Refresquemos la memoria releyendo este tipo de documentos históricos que nos explican muchísimas conductas frente al nazifascismo y sus crímenes pavorosos que muy poca preocupación causaron, en su momento, en el mundo occidental y cristiano, así como infamias, segregaciones y persecuciones por creencias políticas y/o religiosas que se siguieron provocando, luego de concluida la segunda guerra mundial, hasta el final del Siglo XX y aún ahora mismo, en este Siglo XXI…(1)
La historia está ahíta de hechos y acontecimientos que vale la pena recordarlos para mejor entender el desenvolvimiento histórico de las sociedades que pueblan este Planeta Tierra, al menos desde la década de los años 20/30 del siglo pasado hasta nuestros días. Para algunos el recuerdo de muchos de esos sucesos puede ser que les produzcan alegrías infinitas, para otros, inmensa desazón y tristeza y para los más, la posibilidad de salir de una ignorancia inducida por el ocultamiento planeado por parte de un inmenso poder planetario que no le interesa y jamás estará dispuesto a rectificar en ese sentido, que asuntos de determinada naturaleza y características, sean recordados...
En este mes de julio se cumplen 81 años del Concordato que suscribió el régimen Hitleriano con la Vaticano y que bien vale la pena sacarlo de los estantes para revisarlo con todo detenimiento porque en su contenido está muy claro el apoyo irrestricto que la máxima autoridad de la Iglesia Católica de entonces, bajo el mandato de Pío XI y su Secretario de Estado, el Cardenal Eugenio María Pacelli, le dio a lo que ya se perfilada como un sangriento plan de gobierno del gran capital occidental para destruir todo vestigio que oliera a comunismo (y los judíos para ese régimen fueron vistos no sólo como tales, sino como los que asesinaron a Jesús en la Cruz), visto el triunfo de la Revolución Rusa en 1917 y a su desarrollo social a través de esquemas y planteamientos políticos y económicos adversos al modelo capitalista imperante. Muerto Pío XI, asciende al trono del Vaticano el Cardenal Pacelli, con el nombre de Pío XII, el 2 de marzo de 1939.
Veamos algunos extractos de su contenido, respetando el orden de los dispositivos o cláusulas del documento oficial suscrito por las partes en la ciudad del Vaticano, el 20 de julio de 1933:
“Artículo 16 – Los obispos, antes de tomar posesión de sus diócesis, prestarán en manos del lugarteniente del Reich (Reichsstatthalter) en el estado competente o bien en manos del Presidente del Reich un juramento de fidelidad según la siguiente fórmula: “Delante de Dios y sobre los Santos Evangelios, juro y prometo, como corresponde a un obispo, fidelidad al Reich alemán y al Estado... Juro y prometo respetar y hacer respetar por mi clero el Gobierno establecido según las leyes constitucionales del Estado. Preocupándome, como es mi deber, del bien y del interés del Estado alemán, en el ejercicio del sagrado ministerio que se me ha confiado, trataré de impedir todo daño que pueda amenazarlo”.
“Artículo 22 – La contratación de docentes de religión católica se llevará a cabo de común acuerdo entre el Obispo y el Gobierno del Estado particular.
“Artículo 30 – En los domingos y en las fiestas de precepto, en las iglesias catedrales, como también en las parroquiales, filiales y conventuales del Reich alemán se recitará al final del servicio religioso principal, en conformidad con las prescripciones de la Sagrada Liturgia, una oración por la prosperidad del Reich y del pueblo alemán.
”Artículo 32 – A causa de las actuales circunstancias particulares de Alemania, y en consideración de las garantías creadas por las disposiciones del presente Concordato, de una legislación que salvaguarde los derechos y las libertades de la Iglesia católica en el Reich y en sus estados, la Santa Sede emanará disposiciones por las que se excluirá a los eclesiásticos y religiosos de la pertenencia a partidos políticos y su actividad en favor de los mismos.”
