Las corrientes nacionalistas examinadas plasman a comienzos del siglo XX en organismos políticos más consolidados. Sobre la raigambre social de estos movimientos podemos remitirnos a autor poco sospechoso de interpretación materialista como es el canónigo Carlos Cardó. "El nacionalismo catalán y su hermano más joven, el vasco, surgen en la España, del seno de la burguesía industrial y financiera, la única clase que podía engranarlos".
José Ortega y Gasset explicó profundamente el proceso de desintegración de España que incluía estos movimientos regionalistas, en España invertebrada, cuya primera edición data de 1921. Según él, la nacionalidad española se produjo cuando se logró aunar las dos políticas internacionales que se dibujaron en la Baja Edad Media: la de Castilla, orientada hacia África y Centroeuropa, y la catalano-aragonesa, encaminada hacia el Mediterráneo, es decir, las de la época de los Reyes Católicos. Su inmediato sucesor, Carlos I, acabó de completar esa política aprovechando además la coyuntura de las grandes conquistas en América, con el enriquecimiento que produjeron. Y aún en los veinte años primeros del reinado de Felipe II continuó el movimiento ascensional. Pero a partir de 1580 ("la derrota de La Armada Invencible") empezó la regresión. Perdido el ideal común, surgió como secuela inevitable el proceso de desintegración, ya advertido en el siglo XVII, ampliado en el XVIII, y considerablemente agravado en el XIX con la pérdida de los territorios de Ultramar. (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) Y cuando España queda sola, la desintegración prosigue implacable en el mismo recinto nacional. Ortega resumía su pensamiento diciendo: "Cuando una sociedad se consume víctima del particularismo, puede siempre afirmarse que el primero en mostrarse particularista es precisamente el Poder central. Y este es lo que ha pasado en España. Castilla ha hecho a España y Castilla la ha deshecho".
—1º El nacionalismo catalán es una corriente ideológica basada en el entendimiento de Cataluña como Nación, como resultado de su historia, su lengua y el derecho civil catalán.
Esta corriente de pensamiento se conforma ideológicamente en la primera década del siglo XX, como variante del Catalanismo, surgido como movimiento cultural en la década de los años 1830, y articulado como movimiento político en las últimas décadas del siglo XIX.
El regionalismo catalán surgió por la Independencia de los territorios americanos, fue impulsado por la oleada de nacionalismo que sacudió a Europa como una consecuencia del Romanticismo, y si al principio tuvo carácter poético, de "Jocs Florals", sentimental, llegó un momento en que fatalmente adquirió un aspecto económico. Ocurrió esto a la pérdida de las "Jocs Florals" en América, cuando el capitalismo catalán se encontró ante graves problemas derivados de la limitación de su exportación tradicional a Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
No fue por ello un azar que el primer triunfo electoral importante se produjera en 1901. En 1907 se constituyó la "Solidaridad Catalana", contra la agresión simbolizada en la ley de Jurisdicciones y reivindicando la autonomía de Cataluña. En las elecciones de dicho año triunfó la "La solidaridad" y fue derrotado Lerroux. Al romperse la "Solidaridad" en 1909 quedaron perfiladas las dos ramas catalanas. La burguesía, industrial, cuyo objetivo era un compromiso económico. Por otro lado, la corriente que unía el catalanismo a la democracia que chocaba con el Estado monárquico. En la primera están los hombres de Cambó, Ventosa, los capitanes de la industria y la banca. En la segunda, los hombres de las clases medias como Maciá o Companys. Tres años después del "Desastre", obtenido por las dos entidades de orientación catalanista, el Centre Nacional Catalá, fundado por Enric Prat de la Riba (1870-1917), y la Unio Regionalista, constituida por los seguidores del general político castellano Camilo García de Polavieja (1838-1914), que había alentado las ilusiones nacionalistas. El fin "secreto" que mueve a los hombres de la Lliga Regionalista no es el mismo que el que conmueve a los intelectuales que han seguido el movimiento. Lo que en unos es la necesidad de asegurarse un mercado interior mediante la creación de una nueva correlación de fuerzas políticas, votando leyes proteccionistas, es en los otros la tarea más idealista de recrear un patriotismo nuevo mediante la vigorización de una lengua corrompida y la edificación de la cultura nacional nueva." Estas dos organizaciones se fundieron en la Lliga Regionalista, organismo al principio electoral, de un claro matiz burgués y conservador, y hasta dinástico, cuyo objetivo consistía en lograr la autonomía de Cataluña dentro del Estado español y cuyo portavoz fue el diario La Veu de Catalunya.
