Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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“Las colonias son las letrinas del alma europea….”
Thomas Pynchon
Después de décadas bajo presión de Estados Unidos, la antigua Unión Soviética, China y la ONU para otorgar la independencia a las colonias de ultramar, cuatro potencias colonialistas europeas bajo la égida de la Unión Europea han revertido ese curso. En una reciente decisión que se espera adoptar en el mes de marzo del 2012 sobre los países y territorios de ultramar, OCTs (sigla en inglés) el término “colonia” ya no se usa en la “nueva jerga” globalizada, la Unión Europea ahora insiste que las dependencias de un grupo de cuatro miembros de la Unión Europea, “que se extienden por todo el mundo,” deben ser menos “dependientes” de Europa pero que deben ser conservadas como “importantes dependencias estratégicas.” La Unión Europea también desea que sus colonias reflejen los valores europeos y participen en las políticas de comercio internacional y globalización.
La Unión Europea también está tratando de separar las políticas que aplica hacia los países de la ACP –África, el Caribe y el Pacífico-- Las ACP son naciones que alguna vez fueron colonias de países europeos pero que han alcanzado la independencia. Queda claro que la Unión Europea no tiene intenciones de ver que las OCTs integren las filas de las ACP de manera que una política totalmente diferente sobre los OCTs está siendo adoptada, política que refleja el hecho que las “dependencias estratégicamente importantes” de la Unión Europea permanezcan bajo el tutelaje de esta en el futuro previsible. En la “nueva jerga” propia de la Unión Europea, los países OCTs deben mantener su relación con sus amos europeos debido a los “estrechos lazos institucionales, históricos y políticos” con la Unión Europea.
También se espera que las colonias comiencen a adoptar las normas y reglas internas de la Unión Europea, las cuales podrían imponer gobiernos no elegidos por parte de los señores de la economía en territorios que enfrentan inestabilidad económica y financiera. Tales “normas y reglas” que imponen gobiernos no elegidos han sido recientemente aplicadas a Grecia y a Italia que ahora son gobernadas por tecnócratas y banqueros.
Semejantes gobiernos no elegidos ya existen en el territorio caribeño británico y en las islas Turks y Caicos, TCI (sigla en inglés). Estas islas alguna vez se auto gobernaron pero ahora son regidas por un gobernador británico asignado, Ric Todd, quien realiza lucrativos negocios con firmas extranjeras que desarrollan balnearios y casinos con muy poca participación de los dirigentes políticos de Turks y Caicos. Las islas han visto huelgas de empleados públicos y manifestaciones de aquellos que quieren la reinstauración en el territorio del gobierno elegido con algunos francos llamados a la independencia de Gran Bretaña. La reimposición británica del status colonial en las TCI fue justificada por lo que se alegó una masiva corrupción de los líderes locales elegidos. Estados Unidos le ha tenido a las TCI el ojo puesto como un importante engranaje del contrabando de drogas y lavado de dinero durante décadas. Existen informes que el ex ministro jefe del gobierno, Michael Misick huyó hacia la República Dominicana para evitar un juicio. No obstante, pareciera que las TCI han intercambiado algunos líderes políticos corruptos por algunos administradores coloniales británicos iguales o más corruptos que actúan a su propio capricho o por orden de Londres.
El esfuerzo para restaurar el concepto de colonización, aunque sea bajo una denominación diferente, también se ha hecho notar en la Organización de Naciones Unidas donde el Cuarto Comité Especial de la Asamblea General –Comité Especial de Política y Descolonización—has estado bajo intensa presión de parte de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Israel y otros países para reducir el entusiasmo por la descolonización. Con la nueva decisión de la Unión Europea de mantener el control sobre las “posiciones estratégicamente importantes” de Europa alrededor del mundo, los ingleses, franceses, daneses y holandeses no quieren ver a la ONU metiendo sus narices en los asuntos de las Islas Caimán, Nueva Caledonia, Groenlandia o Curazao. A Estados Unidos siempre le ha disgustado que la ONU se involucre en el status colonial de Puerto Rico, Guam, las Marianas, las Islas Vírgenes EUA y Samoa EUA mientras que Israel siempre se ha mostrado reacio ante cualquier moción sobre su administración colonial de la Ribera Occidental y las Alturas del Golán.
