España debe bajar su déficit en 9,4 puntos porcentuales en la próxima década, una de las reducciones más drásticas del mundo, según el Fondo Monetario Internacional. España concentra ya el 60% de parados de la Eurozona, se encuentra en una tasa de desempleo cercana al 20%. Con una crisis inmobiliaria parecida a los de Estados Unidos, en una entrevista emitida el miércoles por la cadena de televisión estadounidense Zapatero afirmó que "el precio de la vivienda [en España] ha tocado fondo y ya no va a bajar más".
Desde que empezó la crisis financiera global (2007), la deuda pública ha crecido por encima del 54% y acumula 210.000 millones más. Ese dinero, como todo el que gasta el Estado, tendrán que pagarlo los contribuyentes españoles con sus impuestos futuros. El origen de esos desequilibrios se encuentra vinculadas a la política económica resultante tras la creación del euro, si a este patrón de crecimiento desequilibrado y de naturaleza especulativa se le suma el ya referido diferencial de la tasa de inflación española con respecto a las de sus socios europeos y sus menores niveles de competitividad, encontraremos el otro gran desequilibrio de la economía española y su tremendo déficit por cuenta corriente que llegó en 2008 al 10% del PIB.
Un déficit que ha persistido porque los distintos gobiernos han sido incapaces de afrontarlo por la vía de reformas estructurales y porque, además, la pertenencia al euro, al tiempo que protegía a la economía española del ajuste por la vía de los ataques especulativos, también hacía inviable el instrumento que en varias ocasiones había permitido corregir este desequilibrio: la devaluación de la moneda.
El endeudamiento familiar ha pasado en diez años del 47% al 135%. Las familias tienen que dedicar el 46,2% de su renta disponible a pagar las hipotecas. La inflación siguió creciendo un punto por encima de la media europea, hasta el 4,5%, hasta febrero del 2009, para bajar rápidamente con el desplome de los precios del petróleo hasta el 0,8%.
¿Cuánto puede durar la crisis? Es difícil de predecir dada la multiplicidad de factores en juego y la magnitud de los desequilibrios. Una vez más la mano invisible del mercado de Adam Smith no ha funcionado y los trabajadores y la clase media están pagando las consecuencias y los bancos y los especuladores financieros acumulando mayor riqueza. Lo que ratifica que el capitalismo produce miseria humana para los países subdesarrollados y también para los ricos. La solución es el socialismo donde lo importe es la solidaridad con todos los habitantes del planeta tierra.
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