La crisis del capitalismo en Europa está provocando multitudinarias manifestaciones de protesta de obreros, campesinos y estudiantes golpeados por las medidas económicas que, como panacea, impone el FMI. Para paliar la crisis, se anuncian “ayudas”, que consisten en nuevos prestamos, sometidos a rigurosísimas medidas de control del gasto público (medidas de “shock”), que afectan directamente la seguridad social de las mayorías nacionales. “Ayudas” cuyo único propósito es garantizar el pago de la deuda. “Ayudas”, que nada tienen de filantrópicas, por el contrario, son la mejor expresión de la rapacidad capitalista.
La crisis actual del capitalismo tiene su origen en el crédito. Cada día se confirma que el crédito es el instrumento más efectivo para quebrar la economía de un país. El vasallaje económico y político lleva por delante el crédito: las “ayudas”. Más atrás viene el cobro de la “ayuda”, el saqueo de los recursos naturales y la pérdida de soberanía.
La situación que se presenta en Grecia, no sólo es consecuencia de la crisis mundial del capitalismo, sino, del proyecto de unidad europea a espalda de los pueblos, de la integración económica, del euro como moneda única. Los países de economías más competitivas, de mayor desarrollo económico y tecnológico, hambrientos de mercados para sus productos, protegidos por los acuerdos de la eurozona, penetran los mercados de los países de menor desarrollo o competividad y en poco tiempo llevan a la quiebra las nacientes industrias y la agricultura. Pongamos por caso los productos que se conocen como “línea blanca”, que en cada país son fabricados para atender el consumo nacional (sustitución de importaciones). Dicha producción, igual que la agrícola, por los acuerdos de la eurozona y de la moneda única, entran a competir en condiciones desiguales. Como no existen barreras arancelarias ni de ningún tipo, los productos de los países con economías fuertes penetran con sus productos el mercado de los países de menor desarrollo, y de esa manera la eurozona se transformó en la gran trampa que beneficia a unos (Alemania, Francia) y lleva a la quiebra la economía de otros (Grecia). Las fábricas griegas fueron cerrando y la producción agrícola no resistió la competencia de agriculturas subsidiadas. Pero además, Francia, principal acreedor de los bonos de la deuda externa griega, tenía que buscar una fórmula para garantizar el cobro de dicha deuda, y es para ello que existe el FMI y las medidas de “shock”.
En Grecia está en marcha el primer estallido social de grandes muchedumbres proletarias. En lista de espera están España, Portugal, Islandia, Italia y los países del Este de Europa. La crisis económica alimenta la crisis social. El proletariado ahora, como nunca en la historia del capitalismo, tiene la oportunidad de avanzar hacia el socialismo.
La lucha de clases ha sido el origen de dos guerras mundiales. La situación actual no es el enfrentamiento entre potencias militares, sino, entre el proletariado mundial y el capitalismo. Esta es la verdadera lucha, aun cuando el imperialismo pretenda disfrazarla con “terrorismo” o la falsa amenaza del poderío nuclear de Irán y Corea del Norte o el poderío económico de China. La lucha de las mayorías nacionales es, con los sindicatos, en las calles y por el socialismo.
leonmoraria@cantv.net
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