Como era de esperarse no podía haber pasado la semana sin una nueva infamia. La cancelación del programa radiofónico de noticias de Carmen Aristegui es un agravio más contra la sociedad, cuya necesidad de información veraz era, de alguna manera, atendida por el referido noticiero. Con ello no queda más que insistir en la conclusión de que el régimen ya no da para más y que sólo podemos esperar agravios, errores y represión, por lo que la tarea más importante es encontrar la forma de erradicarlo o, por lo menos, de sujetarlo para evitar mayores perjuicios para el país. No es tarea fácil ni mucho menos, pero ayuda el hecho de que Peña Nieto ha perdido el respeto hasta de sus dueños. Me propongo intentar un análisis de alternativas en busca de la que pudiera tener alguna viabilidad:
1.- Desde luego, la de las armas no es una alternativa válida ni viable. No obstante hay que reconocer que en la actualidad existe una insurrección armada o varias. El llamado crimen organizado combate al estado con armas de fuego gracias a la muy desafortunada guerra iniciada por Calderón, y lo hace con éxito al grado de contar con el control de algunos territorios en los que ejercen poder. Por su parte, las llamadas autodefensas y las policías comunitarias, son también grupos insurrectos. En ninguno de los casos el objetivo es el poder del estado ni su transformación democrática, pero aportan a su debilitamiento.
2.- En los mismos términos de invalidez e inviabilidad estaría la alternativa de un golpe de estado militar, la que en todo caso sería para afianzar el control sobre el pueblo, pero no para liberarlo. Aunque algunos sectores de la oficialidad joven registran descontento por el entreguismo gubernamental y por la corrupción imperante. No se detecta un émulo de Hugo Chávez en sus filas.
3.- La movilización y las marchas de protesta son la alternativa que se ha empleado hasta ahora. Su ejercicio ha permitido socializar el descontento e identificar agravios y agraviados. El asunto de Ayotzinapa, por su dramatismo, derramó el vaso y se convirtió en el referente común de las protestas, generando una matriz de repudio al régimen con importantes efectos locales e internacionales. Infortunadamente no se ha logrado trasponer el umbral de la protesta, sin lograr efectos determinantes sobre la permanencia del régimen en general y de Peña Nieto en lo particular. Para ser efectiva la movilización para el objetivo transformador sería indispensable que llegara al paro nacional, meta que no se contempla factible, dado el férreo control ejercido por el corrupto liderazgo oficialista de las mayores organizaciones obreras, aunado al nefasto efecto de la inseguridad en el empleo. A diferencia de lo que ocurre en el caso de las protestas cacerolistas contra los regímenes populares, magnificados por los medios masivos de desinformación, cuando se trata de protestas contra los regímenes de la derecha se ven minimizados y atacados por esos mismos medios adocenados. No obstante es indispensable insistir en el instrumento e idear formas novedosas para su ejercicio, particularmente en busca de reducir sus efectos negativos sobre la ciudadanía.
4.- Por algún motivo que no me queda del todo claro, la prensa internacional ha registrado y exhibido el derrumbe de Peña Nieto, insinuando la conveniencia de su renuncia para salvar al régimen. De cualquier manera la crítica, a veces sangrienta, ha sido un contribuyente eficaz al objetivo transformador. Será importante nutrirla.
5.- En la coyuntura adquiere significado mayor la alternativa electoral. Históricamente el presidente en turno llega a las elecciones intermedias con gran poder para respaldar el triunfo de su partido. No es el caso; Peña llega muy disminuido y debilitado, con riesgo de arrastrar a su partido a un estrepitoso fracaso. En tal condición se abre la oportunidad de que las elecciones del 2015 se conviertan en una especie de revocación del mandato que, aún sin efectos legales, tendría un enorme significado político orientado a la renuncia del presidente, por un lado, o por lo menos a sujetar a la presidencia al debido control legislativo. El objetivo es que en la Cámara de Diputados se logre una mayoría verdaderamente opositora; la anulación del voto sería el mayor desperdicio de la historia: sólo serviría para consolidar al régimen priísta, suficientemente ilegítimo como para que la muestra de rechazo por la anulación del voto le importe un bledo.
6.- MORENA es, en esta coyuntura, el único partido que puede representar esa verdadera oposición al régimen, independientemente de si amo u odio a López Obrador, o si sus candidatos son o dejan de ser personalmente atractivos. Lo importante en este caso es contribuir al objetivo de derrocar al régimen que nos ha llevado al despeñadero.
Ojalá pudiéramos debatir sobre el tema, sea en estas páginas o en mesas de análisis. No podemos ir con la simple inercia de nuestras personales concepciones de la realidad.