El año de 1872 fue decisivo para la Internacional y también para los movimientos nacionales de cada país, como consecuencia de la escisión producida en el Congreso de La Haya. Antes del Congreso habíanse desarrollado algunos hechos que entrañaban las bases de la escisión, tales como los Congresos y decisiones de la Federación del Jura, el Congreso del grupo belga, la actitud de los aliancistas españoles, la labor de los grupos italianos bajo la dirección directa de Bakunin.
El 5 de agosto de 1872, los grupos italianos organizan una Conferencia en Rímini, a la que asisten 21 secciones. De todas ellas, sólo la de Nápoles había pertenecido a la Internacional, de la que se había separado. La Conferencia estaba orientada en la misma dirección que seguían los grupos aliancistas de Bélgica, Suiza y España. Así, pues, todo su trabajo consistió en combatir al Consejo, a Marx y a las posiciones políticas de la Internacional. La Conferencia concretó su trabajo en una solución que decía:
Que el espíritu reaccionario del Consejo General ha provocado el resentimiento revolucionario de los belgas, de los suizos, de los franceses, de los españoles, de los eslavos y de los italianos y la proposición de la supresión del Consejo, así como la reforma de los estatutos…
El Consejo General, no sin razón, ha convocado el Congreso General en La Haya, lugar el más apartado de estos países revolucionarios…
La Conferencia declara solemnemente ante todos los trabajadores del mundo que, a partir de este momento, la Federación italiana rompe toda solidaridad con el Consejo General de Londres…
Propone no enviar delegados al Congreso de La Haya, sino a Neuchatel (Suiza) para abrir el mismo día el Congreso General “antiautoritario”.
Rímini, 6 de agosto 1872. Por la Conferencia: Carlos Cafiero, presidente; Andrea Costa, secretario.
En los Estados Unidos de Norteamérica también se realizaba una labor fraccional y escisionista. Existían dos grupos, Spring Street y Tenth Ward Hotel, uno fiel a la Internacional y otro de oposición. El problema de los Estados Unidos provocó en el seno del Consejo General la dimisión de Juan Jorge Eccarius, secretario corresponsal para los Estados Unidos.
Como puede apreciarse, la campaña estaba bien sincronizada, obedeciendo a un plan general sistemático y organizado. Dícese que Bakunin mostró disconformidad con la resolución de los italianos; pero esto no podía ser más que una disconformidad sobre la forma y sobre la precipitación con que convocaban ya el Congreso de escisión sin esperar la celebración del de La Haya. Los demás grupos no aceptaron esta “precipitación”; de acuerdo con el fondo, desarrollaban la maniobra bajo otra forma. Unos grupos pedían con urgencia el Congreso y, cuando el Consejo General da a conocer fecha y lugar de su celebración, los italianos proponen que no asistían, que ha sido convocado “lejos de los países revolucionarios”…
Del 4 al 11 de abril, la Sección Española celebraba su II Congreso en Zaragoza, en el que tomaron parte Pablo Lafargue, Pablo Iglesias, José Mesa, Francisco Mora y otros, pero que la mayoría estaba en manos de los aliancistas. El Congreso se adhería a las resoluciones del Congreso belga y de la Federación del Jura.
El Consejo General, el 24 de julio, llamaba la atención al Consejo Federal Español sobre sus actividades y conducta, pero esta comunicación, como otras muchas, fue ocultada a la discusión de los afiliados a la Internacional. Cansado de soportar las maniobras de sus compañeros “aliancistas”, Anselmo Lorenzo, la figura más representativa del anarquismo en aquella fecha, había dimitido el 22 de junio de su cargo de miembro del Consejo Federal. Es en esa fecha cuando hace las consideraciones con respecto a la Alianza.
Después del Congreso de Zaragoza, los aliancistas acuden a toda clase de maniobras para enviar una Delegación propia al Congreso Mundial de la Haya.
…Para asegurar la elección de hombres de la Alianza —dice Engels en un informe del 31 de octubre 1872— como delegados al Congreso de La Haya, el Consejo Federal, por medio de una circular que jamás fue comunicada al Consejo General, recurrió a maniobras que, a no ser por la gran moderación de la mayoría en La Haya, hubieran bastado para invalidar los poderes a los cuatro delegados enviados por la Federación de España.
La delegación española estaba integrada por Rafael Farga Pellicer, Carlos Alerini, Nicolás Alonso Marselau, Tomás González Morago y por Pablo Lafargue, éste en representación de la llamada Nueva Federación Madrileña, el grupo que seguía fiel a la Internacional. Los cuatro primeros eran todos miembros activos de la Alianza. Farga, el corresponsal de Bakunin en Barcelona; Morago, en Madrid; Alerini, el anarquista francés colaborador de la política y proyectos de Bakunin. Del otro delegado, Alonso Marselau, nos habla Anselmo Lorenzo en su libro El proletariado militante en los siguientes términos:
…Le vi por primera vez en la Conferencia de Valencia, a la que fue delegado por la Federación de Sevilla. Procedía directamente del partido republicano, en el que se refugió después de haber abandonado el estudio de la teología, colgar los hábitos, renunciar a la carrera eclesiástica y pasar una temporada en Londres…
…Le vi tiempo después en la cárcel de Sevilla, procesado por el delito de prensa, ocupando una celda de preferencia, en la que fue posible celebrar en obsequio a mi llegada a Sevilla una sesión de la Sección Sevillana de la Democracia Socialista.
Perdióse Marselau de vista, y pocos años después, cuando la guerra carlista ardía en Vascongadas, Navarra, Cataluña y Valencia, un número de El Cuartel real, periódico oficial del pretendiente, publicó la reseña del acto de abjuración de sus errores y reconciliación con la Iglesia de un joven novicio de la Trapa, celebrada en Tolosa en presencia de Don Carlos y toda su Corte. Aquel trapense era Nicolás Alonso Marselau. ¡Quién sabe lo que sería, después, de aquel desperdicio humano…!
Bakunin contaba a la Sección Española como uno de los puntales en los que apoyaba sus maniobras. Una información errónea sobre el pensamiento y la personalidad de Francisco Mora —de carácter débil, según el propio Engels— induce a Bakunin a escribirle una carta a través de la cual aparece con toda claridad la acción escisionista, el trabajo de fracción que la Alianza realizaba en el seno de la Internacional. Esta carta fue uno de los documentos irrefutables presentados en el Congreso de la Haya como elementos que testificaban la existencia de la Alianza y su papel.
—Miguel Bakunin. —Anarquista ruso, nació en Torjok en 1814 y murió en Berna en 1876. En 1868 ingresó en la Asociación Internacional de los Trabajadores con la intención de dirigirla de acuerdo con sus ideas propias. Con igual objetivo tomaba parte en la Liga de la Paz y de la Libertad en 1868. Expulsado de la Internacional en el Congreso de La Haya, en 1872. En 1868 creó la secta de los Hermanos Internacionales y la Alianza de la Democracia Socialista para luchar contra la Primera Internacional. En el Congreso de La Haya (1872) prodújose la escisión de la Internacional. Su influencia sobre los anarquistas españoles fue considerable.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Independencia Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!