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Basándose en las agresivas tácticas comerciales competitivas que emplea la alianza de las corporaciones norteamericanas, la comunidad de inteligencia de Estados Unidos y el Pentágono, expertos asiáticos en aviación se preguntan en voz alta si la reciente caída del Sujoi Super Jet 100 en Indonesia no sería consecuencia de un sabotaje industrial de alto vuelo preparado con el objeto de proteger el lucrativo mercado de la aviación civil y militar de la Boeing en Asia a costa de la reemergente industria rusa de la aviación.
El avión de pasajeros Sujoi transportaba futuros clientes indonesios como también periodistas y algunos empleados de la empresa Sujoi cuando chocó con la cumbre del Monte Salak, cerca de Yakarta. No hubo sobrevivientes entre los aproximadamente 50 pasajeros y miembros de la tripulación. Un periodista indonesio de confianza comentó que la única copia del manifiesto de pasajeros estaba a bordo de la nave cuando esta se estrelló. Aparte de la tripulación y funcionarios de la Sujoi, había un número de representantes de aerolíneas indonesias como también periodistas locales y también provenientes de países como Francia, Italia y Estados Unidos.
Luego de 21 minutos de vuelo de demostración, el piloto solicitó a la torre de control permiso para descender de 10 mil pies a 6 mil pies de altitud. Aunque había solo una leve lluvia, las condiciones del tiempo no eran peligrosas. Se desconoce la razón del piloto para solicitar un descenso. Poco después del descenso la torre de control perdió contacto con la nave. Observadores en tierra informaron que el avión parecía “inestable” antes de estrellarse. El avión no despegó desde el Aeropuerto Internacional de Sukarno-Hatta sino desde un aeropuerto local, el Aeropuerto Halim Perdanakusuma que es compartido con la Base Halim de la Fuerza Aérea de Indonesia.
La Base Halim es donde las tropas de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos han estado entrenando a sus colegas indonesios en diferentes tácticas aéreas que posiblemente incluyen diversos tipos de interferencia que se emplean como tácticas de guerra electrónica diseñadas para interferir con los sistemas de navegación aérea. Algunos de los entrenamientos se efectúan una vez al año como parte del programa EXERCISE COPE WEST 10 patrocinado por el comandante del Comando del Pacífico de Estados Unidos con base en Hawaii. En el ejercicio del año pasado, el COPE WEST 10 se concentró en operaciones militares simuladas contra la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación de China, la cual emplea aviones de combate diseñados y bajo licencia de la Sujoi, incluyendo el Sujoi 27 y el Sujoi 30.
El Sujoi tenía marcado el muy módico precio de 35 millones de dólares por unidad, menor que sus equivalentes de la Boeing y se trató de la primera oferta de una aeronave comercial rusa desde el colapso de la Unión Soviética. Tres nuevas líneas aéreas indonesias, la Karka Airlines, la Sky Aviation y la Queen Air ya habían colocado órdenes de compra por un total de 48 Super Jets 100 y había otras 170 órdenes desde otras partes del mundo. La caída del Super Jet ha puesto en duda el atractivo y la viabilidad del avión a los ojos de clientes actuales y futuros.
Durante la última visita a Indonesia el presidente Obama firmó un convenio con la línea aérea indonesia Lion Air para la compra-venta de 230 aviones Boeing con un préstamo de garantía de parte del Eximbank (US Export Bank) de 22 mil millones de dólares. Obama comentó que el convenio para el suministro de aviones Boeing a la Lion Air crearía 110 mil puestos de trabajo en Estados Unidos. Sin embargo, el ingreso de la Sujoi al lucrativo mercado de la aviación comercial de Indonesia, en el cual se cuenta con un número de competidores de la línea Garuda Indonesian Airlines de propiedad semiestadal y con un alto registro de problemas de seguridad, representa una amenaza para el negocio de la Boeing en el país y para el convenio elaborado por Obama.
Lion Air es de propiedad de los hermanos Kusana y Rusdi Kirana, ex agentes de viajes. El bajo nivel de seguridad de la línea aérea ha hecho que esté prohibida en la Unión Europea debido a su bajo nivel de mantenimiento y falta de transparencia corporativa, además que algunos pilotos han estado implicados en contrabando de drogas. El 15 de febrero pasado, la Reuters informó sobre el Festival Aéreo de Singapur que se celebra cada dos años, al cual asistió Rusdi, señalando que se sabe muy poco sobre los hermanos Kirana excepto por el hecho que fueron también vendedores de máquinas de escribir Brother. Estos hermanos iniciaron hace poco más de diez años la línea aérea Lion Air.
