Tristeza, resaca, lamento… rabia, conmoción, dolor… es lo que sentí al ver la información difundida por los medios de comunicación –industria que en este caso se encargó de difundir con singular eficacia el racismo hacia los latinoamericanos- según la cual los alemanes festejaron su victoria con una burla dirigida a los jugadores argentinos, que es en todo caso una chanza destinada hacia quienes habitamos estas tierras. ¡Fue indignante verlos¡
A pesar de que no soy fanática del fútbol, vi estoicamente varios de los partidos del mundial… Pude corroborar que estos juegos convocan a mucha gente. Tanta, que alguien llegó a escribir que aproximadamente entre el 30% y el 40% de la humanidad asiste a la cita, a través de los medios de difusión masivos. Ese es un dato muy revelador.
Lo cierto es que la celebración de los jugadores alemanes me pareció, por decir lo menos, humillante. Estamos en el siglo XXI y todavía hay quienes en sus representaciones tienen la imagen de los latinoamericanos como si se trataran de buenos salvajes, idea que prevaleció en el pensamiento europeo de la Edad Moderna, y a partir de la cual existía la creencia de la existencia de pueblos "civilizados" y "primitivos".
Pues bien, ver a los jugadores encorvados, con paso lento pero marcado, remedando un mono, me generó gran desazón en torno al mundial de fútbol. En esa jugada racista se anotaron Toni Kroos, Miroslav Klose, André Schurrle, Mario Götze, Shkodran Mustafi y Roman Weidenfeller, quienes cantaban con peculiar naturalidad, con particular burla y orgullo: “Así caminan los gauchos, los gauchos caminan así. Y así caminan los alemanes, los alemanes caminan así”. Evidentemente, cuando mencionaban a los argentinos, los jugadores caminaban cabizbajos, tristes, encorvados; y cuando hablaban de los alemanes lo hacían erguidos, con los brazos arriba, sonrientes. Más bochornoso aún ha sido que los medios han querido matizar o mitigar tal acción expresando que los “alemanes celebran triunfo con pequeña burla”. No obstante, lo de los alemanes fue sin duda una conducta racista, que instiga al odio entre los pueblos, que relegitima las fragmentaciones sociales… Me hizo recordar la estirpe de Hitler cuyo odio, racismo, aversión contra quienes eran diferentes, lo llevó a acometer el genocidio más grande de la historia, hecho del cual hasta se llegó a sentir orgulloso.
Es lamentable que expresiones racistas se pongan de manifiesto en el siglo XXI… Ojalá se recuerde este episodio en el próximo mundial. Así, en la próxima inauguración correspondería impulsar un rechazo tajante a estas expresiones que no deberían existir en ningún espacio, pero menos aún en el deportivo. El leit motiv en el deporte debe ser el respeto a la otredad.
Al equipo alemán: Mirándolos, sé que la vida -con todo y el triunfo en el Mundial- les debe ser triste, pues para legitimarse deben apelar al desconocimiento de su adversario. Es triste.