Recientes declaraciones del Embajador de India en Buenos Aires dieron cuenta del anhelo de este país en que Argentina pueda sumarse a los BRICS, bloque de países emergentes que además integran Brasil, Rusia, China y Sudáfrica. ¿Cuáles son las características que podrían permitir este ingreso y qué posibilidades reales hay para que esto suceda? ¿Qué papel pueden cumplir los BRICS en un nuevo escenario mundial? ¿Qué podría significar, para América Latina, un nuevo lugar internacional –destacado- del país que actualmente gobierna Cristina Fernández de Kirchner?
La emergencia de un nuevo mundo multipolar parece cada vez más evidente, sobre todo a raíz del declive de Estados Unidos en su papel de “hegemón” internacional, y de la fuerte crisis económica que aún sacude principalmente a Europa. En ese contexto, donde el crecimiento sostenido de China hace posible que el “gigante asiático” se convierta a fines de 2014 en la primera economía mundial, y donde nuevamente Rusia se vuelve a mostrar como un actor global –desafiando a Occidente en la crisis ucraniana, por ejemplo-, se producen diversas especulaciones sobre un hipotético ingreso de Argentina al bloque de los BRICS. ¿El disparador? Las declaraciones públicas de Amarenda Khatua, el Embajador de India en Buenos Aires, quien además sostuvo que esta idea de su país cuenta con el respaldo de Brasil y Sudáfrica.
Si bien todo ingreso a cualquier organismo internacional de estas características amerita profundas evaluaciones entre los países miembros, la sola discusión de esta posibilidad da cuenta del sostenido crecimiento económico tanto de Argentina como de América Latina en su conjunto desde inicios del Siglo XXI, implementado en buena parte como consecuencia de la aparición de gobiernos posneoliberales -en ambos casos-. Sin este elemento no habría consideración alguna de un posible ingreso de parte del bloque emergente, hay que decirlo con claridad.
En una reciente entrevista, el economista Alfredo Serrano Mancilla, director del CELAG –Centro Estratégico Latinoamericano Geopolítico-, afirmó que “Estados Unidos está procurando una ´guerra´ contra los emergentes porque le preocupa mucho que China cambie su política económica y se ´desamericanice´, y que la alianza de los BRICS sea cada vez más sólida –del 60 al 80% de las transacciones de este bloque son en otras monedas y no en dólares-”. Las afirmaciones de Serrano Mancilla tienen asidero: China está reduciendo activamente sus reservas de dólares, y promoviendo activamente el yuan en el mercado global en calidad de divisa internacional. ¿Cómo ingresa el BRICS aquí, en este ajedrez geoeconómico? Con la futura creación del Banco de Desarrollo del bloque, prevista para 2015, y la aparición de la Fundación de Reservas de Divisas. Con ambos, se intenta contrarrestar el protagonismo de los organismos multilaterales de crédito con hegemonía de Washington, como el propio FMI.
Dos datos dan cuenta de la importancia de este organismo internacional de cooperación Sur-Sur: estos países representan más del 20% del PBI mundial y alojan al 40% de la población del planeta. Actualmente un tercio del comercio externo de Argentina es hacia el conjunto de países que componen los BRICS: la vinculación comercial con ellos, por tanto, es creciente, y nada hace suponer que decrezca en los próximos años, sino más bien lo contrario. El economista español Santiago Niño-Becerra también destacó la “estabilidad política” de Argentina como dato elocuente para que los miembros del BRICS puedan pensar en un hipotético ingreso en el bloque de emergentes.
Al momento de escribir estas líneas, la reacción de Rusia y China sobre una posible ampliación ha sido de cautela: mientras Beijing prefirió no emitir comentarios, Moscú destacó, a través de la opinión de viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov, que una posible ampliación de los BRICS requerirá de un exhaustivo análisis, ya que el bloque se encuentra en proceso de consolidación. ¿Qué podría estar detrás de este razonamiento? Una evaluación pragmática: el saber que, en organismos internacionales, a más miembros más esfuerzo para arribar a consensos –de ahí la posible apelación a la necesidad de “consolidar”-. Sin embargo, Moscú afirmó no estar cerrado a la posibilidad, algo que sin dudas también tiene que ver con su relación creciente –no sólo económica, sino social y política- con el continente, tras la reciente gira del canciller Lavrov a la región.
Dos eventos seguramente brindarán mayores certezas para que esta posibilidad tenga un mayor grado de factibilidad o no: una nueva cumbre de BRICS que se realizará el 15 de julio próximo en Fortaleza, Brasil, y, con posterioridad, la visita de Estado del presidente chino Xi Jinping a Argentina, que tendrá lugar sólo cuatro días después en Buenos Aires. En ese entonces Rusia y China deberán tener mayores elementos para apoyar o no la posición de India, Brasil y Sudáfrica de ampliar el bloque.