Es cierto,
la historia la escriben los vencedores, así como las guerras la
terminan pagando los pueblos vencidos, pero antes de que esto suceda;
antes de que las victimas de las agresiones imperiales terminen siendo
doblegadas por el poder bélico y la arrogancia, las guerras necesariamente
seguirán siendo pagadas sólo por los pueblos de los países agresores.
En un mundo
donde la sobre-acumulación de capitales confiscados por los casinos
financieros mundiales no encuentra lugar “legal” donde ser
invertidos para reproducirse con celeridad y mantener vivo el sistema;
donde la superproducción de mercancías abarrota los anaqueles de los
mercados mundiales sin lograr cerrar su ciclo en el consumo; donde la
humanidad ha alcanzado un grado inigualable e inimaginable antes de
concentración de fuerzas productivas lo suficientemente necesarias
para satisfacer todos los requerimientos esenciales, fundamentales,
de los seres humanos. En este mundo lleno de contradicciones y sin salidas
bajo la lógica del sistema capitalista, la industria de la destrucción
y de la muerte se inscribe como el nuevo campo de inversión de los
capitales dispuestos para ser usados para beneficiar a sólo a un selecto
grupo de intereses a costa de las mayorías. La ética y los valores
universales humanos están siendo socavados por un mundo donde impera
el crimen organizado por el imperio. Pero ¿Hasta dónde son capaces
los Estados nacionales de financiar las guerras, en otras palabras,
destinar los dineros de los contribuyentes estadounidenses y europeos
hacia la industria de la destrucción y la muerte, sin antes provocar
reacciones internas? ¿Hasta cuando los gobiernos de Estados Unidos
y la “vieja Europa”, sumergidos en la crisis económica-financiera
mundial, pueden mantener el financiamiento de las guerras?
Las advertencias
hechas por el Secretario de Defensa de los Estado Unidos, o mejo dicho,
“Secretario de Guerra” de ese país, Robert Gates, sobre que
se agotan las reservas de dinero para la guerra, hizo preocupar a muchos
belicistas. En sus últimas declaraciones circuladas por todos los medios
internacionales el día 11 de junio de 2011 expresó su profunda preocupación
por los que consideró como “inaceptable” que varios de entre los
28 miembros de la alianza (OTAN) muestren muy poca disposición a aumentar
sus esfuerzos en la operación “Protector Unificado” que se ejerce
contra Libia, por lo que también consideró, además, “alarmante”
la tendencia a reducir los presupuestos nacionales de Defensa de los
Estados aliados de la OTAN. Gates, advirtió a esa organización de
que le espera un "futuro oscuro, sino muy negro" si no neutraliza
las "graves lagunas en cuanto a recursos" que sus miembros
han puesto a disposición de la operación en Libia [2].
El imperio
está agotando su paciencia y consideración para con sus aliados.
Estados Unidos no está dispuesta a continuar sacrificando sólo a los
contribuyentes estadounidenses para costear las guerras que necesitan
los capitales militaristas transnacionales. Para la élite estadounidense,
así como se expresa en voz de Robert Gates, la guerra tiene también
que ser costeada por los europeos, mientras que los muertos los ponen
los pueblos.
Pero para
desgracia de Estados Unidos, según afirma el economista e investigador
argentino Claudio Katz, Europa está atada y sin posibilidades
de hacer mucho. En su artículo titulado: Adversarios y aliados del
imperio, la crisis financiera abre serias dudas en torno a la financiación
de los operativos. Todos lo miembros europeos de la OTAN padecen monumentales
desequilibrios de sus cuentas públicas y la organización se enfrenta
con la cuadratura del circulo: postula aumento del gasto militar sin
recursos suficiente para sustentarlo (...) La impotencia bélica europeas
tiene manifiestas consecuencia en el plano económico (...) esta acentúa
a su vez las debilidades europeas para gestionar la crisis
[3].
Sólo Estado
Unidos ha tenido que cargar con los costos más significativos de la
guerra contra Libia. Se especula que más de 715 millones de dólares
[4] le ha costado al pueblo estadounidense, hasta hoy, la operación
militar contra ese país, mientras que para el conjunto de los países
europeos miembros de la OTAN el gasto ha sido mucho menor, pero no menos
insoportable para sus golpeadas economías. Entre ellos se inscribe
el gobierno español que ha impuesto a su pueblo un conjunto de medidas
económicas draconianas; un paquetazo económico, al tiempo que gasta
millones de euros para asesinar a otros pueblos. “España se ha
gastado, hasta ahora, 43 millones de euros en la guerra de Libia”.
