El mundial de futbol 2014 finalizó, y de él se ha dicho de todo, tanto que la gente termina con esa sensación de no manejar nada realmente en concreto. De andar confundida y desorientada, de no saber dónde, por lo menos sin tantas dificultades, encontrar algo de veracidad, de desconfiar de todo, y más de las fuentes oficiales. De estar sumergido, como en la cotidianidad de la guerra mediática, en un océano de noticias que no permite más que nadar en ese mar de incertidumbres donde la realidad, convertida en la mejor mercancía de la industria de la desinformación, se convierte en un privilegio al que nadie tiene acceso, al punto de poner al mundo a dudar de los resultados, y concluir, poniendo en tela de juicio todos sus dictámenes, en que el actual campeón no logró su cometido en buena lid.
¿Qué nos hace pensar en tal dirección? Bueno, todos los caminos que conducen a Zúrich (Suiza), sede de la poderosa federación, están obstruidos por corruptelas de todo tipo: sobornos, evasión fiscal, y un reguero de irregularidades en la comercialización de los mundiales, a decir del periodista Andrew Jennings y sus quince años de pesquisas tras la mafia de Joseph Blatter, es decir, se puede afirmar que la Fifa es toda una “joyita”, y de altos quilates, pero ello en el mundo de los negocios se conoce como “audacia gerencial”, toda una virtud casi teologal de la sociedad mercantil (miles de millones de dólares en las reservas de la asociación futbolera más grande del planeta, sin fines de lucro, según su presidente). Y qué decir de los teutones y su probada inclinación a la barbarie, capaces de pasar literalmente por sobre cualquier (“cosa”) obstáculo, con tal de alcanzar sus objetivos: Merkel a cuerpo presente para ratificarlo.
Lo adverso para esta trama (“la realidad alterada”), tejida por los simuladores de siempre, la derecha mundial, es que el magno evento (la pasión de los pueblos), se realizó al sur del Abyala, en un momento estelar de su proceso histórico, con gobiernos que se parecen a sus pueblos, con revoluciones que abren un abanico de posibilidades a la nueva civilización, la que se avecina a pesar del caos reinante, la que va en contrasentido del hegemon capitalista y que tienen en su fundamento, la doctrina de Bolívar, la única que posee objetivamente, la fuerza para derrotar el horror impuesto por el destino manifiesto anglosajón.
Prueba de todo esto es el oportuno corte que hizo el BRICS a ese malévolo empujón al vacío con que la FIFA sorprendió al Brasil en su propio terreno. De todas formas no queda más, sino esperar los resultados de una y de otra, a ver que puede influir más en la nación carioca en vísperas de la reelección de Dilma, si la emboscada artera de los capitales refinancierizados (los buitres, los golondrinos, los distraídos, los de toda ralea), o la aparición en el horizonte del “equilibrio del universo” con la integración de los pueblos, con la conformación de un mundo multipolar y multicentrico, cuyo epicentro, más allá de las economías emergentes, es el sur (el Abyala) y sus creaciones chavistas.
Los pueblos son sabios y valientes. Tenemos el pleno convencimiento de que a la hora de la chiquita, los abucheos a Rousseff y los halagos al prepotente enemigo en plena faena mundialista, se convertirán en “votos conciencia” para continuar teniendo la posibilidad de la victoria final, y espantar lejos, el fantasma de la derrota. Eso será así, como decía mi Comandante Eterno.
Lástima que la querida Palestina, en la escala de valores del mundo-mercado, brille menos que el mundial, e Israel haya aprovechado eso para esconderse detrás de la final y ejecutar su impostergable genocidio. El mundial, el de la justicia, contrajo esa deuda: reivindicar al pueblo de Palestina y someter al imperio de las leyes a los asesinos sionistas.
Por fortuna la Fifa tiene su izquierda, gente que no está de acuerdo con el gran negocio que ha crecido en su vientre, y que más bien admiran a Maradona y a Víctor Hugo, los escuchan, ven y analizan De Zurda por Telesur. Ellos han elaborado un informe que hasta ahora se conoce con el nombre de “Diego10”. Nadie fuera de su entorno lo conoce por razones obvias, pero ya se sabe que en él no solo cuestionan y se oponen a seguir avalando la podredumbre que sustituyó el futbol a lo interno del máximo ente rector, y en su lugar instalaron la voluntad del dinero, sino que hacen una maravillosa propuesta para un verdadero mundial, en donde el futbol y los pueblos son los auténticos protagonistas, en donde se democratiza la participación de sus más de doscientos países afiliados, con un calendario previo de casi dos años de actividades en todo el planeta y con una actividad central en una localidad elegida libremente por todos sus miembros. Contiene aspectos tales como que en los estadios se garantice la presencia proporcional de niños, niñas y adolescentes porque de ellos es el reino del futbol. El respeto absoluto a la independencia de los países para la toma de decisiones como asunto única y exclusivamente de la soberanía de los pueblos. En fin, la práctica de un futbol realmente limpio, en donde no se tolere la violencia, la simulación, el racismo. Que sea la vitrina de los más excelsos valores de la humanidad, justo, alegre, humano, socialista.
Con la alegría de ir a elegir los delegados al Tercer Congreso Fundacional del PSUV, base organizativa de la Revolución Bolivariana. Con Chita Sanvicente como nuevo estratega de la Vinotinto, hacia el 2018. Convencidos plenamente, no solo de intervenir en él como premio de consolación al esfuerzo, sino de plantear una real opción de triunfo, es decir, de ganar el campeonato del mundo, pues quien no está convencido de la victoria, está derrotado de antemano, y los ejercicios de aproximación o la mera participación, aceptados como avance, es puro cuento, los que alimentan el mito de “los poderosos” y de los que aún viven los engañadores de todos los tiempos. Para muestra, el actual monarca.
¡Soy por ti Argentina, mi campeona!
¡Viva el Abya Yala!
¡Chávez vive, la lucha sigue!
¡Hasta la victoria siempre!
