Contra la
Jamahiriya Libia las potencias fueron por su petróleo y por detener
la más peligrosa propuesta asomada por Muammar Al Gaddafi, su
“arma de destrucción masiva” más temida por el Imperio:
el Dinar Oro (moneda de circulación regional respaldada en oro
libio, y que reemplazaría al dólar como moneda de reserva y transacción
en los países de la Unión Africana). Libia estaba desarmada, también
aislada, por los que fue presa fácil de las garras imperiales. Pero
contra la República árabe Siria las razones son otras. Su aferro al
Panarabismo, su estratégica conexión con Irán y su histórico apoyo
a la resistencia del pueblo palestino y libanés contra las agresiones
del ejercito sionistas de Israel construyen las razones fundamentales
que explican el encono imperial contra el gobierno sirio de Bashar Al
Asad.
Siria es infinitamente
más compleja que Libia, pues cuenta con el apoyo militar estratégico
de Irán y también de Rusia. Además cuenta con el manifiesto apoyo
de bloqueo por parte de Rusia y China sobre cualquier resolución que
legitime una agresión tipo Libia en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Aunque el imperio pretenda desviar la atención del mundo induciendo
una guerra civil entre factores religiosos sunitas, chiita , drusos
y cristianos, la mayoría del pueblo sirio es consciente y, además,
conoce bien la experiencia de su vecino Irak como para caer en la misma
trampa.
Es conocido
el cerco mediático contra Libia y Siria. Los medios transnacionales
han callado sobre lo que viene ocurriendo en Libia y Siria. De la resistencia
libia (Al Mukawama libiya) poco dice. Y poco también sobre el mayoritario
respaldo del pueblo sirio a su gobierno y la determinación de muchos
a resistir “hasta la última gota de sangre”. A duras penas una
pequeña noticia logra colarse por esos medios sobre los residentes
en Bani Walid y las movilizaciones en Damasco.
Imaginemos a más de 1 millón de personas armadas -en realidad muchas más- jurando venganza y continuando la lucha contra quienes llaman “las Ratas de la OTAN”. Imaginemos las banderas verdes de la Jamahiriya nuevamente ondeando sobre los techos de muchas viviendas y calles de las más importantes ciudades de Libia, aún a pesar de la represión y los odios desatados por la embestida imperial de la OTAN y los valentonados mercenarios. Imaginemos a los sirios enfurecidos y tomando venganza contra los traidores-mercenarios sirios y lo traídos de Libia, Pakistán, Afganistán y arabia Saudita. Pues nada de esto es ficción. La realidad la supera.
Miembro del Centro de Saberes
Africanos