La prórroga indefinida de la misión española en la operación militar
acarreará más de 14 millones al mes, según los últimos datos del
Ministerio de Defensa. A Reino Unido le ha costado cerca de 400
millones de dólares [5].
Cuando el
Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguraba que
la renuncia al poder de, Muammar al Gaddafi, era “sólo cuestión
de tiempo” [6], obviamente no estaba mirando su propio reloj.
Para pesar de muchos, y del propio Rasmussen, el tiempo sólo juega
contra los planes imperiales en Libia y contra los mercenarios del Consejo
de Transición Nacional libio (CTN). Cada día que pasa, y los crímenes
de la OTAN contra la población civil Libia se intensifican, al mismo
tiempo crece la determinación del pueblo libio a resistir a las agresiones
imperiales. Cada día que pasa los mercenarios del CTN se ven descubiertos
en sus sucios nexos y relaciones con los criminales de la alianza, perdiendo
el poco prestigio conquistado por la mentira y las manipulaciones de
los medios internacionales. Cada día que pasa sin que la OTAN pueda
alcanzar sus objetivos planteados de asesinar a Gaddafi -en franca violación
de la Resolución 1973 de la ONU- y así destruir a la genuina resistencia
popular Libia para, de una vez por todas, iniciar la confiscación y
el reparto del botiquín de guerra (las riquezas de ese país) entre
las potencias participantes de la agresión, los gastos militares incurridos
por los países de la alianza continúan incrementándose.
Al tiempo
que la guerra contra Libia se intensifica, también se incrementan las
protestas populares dentro de los Estados Unidos y Europa provocada
por los recortes salariales, los recortes en la seguridad social, la
flexibilización laboral y la extensión de los años de jubilación
[7]. Los pueblos de Estados Unidos y Europa comienzan a comprender
que la guerra se les está llevado sus recursos que antes eran destinados
a su seguridad social. Los pueblos del “mundo desarrollado” despiertan
ante la misma realidad que sucumbe a los pueblos del Sur. Al tiempo
que, por otro lado, el mundo también comienza a reaccionar contra los
crímenes y las constantes violaciones a los derechos humanos perpetrados
por una organización, la OTAN, que justificaba su intervención en
Libia bajo el falso propósito de “defender al pueblo libio”
[8].
El dinar-oro
y la guerra
Mucho se
ha dicho y escrito sobre las razones y objetivos que han impulsado a
los países de la OTAN, particularmente a los Estados Unidos, para emprender
una nueva guerra, esta vez contra Libia. Muchas veces se tiende a ignorar
otras razones, no menos importantes, que provocan la agresión de las
potencias imperiales. Una fiera acorralada reacciona siempre con desesperación
cuando siente su vida peligrar. Pero mucho peor reacciona un imperio
arrogante cuando su vida, el sistema capitalista, se encuentra acorralado.
La crisis del sistema capitalista mundial hace que todos debamos replantearnos
muchas opiniones y escudriñar entre los muchos análisis para descubrir
y comprender qué puede ser más perjudicial para el agotado sistema.
Incluso, en ocasiones, aquello que aparenta ser lo menos significativo
entre otros factores -porque muy poco se habla de ello- se nos impone
como lo fundamental, o, mejor dicho, como una de las razones fundamentales
que, sumado a otras no menos importantes, promovieron la guerra
contra un país; el ataque de las fierras acorraladas.
En un mundo
donde el petróleo, el agua dulce y las reservas de minerales estratégicos
escasean, aquél país que las posea se convierte, inevitablemente,
en blanco lógico de los grandes poderes económicos fácticos mundiales.
Si, toda el África, y particularmente Libia, concentra lo más codiciado
por los capitales. Sólo Libia es poseedora de importantes reservas
de petróleo liviano situados en tierra firme –el más cotizado entre
todos los petróleos por su bajo costo de refinación, extracción y
movilidad- cuyos últimos datos de reservas certificadas hablan de 46.4
MMMBls. (mil millones de barriles en reservas) y unas expectativas de
alcanzar los 100 MMMBls [9]. Además, Libia cuenta con
importantes reservorios de agua fósil, uno de los más grandes del
mundo estimados en 12000 Km3. Se trata del Great Man Made River Project,
o GMRA, una inversión millonaria realizada por el Estado libio que,
por medio de un amplio sistema de tuberías “de hormigón prefabricado
de cuatro metros de diámetro, se extiende por extensas
áreas de Libia, completando unos impresionantes 4.000 kilómetros de
recorrido y con una capacidad teórica de suministro de seis millones
de metros cúbicos de agua al día desde el desierto hasta la costa”
[10]. Nada más suculento y codiciado que el petróleo y el agua
para los capitales europeos que no poseen, y para peor desgracia de
Libia -por su ubicación geoestratégica frente a las costas del mar
mediterráneo, dispuesto exactamente frente a Europa- su conquista se
convierte en el trofeo más codiciado de una competencia de ladrones.