Francia hábilmente ha evitado lidiar con el cargo de colonizar a sus tres territorios en el Hemisferio Occidental –Martinica, Guadalupe y Guyana—Holanda ha asumido una actitud similar denominando a sus tres territorios caribeños Saba, San Eustaquio y Bonaire como “municipalidades de ultramar” del Reino de los Países Bajos. Los otros tres territorios holandeses, Curazao, Aruba y San Maarten se denominan “países autónomos” de los Países Bajos. Estos malabares de nombres están todos dirigidos a enmascarar el resurgimiento del amorío europeo con sus colonias. El Movimiento para el Avance del Pueblo, MAP en la colonia caribeña francesa de San Martín en la parte norte de la isla que Francia comparte con Holanda, se está quejando porque las decisiones importantes las está tomando el Prefecto de la isla asignado por Francia y que en las decisiones frente a frente, la parte holandesa de la isla tienen que ser tramitadas a través de París y no de territorio-a-territorio. Semejante interferencia micro administrativa por parte de miembros de la Unión Europea radica en el corazón de la nueva política de la Unión Europea hacia los países OCT.
En el año 2009 en medio de acusaciones que París no estaba haciendo lo suficiente por mejorar sus economías, el pueblo de Guadalupe, Martinica y Guyana salió a las calles y protestó. Los disturbios tuvieron un tinte racial con acusaciones que la riqueza de las islas estaba siendo acaparada por las elites blancas y mulatas de piel clara, mientras los trabajadores negros estaban recibiendo bajos salarios.
Para Estados Unidos es importante que la Unión Europea mantenga sus “estratégicamente importantes posiciones” dentro del gran designio del Pentágono, asegurándole acceso militar a esas posiciones en caso de guerras regionales o globales. Dinamarca no está dispuesta a ver que Groenlandia adquiera más soberanía debido a que Estados Unidos no quiere renegociar un acuerdo para mantener una base nacional norteamericana antimisilística en Tule. Groenlandia también es conocida bajo un título no “colonialista”: país autónomo del Reino de Dinamarca. La colonia estratégica danesa de las Islas Faroe en el Atlántico Norte es conocida como un territorio “auto gobernado” del Reino de Dinamarca.
El único interés para Estados Unidos que la Unión Europea reestampe su sello, es asegurarse el acceso a sus bases. Antes que Estados Unidos ingresara a la II Guerra Mundial, los ingleses y los norteamericanos negociaron el Acuerdo de Préstamo y Arriendo mediante el cual se intercambió 50 destructores de la marina norteamericana a Gran Bretaña por derechos de base en las colonias británicas caribeñas de Bermuda y Newfoundland. Sin embargo el gobierno de Franklin D. Roosevelt insistió en que después de la guerra, Gran Bretaña iniciara un proceso de descolonización, proceso que contemplaba la independencia de las colonias que albergaban bases norteamericanas, incluyendo a las Bahamas, Guyana, Antigua y Barbuda y Barbados.
Hoy en día, Estados Unidos se interesa solo por los derechos de base, no por la descolonización. El Pentágono considera a todos los OCT como potenciales bases aéreas, navales y centros de apoyo logístico para las futuras guerras de Estados Unidos/OTAN incluyendo posibles conflictos con Rusia, China y un bloque de naciones latinoamericanas de tendencia independentista.
Muchos países OCT que abrigan la esperanza de una eventual independencia y un escaño en la ONU solo pueden avizorar un prolongado status colonial y el espectro de fuerzas de la OTAN y Estados Unidos descendiendo sobre ellos, tornándolos en potenciales blancos de “daños colaterales” en futuras guerras de agresión norteamericanas y de la OTAN.
Los OCT incluyen los siguientes países: (el asterisco denota donde actualmente Estados Unidos mantiene instalaciones militares o derechos de base) Aruba*, Islas Vírgenes Inglesas, Bonaire*, Curazao*, Saba, San Eustaquio, San Maarten-San Martín, Anguilla, Bermuda*, Islas Caimán, Islas Turks y Caicos*, Monserrat, Nueva Caledonia, Polinesia Francesa, Wallis y Futuna, Pitcairn, Territorio Inglés en el Océano Índico (Diego García)* Mayotte, Saint Pierre y Miquelon, Reunión, Martinica, Guadalupe, Guyana Francesa, Groenlandia*, Islas Faroe*, Territorio Antártico Inglés*, Islas Falkland, Islas Georgias del Sur e Islas Sandwich del Sur, Santa Helena y las dependencias de Ascensión y Tristao da Cunha* y los Territorios Antárticos y del Sur Franceses.
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