Este artículo 32 puso término al funcionamiento político activo de la agrupación alemana “El Partido del Centro Católico”, precursora de la Democracia Cristiana que, como sabemos, ha gobernado a Alemania en muchas ocasiones, episodio éste que, por cierto, jamás fue motivo de estudio y análisis por quienes en nuestro país fundaron la Democracia Cristiana en Venezuela el 6 de mayo de 1936 (2) y que originalmente se llamó la Unión Nacional Estudiantil (UNE), producto de la separación de un grupo de jóvenes de la rancia burguesía criolla y mantuana que optó por deslindarse de la Federación Estudiantes Venezolanos, Organización Política (FEV-OP), por influencia y presiones de la propia Iglesia Católica Venezolana que vio en ese pacto entre el Vaticano, con su máxima autoridad el Papa y una extrema derecha comandaba por Hitler que anunciaba "buenas nuevas" para el capitalismo clerical y hegemónico tradicional, una extraordinaria oportunidad para fijar de modo irrefutable su pensamiento y acción frente a lo que, para le época, se mostraba en el occidente cristiano, con mucha vehemencia, el advenimiento del “Satán” que amenazaba la paz y la vida de toda la humanidad: El Comunismo…(3)
Vale destacar que ya para la fecha en que se firma ese Concordato, Hitler había disuelto en el mes de marzo inmediato anterior, el parlamento alemán y al mes siguiente, en abril, por decreto, había prohibió el funcionamiento de todos los partidos políticos que adversaban a su movimiento, el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, de donde no era nada difícil pronosticar la condición de atroz criminal del régimen que se acababa de instalar en Alemania con Hitler a la cabeza. Pero es que aún hay más, ya para 1920 se publica ampliamente en los medios alemanes de la derecha el Programa del Partido Nazi y allí se consigna, entre otras evidencias de propósitos segregacionistas muy claros, que : “…ningún judío puede ser miembro del Volk (el pueblo)”…(4)
Para leer el texto completo de ese Concordato, abrir este enlace: Concordato entre Santa Sede y Reich Alemán (1933).
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(1) Como referencias más recientes, el incendio provocado por el neofascismo que hoy gobierna en Ucrania, a la sede de los sindicatos prorusos y de izquierda en Odessa, contrarios al régimen instalado en ese país, luego del derrocamiento del presidente Constitucional Víktor Yanukóvich (21 de febrero/2014), donde murieron calcinados decenas de militantes de esas organizaciones de trabajadores ([VIDEOS] Nazis ucraïnesos cremen vives 40 persones a ...), la violencia guarimbérica de la oposición venezolana durante los meses de enero a abril del año en curso, que dejó el saldo trágico de 43 venezolanos asesinados y más de 15 mil millones dólares en daños al patrimonio público, la Triple A-Anticomunista y la Operación Cóndor, organizaciones criminales éstas que fueron financiadas por la CIA, en el marco de la Política Hemisférica de Seguridad de los EE. UU., las que hicieron de las suyas en el Cono Sur, con la muerte y desaparición de más 30 mil personas entre 1973 y 1976 y esta última para no extendernos demasiado, ocurrida entre 1965 y 1966, que registra la masacre en muy pocos meses, de más de un millón de indonesios militantes comunistas por las fuerzas militares que gobernaban el país, bajo la dictadura del General Suharto (1965-1997), la cual se instaló en ese país asiático con el decidido apoyo de los gobiernos de los Estados Unidos y de Inglaterra (Rebelion. Matar comunistas).
(2) No hemos encontrado, después de una larga investigación hemerográfica, documento alguno que ponga en entredicho esta afirmación.
(3) Daniel Golddhagen, escritor estadounidense y exprofesor de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Harvard, recoge en su libro “La Iglesia Católica y el Holocausto” (Ediciones Santillana/2002), estas palabras del Cardenal Alemán, Michael Faulhaber, tomadas de un informe que elaboró para los obispos bávaros, fechado unos meses antes de la firma del Concordato: “…el Santo Padre (dijo), con especial énfasis, que “hasta hace poco la voz del Papa de Roma era la única que se alzaba para señalar los graves peligros a los que se enfrenta la cultura cristiana…y que se han introducido en casi todas las naciones”, en consecuencia, elogiemos públicamente a Hitler”.