Pero existen otras razones que mueven al imperio contra Libia, y de
la que muy poco se habla: su propuesta del dinar-oro.
Desde los
acuerdos de Bretton Woods establecidos en 1944, -un año antes del fin
de la II Guerra Mundial- cuyos tratados instauraron al dólar como moneda
de reserva internacional y de transacción mundial, hasta 1971, fecha
en que el presidente estadounidense de turno Richard Nixon anulara de
un plumazo la sustentabilidad del dólar en oro, nunca antes había
peligrado tanto como hoy el fin de la hegemonía económica mundial
imperial sustentada también en su moneda.
Han sido
pocos los países que se han atrevido a plantear con seriedad salidas
frente al devaluado dólar. Sólo el Irak de Saddam Husein, la Revolución
Islámica de Irán, la Revolución Bolivariana encabezada por Hugo Chávez
y la Jamahiriya Árabe Libia de Muammar Al Gaddafi han sido los únicos
países y jefes de gobiernos quienes se han propuesto serias salidas
a la crisis del dólar desatada en 1971, avistando la sustitución de
sus reservas de dólares por otra moneda común, o una cesta de monedas
de transacción regional respaldadas en oro. Las propuestas de Irán,
Irán, Venezuela (junto a los países del ALBA [11]) y Libia
se diferencian de otras propuestas similares asomadas por China y Rusia
porque tienen la particularidad de ser países con fuertes economías
y fortalezas respaldadas en sus inmensas reservas petroleras.
Dos intelectuales europeos, Antonio Pérez Omister y Purificación González
de la Blanca, nos ofrecen datos importantes e interesantes opiniones
en sus trabajos desarrollados al respecto de este tema. Veamos.
Antonio
Perez Omister, intelectual Catalán y autor de los libros ‘Conzpiración’
y ‘Los iluminados de Lucifer’ que analizan el dramático momento
por el que atraviesa España [12],
pone de manifiesto lo que es, a su entender, otra de las razones fundamentales
que han generado el asalto criminal de la OTAN sobre Libia. Recuerda
Omister:
“Por
lo tanto, según indican algunos expertos, el objetivo principal de
la intervención militar aliada en Libia es, entre otras relacionadas
con el control de los recursos naturales de ese país, como el gas y
el petróleo, el mantenimiento del estatus del dólar como moneda internacional.
No olvidemos que Estados Unidos, el país con la mayor deuda exterior
del planeta, financia una buena parte de la misma a través de su moneda,
apreciándola o devaluándola a su conveniencia.
Según
los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el Banco Central
de Libia, que está bajo el control total de Gadafi, se almacenan
143,9 toneladas del metal precioso con un valor estimado de 6.500 millones
de dólares. A diferencia de la mayoría de los bancos centrales, que
prefieren depositar sus reservas en Londres, Nueva York o Suiza, el
Banco Central de Libia almacena el oro en el propio país. Algo que
también hace el Gobierno de Estados Unidos, y que en su día hacía
también el Banco de España, que a principios del siglo XX llegó
a poseer la tercera reserva mundial de oro, por detrás sólo de Gran
Bretaña y la todavía Rusia zarista.
Quien
controla la moneda de un país, controla también su gobierno. Y, por
mucho petróleo que posean los países
árabes, mientras la moneda internacional utilizada para realizar esas
transacciones sea el dólar, serán los Estados Unidos quienes controlen
el precio del barril de crudo, y no los países productores”
[13].
