Se podría definir al mundo de los seres más cercanos,utilizando la exuberante sencillez con que Gabriel García Márquez construyósus"Cien años de soledad" y es que en realidadsolo llegamos a conocer dos o tres personas a lo largo de nuestras vidas (incluyéndonos); y luego, los matices que puedan existir entre ellas, se repiten o se reciclan como un largo ritornelohasta el fin de nuestros días.Ciertamente: Quién no tuvo en su niñez un amigo gordito anti parabólico, leal;más buena gente que el carajo,y a su vez a un lánguido, taciturno y obstinado cerebrito y viceversa. Luego entre ellos o ellas, toda una legión de personajes pugnando en pertenecer a uno u otro bando. Ese mismo gordito o gordita, después, se nos presentará en la esquina, en el liceo, en la fábrica, en la universidad, en nuestros dramas existenciales. Habrá crecido y se habrá complicado en su estructuración sicológica, pero básicamente es nuestro obesoyquerido acompañante circunstancial, que al igual que su antítesis, el jipato, en algunos episodios, pasará a ser nuestro adversario.
Esto sucede con las personas,es decir, con la apariencia física, mas no con la personalidad, la entidad que fundamenta la postura ante la vida. Las personas vienen y van, a veces se quedan, pero siempre nos estaremos debatiendo entre aquello que nos obliga a definirnos. La naturaleza puede crear procesos de metamorfosis que transforman las apariencias y hasta las funciones, sin embargo no es una potestad exclusivamente natural.
La piratería es una actividad criminal tan antigua como la navegación, dicen los estudiosos del tema, no obstante, solo cuando el poder colonizador la necesitó en su empresa imperial, emergió de las obscenas mazmorras delincuenciales para incluso, posicionarse en el imaginario de la civilización occidental como auténticosactores históricos, como tramas y personajes de la literatura de aventuras, hasta convertirse en elementos lúdicos y modélicos del mundo del entretenimiento actual.
El primer paso que se dio para esta grosera operación de lavado de imagen, fue la creación de las "patentes de corso", expedidas con el inútil propósito de darle viso moral y de legalidad a las bandas criminales que tradicionalmente han acompañado a los gobernantes ladrones de la Europa occidental. Con ellas se actuó de manera impune en la doble banda, para espoliar, saquear y aplicar la barbarie a los pueblos y estadosdel resto del mundo, inermes en su ingenuidad , unas veces con la real armada británica en los escenarios de guerras formales aunque nada justas, y otras con las flotas criminales de piratas y corsarios obedientes igualmente a esos imperios.
Ello no ha cambiado en absoluto. La misma formula la siguen aplicando los ladrones del mundo hoy. La doctrina de seguridad nacional estadounidense precipitó los eventos del 11s de 2001para poner en la palestra de la opinión pública mundial el sórdido mundo delterrorismo, aquel que no va más alládel mundo de la delincuencia organizada a nivel internacional, ese que siempre ha existido al amparo de los grandes capitales hegemónicos, pero que a partir de la necesidad del imperio estadounidense de imponer su unipolaridad, reflotó como elemento político-militar.
A partir de allí la historia se repite. Ayer la piratería la ejecutaron los capitales emergente de los colonizadores a través de sus saqueadores, incendiarios, corsarios, bucaneros, filibusteros, contrabandistas, etc., es decir, delincuentes de toda ralea apoyados y amparados por la institucionalidad europea. Hoy el terrorismo lo practican los mismos sectores del poder mundial, herederos de los ladrones de antaño: ingleses, franceses, holandeses, alemanes, comandados por sus nuevos líderes negativos: los gringos. Hoy tienen otras denominaciones, a veces ridículamente eufemísticas que ruborizan la mediana inteligencia acumulada al corte del siglo 21. Ahora suelen llamarlos contratistas, paramilitares, mercenarios, personal de seguridad, cuerpos elite, sicarios o mejor conocidos como delincuentes y criminales, asesinos a sueldo internacionales, organizados bajo la sindicalización del crimen:el terrorismo, actuando bajo las órdenes del mejor postor.