Este programa fue condensado por Prat de la Riba en su obra La nacionalitat catalana (1906) y defendido justamente con él por Francesc Cambó. Por la actitud de éste por la visita de Alfonso XIII a Barcelona en 1904, al pronunciar el discurso de salutación, movió a ciertos elementos intelectuales a separarse de la Lliga para formar un partido catalanista de izquierda que titulado al principio Centre Nacionalista Republicá acabó llamándose, tras varios cambios, Acció Catalana, cuyos principales elementos fueron Jaume Carner, Lluís Nicolaú d’Olwer, Jaume Bofill y Rovira i Virgili.
En 1906 apareció el libro de Prat de la Riba La nacionalitat catalana, que durante mucho tiempo ha constituido el más copioso arsenal de ideas del catalanismo. Prat afirma netamente que Cataluña es una nación que había perdido su organización política. Para Prat la nacionalidad es unidad de cultura o civilización y también "criterio o sentimiento jurídico original". Y afirma más: "A cada nación, un Estado; ésta es la fórmula sintética de nacionalismo político, éste es el hecho jurídico que ha de corresponder al hecho social de la nacionalidad.
Un Estado catalán dentro de una Federación de Estados hispánicos era la tesis defendida por Prat, que, no obstante, no pasó en la vida política de la presidencia de la Mancomunidad de Cataluña (agrupación de las cuatro diputaciones provinciales).
En el primer grupo, Prat de la Riba fue, sobre todo, un gran organizador. Llegado a la presidencia de la Diputación de Barcelona, en 1911 solicitó de las demás Diputaciones catalanas la colaboración necesaria para redactar un proyecto de Mancomunidad que fue sometido al gobierno, entonces presidido por Canalejas. La muerte de este político hizo que la aprobación del plan se fuera demorando hasta el gobierno Dato, el cual, en 1913 acordó la puesta en práctica de la Mancomunidad catalana, presidida por Prat de la Riba hasta su muerte en 1917. Entre las realizaciones más fecundas del político catalán figura la fundación del "Institut d.’Estudis Catalans, dedicado, como indica su nombre, a fomentar la cultura en lengua vernácula.
El segundo grupo, con la indecisión característica de los intelectuales metidos a políticos, volvió a unirse la Lliga en 1906, a consecuencia de los incidentes producidos en Barcelona por una caricatura publicada en el semanario regionalista Cucut, juzgada ofensiva por los elementos militares. Unido esto a la Ley de Jurisdicciones presentada por el gobierno Moret, determinó la formación de la Solidaritat catalana de 1906, la cual alcanzó un resonante triunfo en las elecciones generales del año siguiente, que llevó a Francesc Cambó (1876-1947) a alcanzar su primer acta de diputado y a erigirse en portavoz, en Madrid, de las aspiraciones de la burguesía catalana.
La muerte de Prat de la Riba dio paso a Cambó para dirigir a la Lliga y para que predominara su política de buscar en Madrid la satisfacción de los ideales regionalistas. En esta línea, Cambó formó parte del gobierno nacional de Maura de 1918, como ministro de Fomento. Desde su puesto oficial solicitó la concesión de un Estatuto de autonomía que delegará en Cataluña multitud de servicios administrativos. El catalanismo burgués llegaba así a una fase política que alarmó a numerosos estamentos del resto de España, especialmente al militar; pero la tendencia a la coalición mostrada por el político catalán suscitó la protesta de los elementos más extremistas del catalanismo que constituyeron asociaciones francamente nacionalistas: la ya citada de Acción Catalana, en 1922. Un ex-coronel del ejército, Francesc Maciá (1859-1933), formó otro grupo con el significativo nombre de Estat Catalá, en el mismo año; y el matiz social tuvo expresión en la Unió Socialista de Catalunya, creada al año siguiente.