Purificación
González de la Blanca, abogada española, es otra de los muchos investigadores
que hoy comienzan a cuestionar muy fuertemente la participación de
España en el asalto contra Libia. Para González de la Blanca no existen
dudas de que los grandes intereses económicos-financieros mundiales
están directamente implicados en el crimen contra ese país. En su
investigación que recoge en un artículo titulado: “Libia, mucho
más que petróleo” señala de forma sistemática y concisa lo
que para ella representa la razón fundamental del ataque a Libia y
los responsables directos de la criminal acción de la OTAN. En el escrito
se pregunta:
“¿Por qué han atacado a Libia? Me remito a “Claves para entender la Guerra en Libia: ¿Petróleo o Bancos Centrales?”, de Elen Brown, Presidenta del Public Banking Institute. Se refiere a una entrevista al General Wesley Clark –en Democracy Now- en la que éste explica que sobre diez días después del 11-S, otro general le dijo que iban a atacar Iraq. No sabía por qué. Más tarde le revelaría que el plan era atacar a 7 países: Iraq, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán. ¿Qué tienen estos 7 países en común? Que ninguno de ellos es miembro del Banco de Compensaciones Internacionales, es decir: están fuera del alcance del Banco Central y de los movimientos relacionados con el dólar, una moneda devaluada, que ha arrastrado en su caída a toda la economía mundial.
¿Pero quien decide los ataques? La Reserva Federal Norteamericana,
un club privado, integrado por los verdaderos amos del planeta: Los
Rothschild, Rockefeller, Morgan, Warburg, Moses Israel Seif, Lazard,
Lehman Brothers, Godman Sach, etc. La RF es propietaria de la CIA, el
Pentágono, el FMI…y maneja a la ONU y a la OTAN. Su objetivo es el
asalto a los bancos centrales de esos países y hacerse con sus reservas
de oro. Comenzaron por Iraq, ahora le sigue Libia y van a por el resto
ya mencionado, sin desdeñar el petróleo u otros recursos (...)Y es
que el objetivo de la Reserva Federal de EE.UU. en esta guerra, petróleo
aparte, como ya hemos comentado, es hacerse con las importantes reservas
de oro de Libia, estimadas en 144 toneladas de oro, para respaldar al
dólar” [14].
El crimen
organizado por los poderes económicos fácticos mundiales que dominan
a los Estados que conforman a la OTAN (Estados Unidos y Europa) no encuentra
limites cuando se trata, además de buen negocio, un asunto de supervivencia.
El capitalismo mundial ha entrado en una nueva etapa mucho más cínica
y descarada desde los años 70, fecha en que se da por agotado los famosos
“30 años gloriosos de la posguerra” [15]. Las guerras se
proponen como soluciones a su crisis económica. Pero la pregunta crucial
que todos debemos formularnos es ¿Hasta cuando el imperialismo podrá
sostenerse así? ¿Las rebeliones revolucionarias que se suscitan en
el Norte del África, el Medio Oriente, Latinoamérica, Europa y Asia,
no serán, acaso, el preludio de una revolución mundial que, más temprano
que tarde, le dará sepultura al verdadero culpable fomentador de imperialismos:
el capitalismo?
(*)
Basem Tajeldine es miembro del Centro de Saberes Africanos.
Referencias:
[1] Adam Smith, La riqueza de las naciones.
[2] Gates asegura que el futuro es negro para la OTAN http://t.co/Xu6MhMs
[3] Claudio Katz, Fuente: Rebelion.org: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130624
[4]Más de 715 millones de dólares ha gastado EE.UU. en la agresión a Libia http://t.co/uhCY4lF
[5] Mientras Zapatero impone recortes a gastos sociales la guerra en Libia cuesta a España 14 millones al mes. Fuentes: Patria Grande, Antenadigital.es y Rolando Segura, corresponsal de TeleSUR en Libia.
[6] Fuente: EFE, 01/06/2011
[7] Medidas implementadas por los países europeos para palear la crisis económica.
[8] Resolución 1973 de Naciones Unidas.
[9] Agencia Internacional de Energía, data 2010
[10] Lo que ignoras sobre Libia. Fuente: ElPaís.com y http://t.co/psl01Tu
[11] Los países que conforman la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) son: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Antigua y Barbudas, Dominica, San Vicente y las Granadinas.
[12] http://hispanismo.org/politica-y-sociedad/10066-entrevista-antonio-perez-omister.html
[13] Artículo: Por un puñado de dólares, de António Pérez Omister, publicado en Diario Siglo XXI
[14] Libia, mucho más que petróleo, de Purificación González de la Blanca, fuente: La Voz de Cádiz
[15] Los “30 gloriosos”, referido a los 30 años transcurrido después de la II Guerra Mundial, momento en que el capital experimento una gran pujanza económica por la reconstrucción de Europa. Su fin cierra un ciclo e inaugura uno nuevo de crisis y destrucción de fuerzas productivas. Ver: a Luis Arismendi, Profesor de la UNAM, Mexico.