“La esperanza es el peor de los males,
pues prolonga el tormento del hombre”
Friedrich Nietzsche
“¡Perdonáme por llegar retrasado, ¿cómo estáis?!”, me saludó Anacleto algo sofocado por el intenso calor, tomó una silla y se sentó y sin esperar mi respuesta continuó: “Verta, las noticias sobre las elecciones en Colombia me han tenido preocupado ¿Viste las alianzas para la segunda vuelta? Los santicos del paramilitarismo parecen tener chance ¡Esos tipos sí que son basura! Esperemos que nuestros hermanos del vecino país reflexionen y recuerden el pasado del narco-paramilitar número 82 en el listado de la DEA”. Sin duda alguna, Anacleto se refería a Don Varito (como algunos llaman a Alvaro Uribe) y su candidato. Las noticias referidas por los medios hablan de un proceso reñido y ya en Venezuela se abrieron las mesas para que los colombianos legalmente residenciados, o de tránsito por el país, puedan ejercer su derecho al voto.
Anacleto no paraba de hablar: “Mirá, lo peor es la sarta de mentiras sobre una “supuesta participación” del gobierno venezolano a favor de Santos. Que si Maduro lo ayuda, que si no; que si lo primero que haré es sacar a Colombia de UNASUR; que no voy a reconocer a las víctimas del conflicto de medio siglo, etc. etc. Este pichón de Uribe le para los pelos a cualquiera, de verdad te lo digo; anda con el mismo guión de la oposición en Venezuela: acusar sin pruebas. Ahí tenéis, acusaron a Santos de haber recibido real del narcotráfico en su campaña anterior y luego declararon que no tenían pruebas, todo para tapar el caso del espionaje a las conversaciones de paz”. Su preocupación no es para menos; esta es gente de cuidado.
Se inició la segunda vuelta del proceso electoral colombiano con los dos candidatos más votados: Juan Manuel Santos, presidente en ejercicio en busca de la reelección y Oscar Iván Zuluaga, candidato del grupo político Centro Democrático, que maneja de forma absoluta el ex-presidente Alvaro Uribe Vélez (sinónimo de Posada Carriles), caudillo de grupos fascistas de la ultraderecha nacional neogranadina. Todos sabemos quién es Santos, pero, ¿sabe usted quién es Zuluaga y que ha dicho en su campaña?
Un abre bocas: "Venezuela no es una democracia", e instó al Gobierno de Nicolás Maduro a que "siga los valores y principios democráticos". ¿Será que busca enemistar a nuestros pueblos?; “No tendré un silencio cómplice" con el Gobierno de Venezuela, “que alberga terroristas colombianos”; de salir elegido, se va “a involucrar más en los asuntos internos de Venezuela dizque para defender la democracia occidental del ataque castrochavista y comunista”, junto a los grupos opositores venezolanos de la ultraderecha y su plan violento, que desde el pasado 14 de febrero secuestran vecinos, cobran peajes urbanos, saquean, han destruido 15 sedes universitarias, incendian, asesinan a personas humildes y a funcionarios del Estado, han colocado guayas para asesinar a los motorizados, y pare de contar.
En uno de sus discursos, Santos recordó: "hace cuatro años estábamos al borde de la guerra con Venezuela y con Ecuador", aludiendo a las tensas relaciones del gobierno de Uribe con sus vecinos, y añadió que Colombia era "la oveja negra de la región", pero que eso cambió radicalmente en su Gobierno. Nuestro eterno comandante Chávez y ahora Nicolás, han hecho lo humanamente posible porque las relaciones con todos nuestros países hermanos sean las más cordiales posibles.
Pero si Maduro es “el hijo de Chávez”, Zuluaga es “el hijo de Uribe” y su narco-para-militarismo, evidenciado por tantos hechos públicos, que causan rechazo. Con este candidato ultraderechista, la injerencia en los asuntos internos de Venezuela va ha ser su pan nuestro de cada día, llegando incluso a desplazar grupos paramilitares hacia puntos claves de la frontera, para crear tensiones, con el apoyo de su Fuerza Militar.
El pueblo colombiano no puede olvidar el drama de los “falsos positivos”, el ataque no permisado contra Ecuador en 2008, lanzado por don Varito con la complicidad de la CIA y el pleno conocimiento del gobierno estadounidense y que significó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países, ni el caso “Daktari” (finca del cubano-venezolano Robert Alonso), cuando se detuvo a un grupo colombiano de paramilitares, que habían sido traídos hasta Caracas, con la complicidad de Alvaro Uribe, para realizar asesinatos de alto impacto, como el del líder de la revolución popular bolivariana Hugo Chávez Frías. Las declaraciones del ex director de informática del Departamento Administrativo de Seguridad de Colombia (DAS), Rafael García, procesado por sus nexos con el paramilitarismo, así lo confirmaron: (sic): miembros del gobierno de Uribe se mantenían en contacto con políticos venezolanos para planificar el magnicidio, que se realizaría con la colaboración de grupos irregulares infiltrados al país por el ex director del DAS, Jorge Noguera, quien utilizó al ex director del DAS en Cúcuta, Jorge Díaz, para infiltrar a los paramilitares en Venezuela, con la complicidad de Robert Alonso, organizador del "Plan Guarimba" e integrante de la coalición de derecha denominada "Coordinadora Democrática". Posteriormente, Noguera fue condenado a 25 años de prisión por vínculos con las Autodefensas.
Como vemos, hay mucha tela que cortar de los ocho años del gobierno de Uribe. Además, el Tratado de Libre Comercio, el tratado para las bases militares gringas para vigilar Sur América, la creación de las “Auto Defensas Colombianas”, su inserción como número 82 en la lista de la DEA, su amistad con los capos de la droga,… Leyendo las noticias sobre la hermana nación me encontré con una advertencia que quiero citar: “Las actividades de Uribe siempre serán una amenaza para Venezuela, sobre todo por esos nexos que él tiene con el narcotráfico y los paramilitares, porque detrás de eso vienen la guerra y la violencia", En contraste, Colombia quiere la paz.
Según el escritor colombiano Manuel Caballero “gana quien más plata pueda poner o quien más porquerías haga también, pero fundamentalmente es la plata lo que cuenta. Lo que es absurdo es que la política haya sido sustituida por marketing“.
Lo que mas necesita nuestra querida Colombia es la paz. Santos ha hecho un tremendo esfuerzo para llevar a cabo las negociaciones en la Habana con las FARC-EP. Ahora que se empiezan a ver resultados, Zuluaga ha centrado su campaña en criticar el proceso de paz con la guerrilla, e insiste en que hay que debilitarlas para lograr su sometimiento. De ahí su saboteo al avanzado proceso de conversaciones.
Razón tenía Nietzsche al decir: “No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada”. El pueblo colombiano nunca debe olvidar quienes han sido y son sus verdugos. Por eso, debe mirarlos a la cara y decirles: ¡Jamás volverán!
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