Zulia? ¿Qué pasó con el planetario del Zulia?) de acuerdo a sus planes de desarrollo, al menos una Universidad Politécnica en cada capital estadal del país con núcleos en varios centros poblados de ese mismo estado. En lugar de financiar a universidades en el extranjero para las investigaciones que nosotros requerimos, debemos incluso traer profesionales del extranjero a centros de investigación en nuestro país con dominio total sobre la investigación realizada (tenemos recursos para eso y más). Se deben construir centros de investigación dentro del país, NO ESPEREMOS TENERLO TODO PARA EMPEZAR A HACER INVESTIGACIÓN CIENTIFICA DE ALTO NIVEL DENTRO DEL PAÍS… EMPEZAR ES EL PASO MÁS IMPORTANTE PARA EL FOMENTO DEL DESARROLLO CIENTIFICO Y TECNOLÓGICO NACIONAL. Los recursos petroleros alcanzan para construir excelentes centros de investigación dentro de nuestro país. La ciencia, como el deporte, aleja a nuestros niños de las drogas y los vicios… la ciencia es la mejor inversión que puede hacer nuestra nación. Sería hermoso que demostrásemos (como hace 52 años lo hizo la URSS) que dentro del socialismo podemos desarrollar tecnológicamente a nuestro país muchísimo más rápidamente que en el capitalismo de nuestros vecinos imperialistas. Hacer de Venezuela una potencia científica derrotaría cualquier posibilidad de retroceso, la ciencia hace a una nación y la historia lo ha demostrado. Los imperios militares (España, Cártago, Portugal…EEUU) no aportaron nada a la historia y cultura universal pero las naciones que han cultivado la ciencia y la técnica son luces incandescentes en la historia de la humanidad.



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Alejandro López González

Doctor en Sostenibilidad (Cum-Laude) por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Sus investigaciones sobre la sostenibilidad de proyectos de electrificación rural con energías renovables en Venezuela le valieron el reconocimiento como la mejor tesis doctoral en el período 2018-2019, según la comisión de doctorado de la UPC. Se graduó de ingeniero electricista en la Universidad del Zulia en 2004 y ha publicado más de una docena de artículos científicos acerca de la sostenibilidad de la electrificación con energías renovables en países en desarrollo

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