La clase dirigente u opinante en toda nuestra América, sí es cierto que es casi idéntica; pero la clase dirigente, que en algunos países no es mayor de un 10%, como es el caso de Centroamérica, de Ecuador, Paraguay, Perú, Guatemala y México, no es el pueblo; es apenas una costra. Y si nos ponemos a ver lo que los une, no es ni el elemento indígena, ni el africano —base de la etnia popular—, sino el español, contra el que obstinadamente reaccionamos. Porque al producirse la ruptura con España, Francia hizo —igual que el adolescente rebelde— el papel de progenitor sustituto. En París, desde los tiempos de la Independencia, se han dado cita y estrechado sus lazos los políticos, los artistas y creadores del mundo de nuestra América hasta 1960. En nuestros días hacen lo mismo, conspiran desde un gobierno provisional que tienen instalado en Miami.
Por esto afirmamos que nuestra América existe en la medida que nos referimos a su clase dirigente u opinante; pero si a la base mayoritaria y popular vamos, no hay la cacareada homogeneidad, aunque bien pudiera hacerse una clasificación en cuatro o cinco subgrupos donde sí hay total identidad entre algunos pueblos, desde el vértice hasta la base. Tal es el caso de la unidad cultural que hacen Argentina, Chile y Uruguay, donde la población es la misma desde el punto de vista étnico y cultural. Otro tanto le sucede a México, Guatemala, El Salvador y posiblemente Honduras. El resto de los países centroamericanos, como todos los que baña el Caribe, son similares a nosotros los venezolanos.
Si a esto se añaden los intereses comerciales, que fueron precisamente los que en buena parte establecieron esas corrientes homogeneizantes desde los orígenes de nuestra historia, comprenderemos que nuestro destino está en Los pueblos Bolivarianos y Caribeños. Antes de que llegaran los españoles, los caribes de etnia, lenguas y costumbres similares estaban dispersos a todo lo largo de estas costas. Por su carácter belicoso fueron eliminados, y sus mujeres tomadas como botín de guerra, lo que nos explica el mestizaje común. Como tenían una cultura menos que precaria, ni los sobrevivientes ni sus hembras tuvieron nada que oponer a la cultura hispánica. Luego de los pueblos australes, los pueblos más parecidos a España son los caribeños.
Si a esto se añade que por la matanza de los caribes hubo que traer esclavos negros de África, que tanta influencia ha tenido y tienen en nuestro folklore, se comprende mejor la estrecha identidad que nos une. Durante toda la época colonial hubo una intensa comunicación comercial entre Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y Venezuela. La piratería, "mal caribeño", actúo también de factor homogeneizante.
Hasta 1730 duró, luego de doscientos años, nuestra dependencia económica de México. Venezuela al principio exportaba harina, de Caracas a Cartagena y las Antillas; y luego cacao en grandes cantidades a México. De modo que sí a tradición histórica vamos, es mucho más antigua, profunda y duradera nuestra relación con el Caribe y México que con los países andinos. Y sucede también con las Antillas inglesas y francesas.
Sabían ustedes, que mayores relaciones comerciales tienen el Perú y Chile con Australia, Japón y China que con Venezuela. Sabían ustedes que la Argentina mantiene viva comunicación comercial con Sudáfrica, y que las relaciones comerciales de Brasil con África son importantísimas.
Mientras nosotros seguíamos atados a la razón histórica, (hasta 1998) esos pueblos —y con muchísima razón— le dan prevalencia a sus intereses económicos, y ellos, como ustedes podrán ver fácilmente en un mapamundi, están determinados fundamentalmente por la vecindad que crean las rutas de la mar. Por razones de idiosincrasia… Si hay pueblos parecidos a los venezolanos son los pueblos antillanos, centroamericanos y de la costa atlántica de México y de Colombia. ¿Han oído ustedes hablar a un veracruzano, a un nicaragüense o a un dominicano? Incluso en el aspecto físico; el factor africano interviene sustancialmente en la etnia de estos pueblos, no sólo en lo racial sino en lo cultural.
"Más de cien años de coloniaje mental por el imperialismo Gringo no es ninguna tontería, aunque nos duela decirlo".
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Viviremos y Venceremos!