España: mantener la "chusma" a raya

Una de esas palabras bonitas, secretas, retorcidas, interesantes que tanto nos hacen pensar es la de oxímoron, es decir, cuando algo es y no es al mismo tiempo. Ya los griegos habían advertido que no se podía ser y no ser al mismo tiempo. Nuestra vida diaria está llena de oxímoron: la injusta Justicia española de la sentencia del Prestige, la sentencia del «vacío de poder» del golpe de Estado contra Chávez…

El Gobierno del Partido Popular tiene en el horno un oxímoron camuflado de ley. Ellos lo bautizaron como proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, pero una vez leído el borrador, no es más que el chomskiano «mantener la chusma a raya». Así, las faltas consideradas hasta ahora como más leves pasarán a convertirse en multas sin la intervención del juez. Por ejemplo, insultar a un policía podrá acarrear una multa de 30.000 euros, y las más graves serán tipificadas como delito.

¿Seguridad para quién? Para políticos y para su aparato represor: la policía. Blindados y envalentonados con cascos, petos, escudos, porras, balas de goma y el anonimato reciben una palmadita cada vez que se ensañan con el pueblo que protesta en la calle. La Ley de seguridad ciudadana no es más que un traje a la medida para la impunidad de la clase política española, de espaldas al poder judicial, con el beneplácito de una policía que, pese a ver recortados sus ingresos, posee el monopolio impune del ejercicio de la violencia y de ser guardianes de una plutocracia con disfraz de democracia.


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Xurxo Martiz Crespo

Vivió 30 años en América Latina. Académico del exilio económico y político gallego

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