Días atrás el presidente colombiano Juan Manuel Santos presentó, ante la Registraduría Nacional de su país, una carta en la que oficializa su candidatura a las elecciones presidenciales del año próximo, para el período 2014-2018. ¿Qué se puede esperar de un segundo mandato del candidato oficialista, y que pasó en el periodo actual?
A través de una carta entregada por Roberto Prieto -su jefe de campaña, ex representante de Colombia ante el Banco Interamericano de Desarrollo-, Santos decidió presentarse a elecciones para disputar un nuevo período presidencial, luego de la reforma producida en 2005 para permitir la reelección a ese cargo.
Una reciente encuesta de Ipsos Franco lo ubica -aunque con un bajo porcentaje- encabezando las preferencias de los colombianos, con una intención de voto de entre el 26% y 28%. Aquí, hay que aclarar, se ubica también un gran porcentaje de incecisos –alrededor del 25%-, que naturalmente definirán la elección de mayo próximo.
Durante su primer periodo de gobierno, que aún está en curso, el “caballito de batalla” de Santos ante la opinión pública internacional fue el intento de pacificación con las FARC. Así, se dieron algunos acuerdos entre ambas partes en La Habana, que introducen algunas modificaciones que fueron celebradas por las organizaciones sociales y políticas: principalmente hablamos de una ampliación en la participación política, a través del acuerdo para la creación de un sistema integral de seguridad para el ejercicio de la política. En ese plano, Santos fue más pragmático y audaz que su antecesor, Álvaro Uribe, quien se escandalizó con la sola posibilidad de lograr acuerdos con estos sectores políticos.
Sin embargo, también hay que decir que su gobierno siguió implementando una política económica de Tratados de Libre Comercio –ya sea con Europa o Estados Unidos-, hecho que profundizó el empobrecimiento de amplias capas de la población campesina en el interior del país (así se llegó al Paro Agrario Nacional este año, que fue duramente reprimido por el gobierno). Como producto de esto, se avanzó en la extranjerización de la economía.
En el plano internacional Santos siguió los pasos de su antecesor con una política exterior fiel a los designios de Washington en su otrora “patio trasero”: fue uno de los principales impulsores de la Alianza del Pacífico, bloque integracionista conservador compuesto por México, Perú y Chile -además de Colombia- donde EEUU es observador; y llegó a exigir públicamente el ingreso del país a la OTAN, tras reunirse en Bogotá con el Vicepresidente norteamericano Joe Biden en junio pasado.
Santos no es el primer candidato que lanza públicamente sus aspiraciones para acceder al Palacio de Nariño: a través de su V Congreso la Unión Patriótica -fuerza que nuclea a gran parte de la izquierda colombiana- anunció que su precandidata presidencial será Aida Abella, exiliada durante más de 17 años en Europa tras haber sufrido atentados en su contra durante la primera incursión electoral de este partido; y el propio Álvaro Uribe Velez, actual precandidato a Senador por su movimiento (“Uribe-Centro Democrático”), quien presentó a su ex Ministro de Economía, Oscar Iván Zuluaga.