Congreso Universal Socialista (II)
(Gante, Bélgica, 1877)
La segunda parte, votada por separado, decía así:
El Congreso propone que en el seno de los partidos socialistas de todos los matices se evite recaer en los ataques e insinuaciones calumniosas que, desgraciadamente, se produjeron en una y otra parte y, reconociendo a cada fracción el derecho de la crítica razonada respecto de las demás fracciones, recomienda a los socialistas el respeto mutuo debido a hombres que tienen el sentimiento de su dignidad y la convicción de su recíproca sinceridad…
Esta segunda parte fue aprobada por unanimidad. A continuación, el Congreso inició de nuevo la discusión sobre la cuestión política. La delegación española, portadora de un mandato imperativo, hace la proposición de que:
Como línea de conducta para llegar a la Revolución social, se aplique la agitación insurreccional de hecho y de propaganda y la separación de los partidos burgueses.
La delegación cumplía con su deber presentando la proposición, que el Congreso ni siquiera tomó en consideración. El Congreso, como final de discusión, se enfrentó con dos posiciones, una de los bakuninistas, expresada en la siguiente proposición:
Considerando que la conquista del poder es la tendencia natural de todos los partidos políticos y que ese poder no podría tener más consecuencias que las de crear situaciones privilegiadas;
Considerando, por otra parte, que en realidad la sociedad actual está dividida no es partidos políticos, sino en situaciones económicas: en explotados y explotadores, obreros y patronos, asalariados y capitalistas;
Considerando, además, que el antagonismo que existe entre esas dos clases no puede cesar por voluntad de ningún poder político, sino por los esfuerzos reunidos de todos los explotados contra sus explotadores,
Creemos que es nuestro deber combatir a todos los partidos políticos, se llamen o no socialistas, esperando que los obreros que andan aún en las filas de esos diversos partidos, instruidos por la experiencia, abrirán los ojos y abandonarán el camino político para adoptar el del socialismo antigubernamental.
Fue rechazada por 19 votos contra 11. La segunda proposición presentada por la fracción socialista estaba concebida en los siguientes términos:
Considerando que la emancipación social es inseparable de la emancipación política, el Congreso declara que el proletariado, organizado como partido distinto, opuesto a todos los otros partidos formados por las clases poseedoras, debe emplear todos los medios políticos tendientes a la emancipación social de sus miembros…
Esta resolución fue aprobada por 19 votos contra 11. Así, el Congreso de Gante, con ligeras modificaciones, hacía suya la resolución política de la Primera Internacional.
El tercer punto del orden del día fue discutido, aprobándose por unanimidad la siguiente resolución:
El Congreso declara que en la lucha económica contra las clases poseedoras es necesario que se federen internacionalmente los gremios de oficio, invitando a todos sus miembros a realizar todos los esfuerzos tendientes a este propósito.
Considerando que los cuerpos de oficio en la lucha contra la explotación del hombre por el hombre son una de las más potentes palancas para la emancipación de los trabajadores, el Congreso invita a los obreros de todas las categorías que aún no están organizados a constituirse en asociaciones de resistencia reconociendo que el propósito de todas las organizaciones obreras debe ser la completa abolición del salariado…
El Congreso adopta otra resolución de una gran importancia, puesto que en ella aparece el primer antecedente, la primera orientación para la organización de conferencias internacionales de industria o de oficio, que más tarde determinarían la formación de una Internacional de organizaciones sindicales y la constitución de Internacionales o secretariados internacionales profesionales.
El Congreso expresa el deseo de que las asociaciones se reúnan lo más pronto posible en un Congreso internacional e invita a sus miembros que son delegados por grupos de oficio a ponerse de acuerdo para la convocatoria de este Congreso.
La organización española, bajo la orientación y control aliancistas, es de justicia reconocerlo, ha figurado en la vanguardia de este trabajo y de esta preocupación por unir internacionalmente los grupos de oficio ofreciendo el ejemplo de las propias organizaciones españolas.
Puesto a discusión el quinto punto del orden del día, fue aprobada por unanimidad la constitución de “una oficina de correspondencia y de estadística”, designándose la organización socialista de Verviers para que asumiera esa responsabilidad.
Sobre el sexto punto del orden del día no recayó decisión alguna, limitándose el Congreso a un simple cambio de impresiones sobre el tema, pero sin llegar a ningún acuerdo. El Congreso de Gante daba por terminados sus trabajos afirmando de una forma categórica lasposiciones políticas de la fracción socialista. El Congreso, por sus decisiones sobre las asociaciones profesionales, abría una nueva perspectiva para un movimiento sindical internacional. El anarquismo registraba en Gante una nueva derrota ideológica. Los bakuninistas que no habían logrado imponer sus puntos de vista declarábanse por tercera vez, en un Congreso de diferentes tendencias, “antiautoritarios” (?) y “autónomos”. La maniobra del II Congreso de la Liga de la Paz y del Congreso de la Haya volvía a repetirse. Un Congreso de la importancia del de Gante sólo merecía a Palmiro Marbá, autor del estudio Origen, desarrollo y trascendencia del movimiento sindicalista obrero, una simple coletilla:
Después del Congreso de Verviers, tuvo lugar en Gante (Bélgica), durante los días 9 al 15 de septiembre de 1877, el Congreso Socialista Universal, sin éxito ni importancia…
¡Así escribían la historia los anarquistas!¡Así informaban al proletariado!
—La nefasta influencia de Bakunin en algunos medios del proletariado español ha tenido y tiene una importancia que no puede ser desestimada. Ese envenamiento ideológico ha tenido las peores consecuencias para los intereses de la clase obrera y para el desarrollo del proceso revolucionario de España. “En una palabra –como dice Engels–, los bakuninistas españoles nos dan un ejemplo insuperable de cómo no debe hacerse una revolución.”
¡Siempre –con– Chávez!