En días pasados ocurrió un evento por demás significativo. Evo Morales, nombre prestado por los conquistadores españoles al actual Jefe de Estado de Bolivia, el más genuino heredero y representante de los indígenas que formaban parte del imperio Inca en el Alto Perú, viajó a Roma a entrevistarse con el Papa Benedicto XVI.
El alemán Joseph Ratzinger, con culpa o sin ella antiguo miembro de la Juventud Hitleriana, fiel exponente de una generación imbuida en creencias de superioridad racial, es hoy el Papa Benedicto XVI, Jefe de Estado de esa curiosidad histórica que llaman el Vaticano.
Recordemos que Ratzinger fue arzobispo de Münich y luego cardenal, prefecto de la Congregación para Doctrina de la Fe, moderna especie de Santa Inquisición, defensora a ultranza de los ritos y tradiciones de una Iglesia amarrada a sus prejuicios y privilegios mundanos.
Recibido con la prosopopeya inherente a su rango, el lujo palaciego de la Santa Sede y los ropajes de sus ocupantes contrastaban con la sencillez del presidente boliviano.
Cuando estuvieron frente a frente se hizo más evidente quién era el manipulador político y quién el representante de los pobres y los sufridos, en particular de la América donde se mezclan buena parte de los hambrientos del mundo.
Entonces ocurrió lo que tenía que ocurrir. Evo Morales le presentó al profesor de teología (que no precisamente de la liberación), enemigo jurado de los cambios hacia una Iglesia más humana y progresista, una lista de reclamos a nombre de la grey católica.
Como lo informó la prensa: “Evo Morales, propuso al Papa Benedicto XVI la adopción de una serie de reformas para el fortalecimiento de la fe y la recuperación de los feligreses de la Iglesia Católica, entre ellos la abolición del celibato sacerdotal y permitir que las mujeres asuman su derecho a ejercer el sacerdocio.”
Además analizó las diferencias con la jerarquía de la Iglesia en Bolivia y la necesidad de defender los derechos de la madre tierra como un requisito para la supervivencia de la vida y el planeta.
Ignoro cómo terminó la reunión o que haya respondido el Pontífice.
Yo le habría pedido la bendición a Evo.
augusther@cantv.net