Dificultades para la integración y la soberanía

La dura batalla por la Patria Grande

Los procesos sociales son cambiantes, sobre todo en tiempos de crisis (momentos coyunturales dicen algunos historiadores). Hace un año todo parecía indicar que el proceso de integración, de creciente soberanía y de avance hacia mejores sociedades mantenía un crecimiento indetenible en Sudamérica. Los cambios que comenzaron a partir de 1998, con la ascensión al gobierno de Venezuela del presidente Hugo Chávez y de la Revolución Bolivariana y los posteriores cambios de orientación en diferentes gobiernos del continente (Brasil, Bolivia, Ecuador, etc.) al ir siendo elegidos sucesivos gobernantes de nuevo cuño, el paralelo proceso de acercamiento entre gobiernos y pueblos, y el reforzamiento y creación de instituciones para promover el viejo sueño de los libertadores –postergado durante 200 años– de la Patria Grande, comenzó a mostrar una nueva era para nuestros pueblos.  Este proceso fue simultáneo al progresivo deterioro del poder hegemónico de los países centrales, sumergidos en crisis económicas, estancados en sus guerras de conquistas, y con graves problemas de gobernabilidad internos.

Pero las cosas no son tan sencillas, los procesos históricos no son lineales, están compuestos de marchas y contramarchas, contradicciones, idas y vueltas. Este devenir en este año 2013 nos muestra el contraflujo de la marea. Los Estados Unidos, dentro de una crisis económica mantenida a duras penas en equilibrio inestable, con un fracaso absoluto en sus guerras de conquista, con el predominio cada vez mayor de las derechas más recalcitrantes en el poder, mantiene como única reacción la “huída hacia delante”. Ante la progresiva pérdida del poderío hegemónico que se fuera desarrollando desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, viendo surgir como hongos nuevos centros de poder en todo el globo en los llamados países “emergentes” y nuevos bloques de integración, la estrategia para intentar mantener los planes del “milenio americano” es arremeter con todo hacia todas direcciones.

Así, al amparo de la “lucha contra el terrorismo” se adjudica el derecho de atacar “preventivamente” a quien decida, tanto en lo interno (protegido por la Ley Patriota) como en lo exterior y para ello arrasa con los “derechos humanos” y todo tipo de tratados establecidos, institucionalizando las detenciones arbitrarias y sin protección legal, convirtiendo el asesinato preventivo en un nuevo método de guerra válido, institucionalizando las torturas y las cárceles secretas, y justificando todo esto en la “seguridad”, que según el propio Obama, prima sobre la legalidad. No deja de utilizar tampoco los antiguos métodos de injerencia y dominio. El uso de los TLC (Tratados de Libre Comercio) como una forma de asegurar el predominio y las ganancias de sus corporaciones transnacionales, el financiamiento de ONGs y organizaciones para desestabilizar gobiernos “no complacientes”, y la presión política y diplomática (combinada con las amenazas abiertas), para plegar a sus intereses naciones y gobiernos. Toda esta estrategia general es apoyada por las cadenas de medios corporativos, que generan la mayor parte de la información y la opinión mundiales, y que son su herramienta de difusión e imposición.

La contraofensiva en Latinoamérica

En este intento desesperado de mantener la hegemonía, a nuestro continente también le toca su parte. El poder central ha decidido “recuperar” su “patio trasero” (vuelto a nombrar públicamente así por el Secretario de Estado Kerry). Entonces, no sólo continúan con las campañas de desestabilización hacia los “gobiernos rebeldes”, sino que promueven la creación de contramovimientos internos que retomen el poder. La promoción de la llamada “Alianza del Pacífico”, aprovechando a los gobiernos neoliberales de Chile, México, Perú y Colombia (todos ellos países que tiene firmados TLC con los EEUU) ha sido su nueva jugada política en el tablero sudamericano.

De esta forma, han logrado provocar la primera ruptura de opinión en la joven UNASUR. El éxito de esta alianza continental de nuevo cuño se venía reflejando el consenso en sus decisiones, sin importar el color político de los gobiernos implicados. Tanto en el caso del golpe de Estado en Honduras que destituyó al presidente Zelaya, como en el intento secesionista de la derecha boliviana contra el gobierno de Evo Morales, la UNASUR respondió de inmediato y en forma unánime a las agresiones contra uno de sus miembros.

