Un lapsus de Santos

Me refiero a un ‘lapsos linguae’, o como quiera que denominen los casos cuando a una persona se le escapa, o parece escapársele, una frase o algún concepto comprometedor.

En cuanto a Santos, me refiero confianzudamente, pues así somos los margariteños, al nuevo presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, que seguramente será doctor, licenciado o magíster en varias especialidades, lo cual no le ha servido para que al hablar evidencie la soltura o la docta elocuencia que muestran tantos colombianos de familias encumbradas, que al menos en eso muestran cierta puntería para invertir sus caudalosas fortunas.

Juan Manuel Santos fue entrevistado a raíz de lo que dicen por allá fue un magno triunfo electoral, que le asignó el 69% de los votos, equivalentes a casi nueve millones de sufragios, cifra que bate récords en Colombia.

Desde luego no voy a referirme a las infaltables acusaciones de fraude con el concurso de variados procedimientos que también conocimos en Venezuela, entre ellos la coacción o amenaza directa de los grupos paramilitares que advierten que al que no vote, o vote por el que no es, se le ajustarán las cuentas.

Prescindiremos pues de controversias secundarias para ir directamente al grano. Mientras a Santos lo entrevistaba una señorita de lo más sifrina, a quien creo que mientan Claudia, el nuevo mandatario en ciernes explicó en detalle por qué no debe iniciarse una desmovilización en gran escala, reduciendo el tamaño de la fuerza armada de Colombia, que a la fecha tiene algo menos de cinco millones de efectivos, siendo proporcional y efectivamente la primera o segunda en el continente americano, solo inferior a Estados Unidos y Brasil.

Decía Santos que los soldados desmovilizados o dados de baja del ejército, se pueden convertir en un peligro para la sociedad pues ya están acostumbrados a matar y a extorsionar. Lo primero (matar) no es inusual en un soldado, pero lo segundo (extorsionar) solo es práctica normal de bandoleros o torturadores, lo que le está vedado a los militares decentes.

Dicen los juristas: a confesión de parte, relevo de pruebas.

Si su merced lo dice, así será.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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