—2) El nacionalismo vasco, desarrollado, entre otros, por Sabino Arana a finales del siglo XIX, es una ideología política que aboga por la unidad y defensa de la entidad política de los territorios que entiende que configuran la Nación Vasca y que actualmente se reparten entre dos Estados: España y Francia, por lo que su extensión territorial se corresponde con la del territorio definido tradicionalmente como Euskal Herrería o Vasconía. Dicho territorio comprende la actual comunidad autónoma de País Vasco y la comunidad foral de Navarra, (el condado de Treviño provincia de Burgos), Valle de Villaverde (Cantabria) y parte del departamento francés de Pirineos Atlántico (los tres territorios históricos que conforman el País Vasco francés: Baja Navarra, Labort y Sola).
En el País Vasco, (Euzkadi) el movimiento segregacionista presentó dos caracteres propios que lo diferenciaron del catalán; en primer lugar no tuvo una base sentimental y literaria como la catalana, ya que no hubo una literatura apreciable que exaltara el amor por la tierra como se manifestó en Cataluña desde la Oda a la Patria, de Aribau; en segundo lugar, los vascos, apoyados en el hecho étnico y lingüístico, y en la tradición foral, aspiraban a una total independencia. Constituyeron, pues, desde el primer momento un movimiento nacionalista que, receloso del liberalismo, se apoyó en la monarquía tradicionalista de los pretendientes de la rama borbónica carlista que les prometía la devolución de los fueros suprimidos por los gobiernos centralistas de Madrid. Sabino Arana Goiri (1865-1903), joven universitario: el teórico del nacionalismo vasco; había sido el impulsor de este movimiento con la fundación del periódico Bizcaitarra y de la revista Euzkadi, así como la depuración del idioma vasco realizada a través de numerosas publicaciones gramaticales y lingüísticas. El mismo Arana rompió con la tradicional alianza de vascos y carlistas propugnando la formación de cuatro Estados independientes: Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra, pero manteniendo un sentido reaccionario a la par que intolerante.
En 1905 se constituyó la llamada Liga Foral que mantuvo contacto con la Solidaritat catalana. Los diputados vascos unieron sus voces a los catalanes, en las Cortes, en solicitud del Estatuto de autonomía que uno de sus portavoces, Epalza, defendía del siguiente modo: "Cuando en el siglo XX se habla de opresión, no se quiere significar que los individuos de un pueblo vean sus bienes saqueados, o que sean ellos vendidos o tratados como esclavos; no, ésta era la forma de opresión hace siglos y no en todas partes; lo que se quiere decir es que este pueblo ve desconocida su personalidad nacional, ultrajado su derecho, proscrita su lengua".
La existencia de los fueros es, para Arana, una prueba de la nacionalidad vasca. Su lema es "Jangoizkoaeta Legezana" ("Dios y leyes viejas"), no sin acusar de traición al carlismo.
El movimiento nacionalista vasco quedó yugulado por la acción del general Primo de Ribera que declaró fuera de la ley al Partido Nacionalista Vasco.
Arana murió en 1903, cuando contaba 38 años. Su obra plasmó luego en potente Partido Nacionalista Vasco, al que afluyeron importantes capas de la pequeña y media burguesía, sobre todo rural, al mismo tiempo que empleados de banca y comercio, sacerdotes y "casheros". También contó con ciertos núcleos obreros, principalmente en la empresa "Euskalduna" y en los Astilleros del Nervión. Estos núcleos constituyeron, andando el tiempo, la Solidaridad de Obreros Vascos, cuyo origen en 1910, antes de ser organización sindical, fue la de sociedad de socorros mutuos, en la que participaban obreros y patronos.