Al Festival Aéreo de Singapur asistió el presidente de la Boeing Southeast Asia, Ralph “Skip” Boyce promoviendo ofertas comerciales que incluían el Boeing 787 Dreamliner, el Boeing 737-MAX y el Boeing 747-8 Intercontinental como también modelos militares como el KC-135R Stratotanker y el caza F-15. Boyce es el ex embajador de Estados Unidos en Indonesia y Tailandia y es el segundo jefe de la misión norteamericana en Singapur. Boyce fue criticado en Tailandia por oponerse a las antigobiernistas “Camisas Rojas” durante la dictadura militar. No obstante, los contactos de Boyce al interior del gobierno y el establecimiento empresarial indonesio le permitieron asegurar una orden de compra por 77 aeronaves Boeing para la Thai International Airways. Boyce también fue criticado por una parte de la prensa de Indonesia por encubrir supuestamente los detalles del ataque terrorista del año 2002 en la ciudad de Bali donde murió un número de nacionales indonesios y turistas extranjeros.
Obviamente que la entrada de la Sujoi al lucrativo mercado asiático con el Superjet de menor costo fue vista por la Boeing como una amenaza a sus negocios en la región. También la Boeing recibió ayuda de parte de Obama quien aseguró el préstamo de garantía del Eximbank para que Lion Air comprara los aviones Boeing.
Por otra parte, la Lion Air fracasó en su intento de introducir su Oferta Pública Inicial (OPI) de mil millones de dólares en acciones debido al colapso financiero global que puso a la línea aérea en peligro financiero. Su principal competidor, la línea Garuda también retrasó su movida en la bolsa lo cual causó una gran onda expansiva en el mercado de la aviación de Indonesia. Es muy posible que sin la ayuda del préstamo de garantía conseguido por Obama para el acuerdo con la Boeing, Lion Air se habría visto forzada a la quiebra.
Estados Unidos no vacila en recurrir al sabotaje industrial contra sus competidores, especialmente cuando se trata de Asia.
En la “guerra de los automóviles” con Japón, conflicto sin precedentes, el gobierno de Obama no vaciló en recurrir al sabotaje industrial contra Japón a través de una operación planificada y dirigida contra el fabricante japonés de automóviles Toyota. En el año 2010 el Secretario de Transportes del gobierno de Obama, el republicano Ray LaHood se enfrascó en una virulenta campaña contra la Toyota por problemas de unos pedales de aceleración que ni siquiera eran fabricados por Toyota sino por una firma instalada en Indiana, la CTS (antes conocida como Chicago Telephone Supply).
LaHood lanzó la campaña en Estados Unidos contra la Toyota declarando que todos los dueños de un Toyota deberían dejar de usar sus vehículos y devolverlos a su representante para su reparación. Miel sobre hojuelas para las financieramente afligidas General Motors y Ford, LaHood pintó con brocha gorda sus comentarios acerca de los Toyotas. El problema afectó solo a una pequeña fracción de vehículos Toyota que tenían un pedal de aceleración fabricado en Estados Unidos. El problema del acelerador significó el retorno voluntario de millones de vehículos Toyota, incluyendo los modelos populares Camry y Corolla por parte del gigante japonés.
LaHood se hallaba implementando una operación de la Casa Blanca con el objeto de agarrar una mayor tajada de la fracción del mercado en manos de Toyota y entregársela a la General Motors y a la Ford. El gobierno de Obama a través de su rescate de la General Motors se convirtió en un fabricante virtual de automóviles y decidió jugar béisbol con Japón, justo como lo está haciendo ahora con Rusia en representación de la Boeing.
Los antecesores de Obama en la Casa Blanca no han vacilado embarcarse en espionaje industrial con el objeto de incrementar su participación en el mercado. En el año 1995 el presidente Bill Clinton autorizó a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA sigla en inglés) para espiar a compañías como Toyota y Nissan durante las negociaciones comerciales de E.U. en Tokio en torno a las importaciones de automóviles de lujo japoneses a Estados Unidos. George H.W. Bush también empleó a la NSA para espiar en Indonesia durante las negociaciones entre el entonces presidente Suharto y la casa NEC de Japón por un gran contrato multimillonario de telecomunicaciones. Bush compartió la información con la AT&T competidora de NEC por el contrato indonesio. Bajo la presión de Washington, Yakarta decidió dividir por la mitad el contrato entre NEC y AT&T.
Un ex miembro del congreso norteamericano confidenció que él nunca quedó satisfecho con la explicación sobre la súbita muerte en el mes de febrero del 2010 de su amigo y poderoso presidente del Subcomité de Asignaciones para la Defensa, el representante John Murtha de Pensilvania, debido a una infección luego de una intervención quirúrgica de rutina a la vejiga en el Hospital Naval de Bethesda en Washington DC. Murtha era un factor influyente en la adjudicación de una propuesta por 35 mil millones de dólares entre la Boeing y el grupo EADS (European Aeronautic Defense and Space) para el suministro a la Fuerza Aérea de Estados Unidos de la versión militar del Boeing o del Airbus para operar como tanquero de reaprovisionamiento en vuelo de combustible. Murtha fue reemplazado como presidente por el representante Norman Dicks del estado de Washington, conocido como “el congresista de la Boeing”. Un año después de la muerte de Murtha, la Boeing recibió el contrato de la Fuerza Aérea.
Cuando se trata de espionaje y de sabotaje la capacidad de Estados Unidos de hacer lo que sea, incluyendo el asesinato, nunca debe ser subestimada. Su sórdido prontuario habla por si solo.
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