A decir verdad el título de este artículo debería ser: "nuevo zarpazo de la ultraderecha mundial –por ende estadounidense- contra el gobierno de Cristina Fernández." Porque no se han hecho esperar las reacciones de los medios de comunicación internacionales al servicio del capitalismo que tiene entre ceja y ceja a los gobiernos socialistas del mundo.
No voy a escribir del suicidio del fiscal Nisman, del que se ha comprobado tenía nexos cercanos –es decir, era ojete y oreja - con la Casa Blanca. Uno más en la lista de los vendidos camisas blancas. La situación es cómo maniobra el capitalismo y juega con la información para que llegue sesgada a las masas, aquellas multitudes mundiales que por más que sepan leer y escribir son incapaces de formular sus propios criterios, que se tragan todo lo que dicen los diarios oficiales, que son incapaces de dudar y de cuestionar.
En cuestión de segundos se propagó la noticia del suicidio y los medios conservadores lo convirtieron en asesinato bajo órdenes del gobierno de Cristina. Juego que siguieron los conocedores de la verdad y se dedicaron a difamar a la presidenta. ¿Cuánto le pesa a la ultraderecha mundial un gobierno de izquierda? Uno solo. Con uno que se salga del redil el efecto dominó no funciona. En Latinoamérica ya son varios los que están nadando contra la corriente. ¿Cuántas pérdidas millonarias genera a los camisas blancas? ¿Cuánto deja de ganar el gobierno estadounidense, en terreno, poder, y economía? Si cuando es un gobierno de derecha los lame botas ponen todo a su merced y son capaces de vender hasta su propia madre. ¿Aló genocidas en Guatemala?
Los periodistas deshonestos se han dado sus anchas desinformando a la población mundial, ni qué hablar de los medios en español que desde Estados Unidos atacan a la Latinoamérica que renace en un intento de progreso. Todos los días puntual, una nota contra los gobiernos socialistas. Con doble crema la dedicada a Venezuela.
No se han hecho esperar los llamados de la oligarquía argentina para organizar marchas de camisas blancas bajo la consigna "yo soy Nisman" para que salgan a gritar las multitudes desinformadas "Cristina asesina," "fuera Cristina," "renuncia Cristina." Quieren convertirlo en un grito mundial. Patentarlo si es posible y luego vender playeras con esos logos y pastillas de amnesia e ignorancia colectiva. Pastillas de imbecilidad.
Los zarpazos del capitalismo estadounidense son constantes hacia Latinoamérica, ¿quién le cree a Estados Unidos que quiera reconciliación con Cuba y que está dispuesto a dejar de jorobarla con su bloqueo, si con una mano da y con la otra quita. El descaro de intentar amigarse con Cuba y atacar sin piedad a Venezuela, quiere acabar con el semillero de Chávez, y arrancar de raíz toda ilusión de socialismo que pueda reverdecer en América Latina. Lanza dardos envenenados por todos lados, hacia Ecuador, Bolivia, Brasil, Uruguay, Chile –de Bachelet- hacia la propia Venezuela. A Centroamérica ya la hizo polvo por eso ni se mosquea.
Lo que le ha de pesar a la oligarquía latinoamericana la dignidad de los pocos gobiernos que se niegan a traicionar a sus pueblos. La atención mundial está en la marcha de la hipocresía en Francia, una embestida muy bien planificada por el capitalismo que aprovechando la distracción de las masas, arremete con todo contra Argentina y Venezuela, a Ecuador no lo quiere dejar respirar, le pesa la reelección de Evo y de Dilma, en el horno han de tener ya la que les tocará a ellos. Porque nadie se salva del veneno estadounidense. De la escoria capitalista.
Sabe que con una llamarada de los medios conservadores las masas arderán en brasas, delirando, y repitiendo lo que leen, escuchan y ven, pobres marionetas de un sistema por demás vendido al capitalismo.
Antes de colgarse y hacer propio el "yo soy Nisman," asegúrese de no estar siendo títere de ningún medio oligárquico y esté cometiendo traición a la patria, a la vida y la conciencia. Antes de salir a manifestar vestido de camisa blanca, si es usted ciudadano común que no pertenece a la oligarquía, mírese en el espejo y tantee si tiene dos dedos de frente, con eso le basta para no irse con la finta. Sea capaz de dudar, cuestionar y formular un criterio propio. No sea arreado.
Antes que le digan que la izquierda venezolana es una Revolución deshonesta y riqueza de guerrilleros, sea capaz de dudar de la derecha y la intención asesina de crear el caos en Venezuela a expensas de su propio pueblo, por eso el ataque ahora es una guerra económica y el desabastecimiento de productos básicos.
Antes que le cuenten historias de ultraderecha y se las coloreen con portadas en los periódicos, o en noticieros de horario estelar y decida creerlas por completo, tenga la capacidad de hacer respetar su dignidad como ser humano pensante. No sea marioneta. Demuestre que tiene materia gris en el cerebro aunque los capitalistas quisieran que fuera blanca. Por lo demás, la Patria Grande reverdece y no habrá capitalismo que lance por la borda nuestra Revolución Bolivariana, aunque el ataque sea incesante.
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