(París 1886)

Conferencia Internacional Obrera

Las cámaras sindicales de Francia organizaron para 1886 la segunda Exposición Internacional Obrera patrocinada por el Gobierno. Aprovechando esa circunstancia, fue convocada una Conferencia Obrera Internacional que coincidiera con la Exposición y que diera continuidad a la celebrada en 1883.

En efecto, del 23 al 29 de agosto. En el local de la Bolsa del Trabajo de la calle Jean Jacques Rousseau, 35, tenía lugar lo que podemos considerar como la segunda Conferencia Obrera Sindical. Asisten delegados de Inglaterra, Alemania, Bélgica, Austria, Suecia, Australia y Francia. En total, unos quince delegados de diferentes países y cerca de 200 representando las organizaciones de Francia. Algunos documentos de la Conferencia aluden a la presencia de delegados españoles, sin que figuren sus nombres ni ninguna referencia sobre su participación en la misma.

El orden del día examinado por la Conferencia fue el siguiente:

1º Legislación internacional del trabajo, comprendida la reglamentación de las horas de trabajo.
2º Instrucción integral y profesional.
3º Coaliciones obreras, sociedades corporativas nacionales e internacionales; sus modos de organización y sus resultados.
4º Situación política y económica de los trabajadores en los diferentes países.
5º Exposición Obrera Internacional de 1889 y Congreso Internacional.

La Conferencia recibió numerosas adhesiones de organizaciones que, por falta de medios económicos, no habían podido enviar delegación. Los países escandinavos, que acababan de celebrar un Congreso conjunto, enviaron un mensaje que decía:

“El primer Congreso general de las asociaciones obreras de Suecia, Noruega y Dinamarca, reunidos hoy en Gothemburg, os dirige sus saludos fraternales, esperando la más estrecha colaboración entre las corporaciones obreras de todos los países…” El Presidente: Laurent Jensen.

Suiza enviaba un mensaje de adhesión y al mismo tiempo tres propuestas: la primera, sumándose a la idea de celebrar un Congreso Universal; la segunda, pidiendo la jornada de diez horas; la tercera, proponiendo la creación de una Oficina Internacional de Estadística y de Relaciones internacionales.

Los debates de la Conferencia giraron en torno a problemas reivindicativos. En relación con los congresos anteriores la Conferencia evidenciaba una eliminación muy acusada de la ideología anarquista, que aparece muy débilmente en las intervenciones de algunos delegados. Pero, por el contrario, pone de relieve una acusada tendencia conservadora, gremialista, bajo la influencia de los elementos más reaccionarios de las Trades-Unión inglesas secundados por los “posibilistas” franceses. Los delegados informaron de las condiciones de miseria en que se debate la clase obrera y de la explotación inicua de que es objeto. Un solo ejemplo bastará para dar una idea de cuál era la situación de los trabajadores en aquella época. El delegado belga dice que un obrero minero gana 1,80 francos al día y las mujeres 90 céntimos por una jornada de 18 horas. El obrero belga —declaraba— no sabe de qué color es la carne… (les suena, por lo cara) Los demás informes ofrecen el mismo balance. Un balance de explotación y de miseria bajo jornadas de trabajo agotadoras. Un gran número de delegados propone la construcción de una Liga Internacional de los Trabajadores que les conduzca “a la emancipación general”.
La Conferencia se declara por la celebración de un Congreso Universal en 1889, ratificando a este respecto la posición de la de 1883.

Los problemas de legislación social, defensa de la mujer trabajadora, accidentes de trabajo, prohibición del trabajo nocturno, el trabajo de los niños, sanidad e higiene en el trabajo, etc., fueron ampliamente discutidos. La delegación de las Trades-Unión inglesas se consideró “neutral” en la discusión de este problema; no entraba en él, como había hecho en la conferencia de 1883. Esta actitud mereció la crítica de ciertos delegados; De Paepe, delegado belga, intervino para considerar “como lamentable la neutralidad de los delegados británicos”.

