Pese a las intensas campañas para desacreditar los avances en el proceso bolivariano, instituciones internacionales como la ONU avalan los programas sociales y la lucha antidroga. Los esfuerzos del gobierno bolivariano son reconocidos como pioneros y eficaces en combatir otros graves flagelos, como la pobreza, el analfabetismo, o la penetración en nuestras sociedades de la droga, desde el consumo, hasta su tráfico, debido a la falta de programas y sinceras políticas a nivel regional y mundial. También la OEA no puede dejar de eludir esa realidad y comienza a reconocer los avances en materia de asistencia social y educación, como una experiencia a ser tomada de ejemplo, en una América Latina enquistada en la pobreza y la crisis alimentaria, especialmente en Centroamérica y en el Caribe.
No podemos soslayar las iniciativas creadas por el presidente Chávez, cuando maniatado por una estructura burocrática y una oposición intransigente en sus cuatro primeros de gobierno, que conllevaron a un golpe de estado y un paro petrolero empresarial en el 2002. Es en ese marco, con una crisis millonaria, generada por el sabotaje a los pozos petroleros y la flota de PDVSA, (realidad que no fue reconocida ni por la oposición, ni por los EEUU) ante esa realidad surgen las Misiones sociales creadas por el Gobierno Bolivariano las que conformaron una de las estrategias más importantes para erradicar la pobreza y la desigualdad, donde se crearon programas de salud, educación y alimentación, destinados a conformar una nueva realidad social en Venezuela.
La OEA y la ONU certifican estas iniciativas sociales
Esta iniciativa admite que los indicadores de reducción de pobreza, indigencia y desigualdad económica en Venezuela son reconocidos en el informe, “Nuestra Democracia” elaborado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El estudio conjunto de la OEA y el PNUD resalta la posición de Venezuela en la lista de países de América Latina que más redujo la pobreza en el periodo 1999-2008. La tabla de indicadores demuestra que el país disminuyó de 49,4% a 27,6 % el nivel de miseria. Otros indicadores del informe también reflejan el nivel de desempleo en áreas urbanas: Venezuela redujo del 11,7% (2000) al 6,8% en 2008 y 8,4% en lo que va de 2010. En otro orden, se disminuyó 58% el índice de desnutrición infantil, que pasó de 7,7% en 1990 a 3,2% en 2009.
Sobre los informes de la OEA y la ONU, el presidente Hugo Chávez Frías dijo que “Venezuela se encuentra a tres pasos adelante del caos, y durante los últimos 10 años de la Revolución Bolivariana dedicó grandes esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los habitantes más pobres”. Indicando Chávez que “de esta forma, los indicadores nacionales se posicionan positivamente, entre ellos las condiciones de indigencia, que en 1999 presentaban a 21,7% de venezolanos en situación de calle, cifra que descendió en 2008 hasta situarse en un 9,9%, también la desigualdad bajó de 0,498 en 1999 a 0,412 en 2008, lo que da muestras significativas de mejoría.
Otros indicadores reflejan los avances en materia social en Venezuela
La directora ejecutiva del Instituto Nacional de Nutrición (INN), Marilyn Di Luca, en una declaración de prensa manifestó que Venezuela disminuyó 58% el índice de desnutrición infantil con la llegada de la Revolución Bolivariana, pues ese factor pasó de 7,7% en 1990 a 3,2% en 2009, “además trabajamos en estrategias para llevar este indicador a cero, como parte las políticas desarrolladas por nuestro gobierno bolivariano”, dijo.
También destacó Di Luca que “en su reporte 2010 la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), incluyó a Venezuela en la segunda categoría de países con mayor seguridad agroalimentaria, lo que refleja el éxito de las políticas nacionales en materia de distribución de alimentos, a lo que aseveró que “Ahora la distribución de alimentos en el país no responde a intereses económicos, sino a la satisfacción de necesidades humanas”.
Añadió la Directora del INN que en ese logro influye también el fortalecimiento de la producción agroindustrial nacional y el impulso al suministro gratuito de alimentos a través del Programa de Alimentación Escolar (PAE) y de las Casas de Alimentación.
También el ministro del Poder Popular para la Alimentación, Carlos Osorio, señalo que “para el año 2015, fecha tope que se trazaron los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para cumplir las Metas del Milenio, Venezuela habrá superado, en un 200%, estos ocho objetivos que persiguen desarrollar planes en mejora de la alimentación, del ambiente, alfabetización, así como también erradicar la pobreza extrema”. Agregando que “Las Metas del Milenio están previstas, de acuerdo a sus índices, al 2015, en cuanto al crecimiento de la población, nosotros debemos superar en un 200% esas metas”, y que gracias a las políticas alimentarias que ha ejecutado el Gobierno Bolivariano, los índices de desnutrición han bajado considerablemente en el país en los últimos 11 años.
Las cifras avaladas por la OEA, la ONU y la FAO muestran una realidad tangible
Los indicadores que hemos desarrollado respetando cada fuente informativa, demuestran una realidad mas allá de la especulación o de una visión subjetiva, porque tienen un aval internacional. Estas realidades muchas veces son distorsionadas por corrientes políticas y medios de prensa, que no buscan la verdad, que no pueden aceptar un modelo de equilibrio social. Porque los empresarios venezolanos, como las grandes trasnacionales no conciben un modelo de desarrollo social, donde las mayorías reciban los beneficios de los recursos naturales y la fuentes de ingreso por un trabajo digno.
Porque el capitalismo se sustenta en una acumulación de capitales, ganancias multimillonarias, utilizando recursos naturales que pertenecen a la sociedad humana en su conjunto, como el petróleo, el agua, los mares, los ríos, los bosques, que son utilizados por las trasnacionales como si fueran propios, generando el agotamiento de los mismos, la destrucción del ecosistema, y la contaminación de los océanos, condenando a la fauna a su extinción. Ante esta realidad irracional, de anteponer sus ganancias a la vida del planeta, cualquier concepción socialista, humanista y hasta progresista se transforma en su enemigo. Nada se puede interponer a sus designios, sólo puede lograrlo la voluntad de los pueblos al cambio, al crear nuevas instancias de desarrollo como defensa de la humanidad.
En ese marco, Venezuela transita en busca de su modelo de desarrollo.
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