Con la firma del acuerdo de cooperación que acaba de suscribir Colombia con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o, en inglés, North Atlantic Treaty Organization (NATO), los países del resto del Continente agrupados en la UNASUR, en la CELAC y el ALBA, deben hacer conocer su desagradable molestia por ese atrevido paso del gobierno del país vecino, pues no resulta nada fácil digerir que si nos ufanamos de decir que vivimos en un Continente de Paz, cómo es posible que uno de sus miembros que ya dispone de siete bases militares gringas en su territorio, decida ahora hacerse confidente oficial de un organismo guerrerista por antonomasia como es la OTAN, creado por las potencias occidentales pocos años después de terminada la segunda guerra mundial, en 1949, dentro de la llamada guerra fría, entidad esa donde, además, no es nada fácil entender qué papel va a jugar allí nuestro vecino, que no sea otro que el de generar muchísimas dudas acerca de si es una realidad que está en pleno proceso de desarrollo aquella célebre justificación que se dio en el Congreso estadounidense durante el proceso de aprobación del Plan Colombia (hoy Plan Patriota), en abril del año 2002, por parte del representante de la mayoría Republicana, el Senador Paul Cover Dell, "Para Controlar Venezuela es necesario ocupar militarmente Colombia", sobre lo cual el excelente periodista, realizador y conductor del programa de noticias Dossier, Walter Martínez, nos lo recuerda con bastante frecuencia.
Si ello es así, pues entonces no nos queda más conclusión que esta: Colombia está siendo utilizada por los amos del mundo como caballo de troya para insmiscuirse abiertamente en nuestros asuntos internos y eso es sumamente grave e intolerable...
Y no es para menos que pudiera haberse decidido en las altas cúpulas del capitalismo que domina la economía mundial, avanzar con prontitud en esa dirección, “preocupadas” porque, efectivamente, las reservas disponibles del petróleo que ellas demandan y que requerirán cada día más y más, están palo a bajo y nuestro país, como el mundo todo lo sabe, es el que mayor reservas comprobadas posee y una estrategia para asegurarse que ese inmenso reservorio que tenemos los venezolanos vuelva a su control, es por la vía de derrotar el chavismo y de esa manera lograr que retornen al gobierno quienes detentaron los hilos del poder por cuarenta años, hasta 1998 y eso sólo sería posible, si se desatara una violenta ola desestabilizadora que concluya con una intervención militar a nuestro país, no necesariamente con soldados colombianos o efectivos regulares de la OTAN, sino a través de cientos de empresas mercenarias creadas para la guerra, tal cual se hizo en Libia y hoy se repite en Siria, las cuales recibirían, por supuesto, el apoyo bélico necesario para el éxito de esa aventura.
¿Estaremos equivocados en lo que decimos? ¿Habrá alguna otra justificación para que nuestra hermana República de Colombia se haga “agente” de la OTAN?
Hemos visto que el vecino país no fue admitido como miembro de la organización por razones estatutarias, tal cual les alegaron sus mandantes al gobierno de Santos, para negarle su ingreso. Al parecer, los únicos socios del organismo, les agregaron y así lo informaron los medios de comunicación, son los países del Atlántico Norte, aún cuando observamos que Turquía, país medio asiático y bañado por el Mediterráneo, es miembro desde la década del cincuenta…
Hay más preguntas, por supuesto, pero nos quedamos, por lo pronto, con esta última: ¿Ese binomio OTAN y las siete bases norteamericanas son para luchar contra las bandas del narcotráfico o más propiamente dicho para traer los vientos de la guerra y de la muerte a nuestros pueblos para controlarnos y que el gran capital continúe explotando nuestros recursos naturales a su libre albedrío?
No olvidemos que la OTAN pulverizó a Yugoslavia, invadió a Irak, a Afganistán, a Somalia y estuvo comprometida hasta los tuétanos en Libia y está a punto de iniciar muy pronto sus operaciones criminales en Siria…
