“Cuando nosotros damos un paso ya lo hemos analizado 5 o 6 veces. Nosotros no improvisamos nada, absolutamente nada. Paso que damos es paso que estamos seguros que vamos bien. Y si notamos que algo va a pasar, entonces volvemos a reconsiderarlo.”
Manuel Marulanda Vélez
Pareciera ser que cuando se busca o se acepta la paz, dentro de una guerra, una de las partes en conflicto suele estar en una situación “nerviosa”. ¿Las FARC-EP están “nerviosas”? ¿La oligarquía colombiana está “nerviosa”? ¿Alguien está “nervioso”?
Surgen muchas preguntas al darse a conocer oficialmente, por parte del gobierno colombiano, los acercamientos entre el Gobierno y las FARC-EP. Por el momento no existe algún pronunciamiento oficial de las FARC-EP con respecto a esos acercamientos ni con respecto al supuesto documento “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” difundido y dado a conocer por RCN Radio.
Pero en el caso de que así fuera, de que ya ha habido acercamientos o “encuentros exploratorios” entre el Gobierno y las FARC-EP y que se ha llegado a establecer un documento, entre las partes, representado en el “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, no deja de llamarnos la atención ciertos puntos que están presentes –en el documento– y otros que están ausentes, si del documento se tratara.
Ciertamente el documento surgido de los “encuentros exploratorios” adolece de elementos de extrañeza e ingenuidad, para ser sostenidos por una veterana guerrilla marxista-leninista y bolivariana, respecto a los puntos tratados y no tratados dentro de la agenda. Pero puede bien que aquello sea un primer paso, no el definitivo, y que el documento esté sujeto a cambios. Quien sabe.
Estamos hablando de una guerrilla experimentada y con una rica historia de lucha como son las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP).
Puntos que merecen ser tomados en cuenta o que merecen tomar más atención por parte de la guerrilla
“El Gobierno tiene un diseño para la política de paz, para arreglar dizque el país; nosotros tenemos un diseño para la política de paz. Somos dos partes enfrentadas, entonces pongamos en la mesa haber que sale de lo del gobierno y que sale de nosotros.”
Manuel Marulanda Vélez
Los siguientes puntos están ordenados sin ningún orden de importancia.
Puntos ausentes
1.- Bases Militares de EEUU en suelo colombiano.
2.- Aportes “desinteresados” en lo financiero, militar e inteligencia aportados por EEUU al Estado de Colombia.
3.- Presos de la insurgencia extraditados a EEUU.
4.- Derogación de la ley “Justicia y paz”.
Puntos presentes a poder clarificar
1.- En el punto 5 (Titulado “Víctimas”), definir concepto “víctimas” y que pueda estar más especificado. Si bien se acostumbra a definir víctimas a los que sufren de violencia física o sicológica, o a los familiares que han perdido a un ser querido, los millones de desplazados de Colombia no pueden estar apartados de esta categoría.
2.- Clarificar el punto sobre “Cese al fuego y de hostilidades, bilateral y definitivo” dispuesto en el tercer punto de la agenda (Titulado: “Fin del Conflicto”).
3.- Clarificar el punto sobre “Dejación de armas. Reincorporación de las FARC-EP a la vida civil –en lo económico, lo social y lo político–, de acuerdo a sus intereses.”, igualmente dispuesto en el tercer punto de la agenda.
4.- Mejor definición sobre las “organizaciones criminales y sus redes de apoyo”.
¿Quién no desearía la paz?
En medio de una guerra ¿quién no desearía la paz para el pueblo colombiano? Lamentablemente e históricamente la oligarquía colombiana nunca ha deseado la paz para los colombianos, siempre ha buscado doblegar a fuego y sangre las voces de cambio en beneficio del pueblo.
Están tan infectadas las instituciones de Poder en Colombia que cambiarlas involucraría necesariamente hacer una cirugía mayor. El dinero del narcotráfico y las vínculos con el paramilitarismo y el narcotráfico están enquistados en los poderes del Estado que ni llegan ya a sorprender.
Y, para colmo, esa oligarquía colombiana, están ingeniosamente respaldados por el gobierno de EEUU, que más parece un “dueño de fundo” salvaguardando sus “intereses” para poder satisfacer la demanda por drogas en su territorio. ¿Cómo no podría haber buenas relaciones entre el país mayor consumidor de drogas en el mundo con el mayor productor de cocaína en el mundo?
Desconfianza y pesimismo frente a los “encuentros exploratorios”
La historia de traición de la oligarquía colombiana debe ser bien conocida por las guerrillas colombianas. Hechos como la amnistía de Gustavo Rojas Pinilla o el genocidio de la Unión Patriótica deberían volver a la memoria con respecto a la entrega de armas y entrar al escenario político desde la lógica burgués.
No nos extrañaría que frente a los últimos avances en el terreno militar de las FARC-EP, el gobierno colombiano haya tenido la disposición hipócrita de querer buscar llegar a algún “acuerdo” con la guerrilla.
Es que… ¡¡¡Qué más quisiera la oligarquía colombiana junto a sus patrones de EEUU ver a las FARC-EP o al ELN desarmadas e incorporadas a la “vida civil”!!! ¡¡¡Que maravilla para EEUU tener una Colombia sin guerrilla, para poder agredir sin dificultad a la hermana República Bolivariana de Venezuela!!!
El juramento de las FARC-EP debe ser seguido al pie de la letra hasta el fin. Los intereses particulares que pudieran haber no pueden ser antepuestos de ninguna manera frente a la memoria de los caídos en casi medio siglo de lucha revolucionaria en Colombia. ¿Es que acaso se vio al FSLN en Nicaragua buscar “encuentros exploratorios” con la dictadura de Anastasio Somoza? ¿Es que acaso se vio al Movimiento 26 de Julio en Cuba buscar “encuentros exploratorios” con la dictadura de Fulgencio Batista?
Los acercamientos de las guerrillas con la oligarquía colombiana no hacen más que retroceder los avances en la lucha revolucionaria por la toma del Poder.
Los muertos en combate, los torturados, los desaparecidos, los asesinados, los amenazados de muerte, los encarcelados –luchadores todos por una nueva Colombia–, su esfuerzo de lucha no puede ser mancillada.
Si hemos jurado vencer, pues entonces venzamos. Pero la memoria de los compañeros que dieron su vida por una nueva Colombia no debiera ser pisoteada.