Ante el embate de la crisis económica los países de la eurozona se derrumban como castillo de naipes. Primero cae Grecia ¿Y por qué Grecia? Porque Grecia está en los Balcanes territorio que formaba parte del plan de dominación de la Alemania nazi. Plan que EE.UU: y la OTAN adoptaron y ejecutaron al imponerle a Yugoslavia la guerra infame para su desintegración como República socialista creada por el Mariscal Tito al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Con la caída de Grecia se completaría el dominio total sobre los Balcanes, siempre y cuando el proletariado griego permanezca impasible. Parece que EE.UU repite en el siglo XXI la geopolítica del imperialismo griego (Alejandro Magno). Por ahí van los tiros de la arremetida contra Grecia, someterla y para ello, aplicarle el depurativo del FMI conocido como “Consenso de Washington”, el mismo que pretendió aplicar Carlos Andrés Pérez y le costó el “caracazo”; el mismo que Pinochet le aplicó a Chile y ahora muestra sus resultados con el terremoto; el mismo que Menen le aplicó a la Argentina y condujo al derrumbe del gobierno de De la Rúa; el mismo que México recibió por el NAFTA y trajo desempleo, ruina de la industria y de la agricultura; el mismo que añoran Álvaro Uribe, Alan García y la presidenta Chinchilla de Costa Rica.
El FMI, el BM (Banco Mundial) y Alemania, para garantizarse el pago de la deuda, proponen el “consenso de Washington” como panacea. Para mostrarse “complacientes”, Portugal, Italia, Islandia, Grecia, España (los PIIGS), más Inglaterra y países del Este de Europa, lo adoptan. Dicho conjunto de reformas se compone de 10 directrices: 1) disciplina fiscal; 2) reorientación del gasto público hacia áreas que ofrezcan rendimientos económicos elevados; 3) reformas fiscales para bajar los tipos marginales y ensanchar la base fiscal;
4) liberalización de los tipos de interés; 5) tasas de cambio competitivas; 6) liberalización del comercio; 7) liberalización de la inversión exterior directa (IED); 8) privatización;
9) desregulación; y 10) afianzamiento de los derechos de propiedad privada.
La arremetida económica contra la eurozona la lidera EE.UU., nueva expresión del “destino manifiesto”. Ya la OTAN forma parte de esos planes expansionistas, en Irak, Afganistán, algunas exrepúblicas soviéticas, y las continuas amenazas contra Irán. Queda por resolver el dilema de mantener la fortaleza del Euro o devaluarlo. El devaluarlo, favorece el comercio de la eurozona; el fortalecerlo, contribuye a la defensa del dólar.
En el 2008 ocurre la quiebra de las entidades bancarias estadounidenses (Lehman Brothers) y de sus empresas bandera (General Motors). Año y medio después, la crisis continúa indetenible y se traslada a la eurozona, que ve amenazada su aparente estabilidad económica y la de su signo monetario. Como salvavidas le lanzan el “consenso de Washington”; mientras de otra parte, EE.UU. atiza la guerra contra Irán, Corea del Norte y Venezuela, países aliados de China, que en definitiva es el verdadero objetivo del imperio.
Hundido en su propia deuda y la de sus entidades bancarias, a EE.UU. aún la queda el poderío militar para cumplir el ominoso papel de gendarme. En esta crisis mundial del capitalismo, la arremetida es contra la seguridad social para que los pobres paguen la deuda de los ricos. La lucha de clases pasa a ocupar el centro de la escena.
leonmoraria@gmail.com
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