“Compruebo —dijo— que por dos veces en tres años las Trades-Unión hacen reservas sobre una cuestión tan importante como la legislación internacional del trabajo…” Se extrañaba de esta actitud por cuanto que los ingleses habían luchado por implantar parte de esa legislación en su país y no veía la razón por la cual no podían manifestar su conformidad con que se impusiera en todos los países y se luchara por su aplicación internacionalmente. La delegación británica contestó que no estaba facultada para entrar en un problema que sus mandatarios no habían examinado. Que las Trades-Unión iban a celebrar su Congreso anual, que era a ese

Congreso a quien le correspondía fijar una posición sobre el problema.

El argumento carecía de peso. La actitud de entonces de los delegados de las Trades-Unión correspondía a lo que ha sido y es una posición tradicional de cortos dirigentes: una posición nacional más o menos acorde con los intereses de la clase obrera y una posición internacional de acuerdo con los intereses y la política del imperialismo británico. Lo que solicitaban para los trabajadores ingleses no estaban dispuestos a solicitarlo para los trabajadores de la India ni de ninguno de los pueblos dominados por el Imperio. Siempre la política internacional de las Trades-Unión ha sido inseparable de la del Foreign Office y de la City. Y en lo nacional, la última palabra siempre ha sido igualmente la de los intereses de la City.

Resoluciones de la Conferencia

Sobre el primer punto del orden del día:

1º Prohibición del trabajo para los niños menores de catorce años.
2º Protección especial a favor de los niños de más de catorce años.
3º Jornada de trabajo de ocho horas y un día de descanso semanal.
4º Prohibición del trabajo nocturno, salvo casos a determinar.
5º Obligación de adoptar medidas de higiene y salubridad en los lugares de trabajo.
6º Responsabilidad civil y penal de los patronos en materia de accidentes de trabajo.
7º Inspección de talleres, minas, etc., por inspectores elegidos por los trabajadores y retribuidos por el Estado o por las comunas.
8º Establecimiento de un salario mínimo en todos los países que permita a los obreros vivir honestamente y sostener a su familia.

Se discutió el segundo punto del orden del día y fue aprobada una resolución de carácter general que reclamaba:
Que las escuelas primarias aseguraran la educación de los hijos de los trabajadores hasta la edad de dieciséis años; la concesión de becas y otras reivindicaciones a favor de una mayor facilidad para su educación.

La resolución sobre coaliciones obreras del tercer punto del orden del día decía:

1. El Congreso Internacional se declara contra todas las leyes existentes en todos los países para impedir a los trabajadores unirse internacionalmente, pidiendo su abrogación.
2. Ha llegado el momento de reconstituir la Asociación Internacional entre los trabajadores de todos los países.

Reiterando las orientaciones del Congreso de Gante sobre la organización de corporaciones de oficio, la Conferencia adoptó la siguiente resolución (cuarto punto del orden del día):

Ha llegado el momento de crear Grupos Corporativos nacionales e internacionales.

La ejecución de estas medidas se reserva al próximo Congreso Internacional.

Finalmente, sobre el Congreso Universal de 1889, la Conferencia declara que:
Una Exposición Obrera Colectiva Internacional tendrá lugar en 1889 en París con la ayuda de una subvención reclamada al Estado y cuya administración y dirección será confiada a las Cámaras sindicales, que convocarán a este efecto una asamblea general de todas las corporaciones.

Durante el mismo año se efectuará en París un Congreso Obrero Internacional, siendo encargado de su organización el Partido Obrero Socialista Francés.

Después de finalizados sus trabajos, organizóse un gran mitin público en el que tomaron parte los elementos de más significación que habían participado en la Conferencia. De la Conferencia de 1883, el movimiento sindical internacional va hacia la Conferencia de 1886, y de ésta al Congreso Corporativo de Londres de 1888. En la Conferencia de 1886 las Trades-Unión inglesas iniciaban sus maniobras para hacerse con el movimiento sindical internacional con la intención de someterle a la hegemonía de su dirección, cumpliendo así el papel que le asignaba el imperialismo británico para la defensa de su política de preponderancia y de dominación.

¡Gringos Go home! ¡Libertad para los antiterroristas cubanos Héroes de la Humanidad!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Patria, Socialismo o Muerte!
¡Venceremos!


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Manuel Taibo


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