Sin embargo, y probando que el escenario político ha cambiado, ante la monstruosidad política y diplomática de cuatro países europeos (España, Portugal, Francia e Italia) de impedir el sobrevuelo del avión presidencial de Evo Morales, respondiendo a órdenes directas de la inteligencia norteamericana (CIA) ante la mera sospecha de la presencia del “fugitivo con precio a su cabeza” Swnoden (que cometiera el grave delito de hacer públicos los sistemas de espionaje global que emplean los EEUU); el consenso de la UNASUR fue violentado. Los países de la Alianza del Pacífico no acudieron a la reunión de Cochabamba, donde se defendió a Evo Morales y se exigió explicaciones a los países europeos. Esto hizo que no se realizara (según estatutos de UNASUR) una “Cumbre de Presidentes”, sino una “Reunión de Presidentes”, por primera vez en la corta vida de esta institución.

El otro mecanismo de integración efectivo, el MERCOSUR, también viene sufriendo problemas que generan un estancamiento, en este caso no solo debido a las presiones externas, sino también a problemas internos (potenciados sí desde el exterior). Un Brasil con problemas en su crecimiento económico, con la necesidad de cumplir con los acuerdos que los gobiernos de Lula y Dilma establecieran con las elites económicas locales, tiende a protegerlas y retardar los acuerdos económicos de integración. Los grupos que están contra la integración (ejemplo la oligarquía económica de Rio Grande del Sur) ganan poder y presionan para estancar el avance del MERCOSUR. Esto ha traído problemas sobre todo con el otro gran país del grupo, la Argentina. Un Uruguay que a pesar de su gobierno “de izquierda”, no solo se comporta bastante neoliberalmente, sino que mira con buenos ojos más la “integración” al gigante del Norte, que los convenios con sus iguales del Sur. Su vicepresidente acaba de declarar su gran interés en integrar a Uruguay a la Alianza del Pacífico (lo cual lo enfrentaría a la normativa de MERCOSUR, que no permite integrar países con TLC firmados). Un Paraguay dominado por la derecha, con un ejecutivo fiel a esos poderes que también declara resistirse al MERCOSUR que lo suspendiera por el “golpe de palacio” que realizara su Senado destituyendo al Presidente Lugo. En definitiva, un período crucial también para este mecanismo de integración, que viene siendo el decano y el con más experiencia en la región.

Otro factor importante agregado a las dificultades ha sido la desaparición física del presidente Hugo Chávez. Su liderazgo, su peso internacional y sobre todo su capacidad para promover y generar respuestas originales, hoy significa una importante ausencia y una disminución evidente de la capacidad de respuesta del grupo integrador del continente.

En definitiva, el poder central arremete e intenta volver al pasado, a la presencia hegemónica y dominante de los Estados Unidos que permitiera desde la “Alianza para el progreso” hasta la promoción de las dictaduras militares de los 70. El poder central pone nuevamente todo su poderío para lograrlo y aprovecha las circunstancias.

Las respuestas del Sur

Pero estamos en la batalla, los momentos difíciles pueden ser beneficiosos si se sale airoso de ellos. Varios son los síntomas y las respuestas que muestran que la lucha sigue:

 

  1. A pesar de ser una “Reunión de Presidentes”, la Declaración de Cochabamba es un hito de soberanía y dignidad. Una muy dura condena a la actitud de los países europeos, una demanda de disculpas, un apoyo irrestricto a Evo Morales, y en definitiva una postura de independencia frente a los poderes centrales.

 

  1. En la OEA, el bastión del poder de EEUU, la victoria de esta posición sudamericana fue arrasante. Es posible que nunca esta institución, creada y promovida por los EEUU para defender sus intereses en nuestro continente, haya realizado una declaración de soberanía tan clara. Aún con la oposición de Estados Unidos y Canadá (que no votaron en contra sino que se abstuvieron) la Declaración de la OEA exige explicaciones y disculpas de los europeos y también declara su apoyo total a Evo Morales.