La doble banda no es un fenómeno exclusivo del ejercicio "oposicionista" venezolano denunciado por el Presidente Obrero, Nicolás Maduro en ocasión del develado y frustrado intento de golpe de estado de este febrero próximo pasado. Es una práctica tan antigua como la prostitución misma. Ella consiste como bien lo explicó el presidente Maduro, en aprovechar todas las garantías constitucionales de una democracia fundamentalmente participativa como la bolivariana, para ejercitar a profundidad los derechos políticos habidos y por haber y a la vez emprender acciones violentas, abiertamente ilegales y sediciosas. Es decir, a la luz pública: políticos, en la oscuridad: delincuentes y asesinos.
Los conquistadores, los que abatieron a más de cien millones de nuestros aborígenes, no fueron más que un ejército de criminales bajo las órdenes de los reyes católicos,los mismos que hoy gobiernanala España. Inauguraronde esta forma,la banda ilegal cuando su precaria ética aun no podía advertir lo inmoral de la invasión al AbyaYala.
Walter Raleigh y Francis Drake fueron dos de los más connotados criminales (piratas) que actuaron en la doble banda. Fueron oficiales de la armada británica y a su vez asolaron las tierras conquistadas por el imperio español bajo la acción criminal de la piratería, en cuyas fuentes abreva el moderno terrorismo.La OTAN y el imperial ejército norteamericano devastan el mundo utilizando la banda legalauspiciada por las resoluciones emanadas como churros, por la Agencia de Colonias Mundiales (ONU). Mas sin embargo, cuando estas resoluciones son imposibles de aplicar por su evidente inocuidad, el descaro se vuelve "banda ilegal", es cuando actúa la liga de la delincuencia mundial; el terrorismo entra en escena y las bandas terroristas se apoderan de un país caotizandolo en las llamadas peleas de perros, las modernas guerras civiles.
El Estado Islámico es la práctica de la banda ilegal en la guerra del petróleo desatada en el medio oriente. Es la conjunción del terrorismo imperial que no solo deja ver su costura, sino que pone al descubiertodesde el comienzo de esta. Cuando el interés económico mundial, el Complejo Militar Industrial, le disputó Afganistán a Rusia, no tuvo más remedio que crear Al Queda. El problema con la criminalidad es que resulta casi imposible disciplinarlay mucho menosdominarla, escasamente se les puede dar trabajo. Esas bandas terroristas han crecido al amparo de los ojos del amo con sus propios intereses, y al imperio no le ha quedado más remedio que convertir semejante anarquía en un estado (por demás fallido), en sí mismo. Tanto es así que la factura occidental se patentiza en sus principales acciones. Cuando el ejército norteamericano, operando bajo la legalidad de una coalición internacional, invadió a Iraq, lo primero que hizo, por aquello de la resistencia del poder cultural, fue arrasar sus bibliotecas y museos. Recientemente el Estado Islámico cumpliendo con la doctrina de su mentor,ha saqueado y arrasado la antigua ciudad asiria de Nimrud,uno de los mayores tesoros arqueológicos y culturales del mundo. Esto ocurrió sólo una semana después cuandootras de sus fuerzas,habían derribado estatuas y esculturas en Mosul,atracciones arqueológicas que datan de 13 siglos antes de Cristo.
Ante semejantes descaros, lo que nos queda a la humanidad, es ver cómo el poder mundial le lava la cara al terrorismo y así en algún momento en el futuro cercano, toparnos con consumados terroristas, exaltados a la literatura,fungiendo de simpáticos héroes infantiles. Quizá un Sarkozi, un Reagan, una Thatcher, un Obama, un Uribe, caricaturizados en el imaginario popular como los salvadores del mundo que acabamos de dejar atrás.O simplemente adoptando su genérico para nombres de equipos deportivos, clubles sociales o ciudades recreativas. Así pues, podríamos ver otra vez, como nuestro amado mar, estaría nuevamente asociado en libros y películas, a sus verdugos: Los Simpáticos Terroristas del Caribe.
¡Chávez es poder cultural!