“Que el fraude electoral jamás se olvide”

AMLO, la mafia y el 2012

    La semana pasada Andrés Manuel López Obrador presentó su nuevo libro: La mafia que se adueñó del poder y el 2012. Es una virtuosa costumbre del Presidente Legítimo el consignar por escrito su pensamiento y su propuesta políticos; con este se completa una serie de nueve libros, de los cuales dos corresponden a ensayos históricos, elaborados al inicio de su actividad profesional, en tanto que los siete últimos se han dedicado a los temas relativos a la actualidad política nacional. Por escrito y en manos del público quedó su análisis del tema del Fobaproa, el mayor atraco al erario en la historia, y el Proyecto Alternativo de Nación en el que plasmó sus postulados para la campaña electoral del 2006. AMLO es un político que no juega con el discurso ni emplea las acostumbradas frases rimbombantes que esconden el verdadero pensamiento, las que sólo sirven para tratar de dejar contentos a tirios y troyanos, tan socorridas entre los políticos tradicionales.

     En su nuevo libro el autor perfila un diagnóstico del meollo del conflicto nacional: el secuestro de la riqueza y el destino nacionales por un reducido grupo de poderosos, cuya vigencia cancela las expectativas de justicia y bienestar para la mayoría de la población y que lleva ya 30 años de dominio. López Obrador sitúa su fecha de nacimiento con las privatizaciones del régimen de Carlos Salinas de Gortari, mediante las cuales se entregaron bancos y empresas públicas a los favoritos del régimen y se configuró el estrecho círculo del poder. Al respecto me atrevo a sugerir al autor la importancia de incorporar en esta historia el acto de la maculada concepción del referido grupo, sucedido el 19 de septiembre de 1987, a los quince días de la nominación de Salinas a la candidatura presidencial, con el colapso de la bolsa de valores de México por el que ese pequeño grupo inauguró lo que sería la cadena de atracos al patrimonio de los mexicanos; no es casual que los mismos que se hincharon de ganar dinero con la debacle fueran los que financiaron la campaña de Salinas y los que cobraron la factura con la asignación de los bancos y empresas privatizados.

     López Obrador describe la forma en que se entretejen las relaciones de poder entre los magnates del dinero y los de la política, con lujo de detalle, y subraya sus efectos sobre el control de la economía y la mentalidad pública a través de los medios masivos de comunicación. No hay rubro de la agenda nacional donde no se encuentre el entramado de controles ejercidos por la mafia del poder, como la denomina el autor. Es una información en extremo valiosa que merece ser ampliamente difundida, en términos de que la población identifique a quienes hacen de la desinformación y el engaño una de sus principales formas de poder. En esta materia AMLO desoye las recomendaciones de quienes, amparados en la supuesta modernidad de la izquierda, prefieren evitar la confrontación con el grupo de los poderosos para ver si se dignan conceder alguna migaja de oportunidad de participación en la cosa pública. López Obrador no ignora que el principal escollo para el objetivo de acceso al poder radica en la guerra que le hace este perverso grupúsculo, pero sabe que, para evitar la guerra, tendría que ofrecer a los poderosos la garantía de respeto a sus privilegios y que eso significaría la pérdida del objetivo fundamental de transformar afirmativamente la realidad nacional.

     Destaca del documento la descripción de cómo esa mafia ya dispuso el recambio de su esbirro en la presidencia. Agotado y desgastado el ensayo panista, los dueños del poder se aplican a preparar el regreso del PRI en la acicalada persona del gobernador del Estado de México, Peña Nieto, bajo la batuta política de Salinas y la propaganda mediática de Televisa. Es la misma cosa. Es gatopardismo puro. Es la garantía de que las cosas seguirán igual o peor. Los privilegios intocables.

     El terrible panorama que se pinta con el diagnóstico, se ilumina con la descripción de la experiencia de haber recorrido la totalidad del territorio nacional que, junto con la confirmación de la miseria que agobia a la mayoría de la población, destaca la enorme riqueza que significa la organización social desde la base y su movilización para empujar la transformación de las instituciones nacionales. Andrés Manuel es optimista y apuesta al pueblo como único capaz de salvar a México y en ello trabaja afanosamente. No hay de otra. 

     Desde luego, la obra no es completa. Hace falta profundizar en algunos otros aspectos de la red de complicidades de la dominación espuria. Especial atención merece el análisis de la corrupta operación de los engañosos  mecanismos de combate a la pobreza, diseñados por el Banco Mundial y aplicados desde el sexenio de Salinas, entonces conocido como Programa de Solidaridad y ahora de Oportunidades. Habrá que recordar que tales programas obedecen al objetivo de desmovilizar la protesta popular ante la adopción de la política neoliberal generadora de la miseria. Es un dardo envenenado que sujeta electoralmente a la población más jodida  a la dádiva del gobierno que la jode. La miseria se combate con políticas económicas de progreso, generadoras y distribuidoras de riqueza; con instrumentos de apoyo social de acceso universal y no selectivo, en los que no quepa la manipulación corrupta de la voluntad popular concretada en la discrecionalidad del burócrata dador del beneficio. 

     En fin, el libro en comento y su presentación marcan el inicio de una nueva fase de la lucha encabezada por AMLO, ahora volcada de lleno en la carrera por la sucesión presidencial. Vamos a ganar. Tampoco hay de otra.

gerdez999@yahoo.com.mx



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Gerardo Fernández Casanova


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