En el evento resaltaron algunas palabras de un orador cubano que para algunos de nuestros “comprometidos” burócratas resultaron incomprensibles y hasta demagógicas. Juzgan por su propia condición. Decía el orador cubano que “si el imperialismo en su locura por apoderarse del petróleo osaba mancillar el suelo patrio venezolano, se encontrarían también con la férrea resistencia de los miles de médicos, ingenieros y técnicos cubanos quienes cambiarían sus batas, cascos e instrumentos de trabajo por armas para empuñarlas junto a los patriotas venezolanos en defensa de la soberanía del país”.
Señalaba Marx que cuando una idea se apoderaba de las masas se convertía en la fuerza material más poderosa. El mejor discurso es el ejemplo; es la praxis revolucionaria y consecuente de Fidel que repite su pueblo. Es en el pensamiento donde se dirime la principal batalla. Los compañeros cubanos que están en las Misiones son ejemplo de compromiso y entrega a los ideales de la revolución mundial. Sobresalta del cubano, además de su profesionalidad, su ética, principios y compromiso revolucionario.
Los cubanos ya han derramado sangre en nuestro país. Han muerto decenas de ellos combatiendo contra los males generados por el capitalismo en Venezuela. Han muerto cientos de cubanos también en Angola y en otras misiones internacionalistas. Ellos han derramado su sangre en muchas partes del mundo inspirados en las ideas. Y estarían dispuestos al peor sacrificio en Venezuela. De eso no tenemos dudas. No es demagogia. Muchos también estaríamos dispuestos a derramar nuestra sangre por Cuba. Amor con amor se paga.
A nuestros pueblos y gobiernos los unen ideas y lazos espirituales difíciles de romper. Nuestra hermandad está comprobada.
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