 

  1. Respecto al MERCOSUR, el día 12 de julio Venezuela (en la figura de su presidente Nicolás Maduro) asumió la presidencia pro-témpore por medio año del bloque. A pesar de la protesta de Paraguay, al cual se le volvió a permitir el trabajo en el bloque en la misma reunión del día 12, cuyo canciller declaró que no volverían al MERCOSUR si Venezuela asumía la presidencia, el proceso de nombramiento del presidente venezolano se realizó sin inconvenientes. En la misma reunión se produjo una dura declaración solicitando a los Estados Unidos explicaciones sobre el espionaje realizado en la región explicado en las denuncias realizadas por WikiLeaksy Snowden. Igualmente una decisión de llamar a los embajadores europeos en los países del bloque, solicitando explicaciones y entregando una nota de protesta por lo sucedido con Evo Morales. Ejemplos de cómo MERCOSUR sigue siendo un mecanismo integrador que está más allá de la economía, generando respuestas políticas del bloque ante circunstancias políticas.  La llegada de Venezuela a la presidencia puede ser el disparador de una nueva aceleración institucional, promoviendo nuevos acuerdos (Maduro habló de la integración MERCOSUR-Caribe), precipitando la integración de nuevos países miembros (Bolivia, Ecuador, Suriname) y en general utilizando la influencia venezolana para superar el enlentecimiento.

 

  1. Otros mecanismos de integración, tales como el ALBA y la ALADI dieron también contundentes respuestas al incidente con el presidente Morales, respondiendo automáticamente a las necesidades de la integración.

En definitiva, aunque las circunstancias sean difíciles, las respuestas siguen estando allí, aparentemente la voluntad de cambio de nuestros pueblos es irreversible.

Perspectivas

Las perspectivas posibles no parecen dar orientaciones muy claras para el futuro inmediato. Se avecinan en mediano plazo varios cambios políticos, algunos de signos opuestos y otros no muy previsibles. En Chile el posible cambio de gobierno desplazándose de la derecha hacia la centro-derecha (de Piñera a Bachelet) puede significar una variable diferente. En Uruguay el previsible futuro triunfo de Tabaré Vázquez pareciera empujar más aún al gobierno hacia la centro-derecha (a pesar de ser el Frente Amplio una agrupación que se declara de izquierda) sobre todo si como se sospecha, el actual vicepresidente Danilo Astori sería canciller de ese nuevo gobierno. En Argentina, la oscuridad ante la sucesión de los Kitcner, deja una gran incógnita de hacia dónde se inclinaría un nuevo gobierno. En Brasil, es muy posible la continuación de las orientaciones actuales, tanto con un nuevo gobierno de Dilma, como con la posibilidad de la vuelta de Lula, aunque los sucesos actuales de grandes manifestaciones introducen una nueva variable en la situación política interna que puede ser determinante a mediano plazo para la orientación política futura del país. En Paraguay la continuidad del gobierno de derecha parece marcar la tónica en el próximo futuro. Tanto en Ecuador como en Bolivia, los respectivos gobiernos de Rafael Correa y Evo Morales parecen estar muy firmes y con grandes posibilidades de continuidad. Finalmente en Venezuela, la muerte del presidente Hugo Chávez ha significado un golpe muy duro al proceso bolivariano, que se viera reflejado en las elecciones presidenciales, donde la victoria de Nicolás Maduro se logró con un margen mucho menor al acostumbrado durante trece años. Actualmente hay de parte del presidente Maduro y su equipo un esfuerzo constante por consolidar políticamente su gobierno, atacando los principales problemas del país (inseguridad, inflación, corrupción, etc.). Si esto se logra, la Revolución Bolivariana seguirá adelante como uno de los procesos de avanzada en el continente.

La lucha está planteada hoy así. Los momentos difíciles pueden constituir retos para avanzar. Los pueblos siguen presionando para lograr el sueño de la Patria Grande y los que creemos en él estamos dispuestos a seguir la pelea hasta la victoria.



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Miguel Ángel Guaglianone Rodríguez


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