—3) El nacionalismo valenciano, o valencianismo, es una corriente de pensamiento político aspira al máximo nivel de autogobierno de la actual Comunidad Valenciana, como consecuencia de su consideración como nación política, denominada Nación Valenciana, y su estato político de Nacionalidad Histórica, recogido en el Estatuto de Autonomía valenciano.
Valencia, como una proyección de Cataluña, también hubo un movimiento regional de carácter literario, iniciado por Teodor Llorente (1836-1911), que fundó en 1866 un periódico, Las Provincias, que, aunque redactado en castellano, admitía colaboración en el idioma regional. El mismo Llorente escribió un Libret de versos, y el movimiento se concentró con la fundación de una especie de Ateneo literario llamado Lo Rat Penat. En Valencia el movimiento regionalista nunca superó la fase literaria ni llegó a ser popular, limitándose a un grupo reducido de intelectuales influidos, como se ha dicho, por el movimiento catalán.
—3) El nacionalismo gallego es una corriente ideológica (con sus dimensiones cultural y política) que aboga por el reconocimiento de Galicia como nación. Dentro del nacionalismo gallego se pueden encontrar dos corrientes ideológicas principales:
—Una, la mayoría, que aboga por una autonomía, o por la transformación de España en un Estado federal o confederal.
—Otra, la de la izquierda independentista, que apuesta por la ruptura con España y con el modelo de sociedad capitalista.
En Galicia, el nacionalismo se desarrolló muy poco, igual que la industria limitándose a ciertas manifestaciones culturales y a la constitución de las "Irmandades da Fala", que se asignaban como fin la revitalización de la lengua galaica.
El Renacimiento del gallego comienza con un poeta prerromántico Nicomedes Pastor Díaz (Vivero, Lugo, 1811—Madrid, 1863). Abogado, político, escritor, fundador de los periódicos, El Heraldo y El Sol. En 1828, escribió en gallego el poema "A Alborada" (1828).
Pero será Rosalía de Castro, (Santiago de Compostela, 1837, Padrón 1885). Autora de "Follas Novas" y de los "Cantares Gallegos", quien recupera definitivamente el gallego, no sólo es la refundadora de la tradición lingüística y literaria, sino también —junto con Gustavo Adolfo Bécquer— la más importante poeta del romanticismo español y una de las más grandes escritoras de la literatura española. Rosalía de Castro representa junto con Eduardo Pondal y Curros Enríquez una de las figuras emblemáticas del Rexurdimento gallego.
Eduardo Gonzáles-Pondal e Abente (Ponteceso, La Coruña, 1835-1917). Estudio medicina en la Universidad de Compostela; Ejerció como médico de la Armada. En La Coruña participaba en la tertulia "A Cova Céltica", en la librería de Carré, junto con Martínez Salazar, Manuel Murguía, Florencio Vaamonde, Martelo Paumán, Manuel Lugris Freire y otros. Su primer poema en gallego, "A Campana do Anllons", poemario Os Eoas, un canto al descubrimiento de América. En Os Eoas Pondal desarrolla una perfecta simbiosis entre el mundo mítico Celta y la voluntad regeneracionista. Las primeras estrofas de su poema "Os Pinos" son la letra del Himno Gallego.
Manuel Curros Enríquez; (Celanova, Orense, 1851, La Habana, 1908). Estudió derecho en Madrid. Poeta en lengua gallega representante del periodo histórico-literario denominado Rexurdimento en la literatura gallega. Su obra se caracteriza por su hondo contenido social. Autor de poemarios como "Aires da Minhaterra", 1880, fue el más heterodoxo de los poetas gallegos finiseculares.
Alfonso Rodríguez Castelao; (Rianxo, 1886, Buenos Aires 1950). Médico, político, escritor. Estudió y se licenció en medicina en la Universidad de Santiago de Compostela. "Castelao é a figura central na escena cultural e política galega de principios do século XX. Co a chegada da República e a fundación do Partido Galeguista, foi elixido diputado por Pontevedra nas Cortes Constituíntes e defendeu en Madrid iniciativas do programa galeguista; contribuíu con numerosos mitins á unificación e consolidación do noso nacionalismo, co Partido Galeguista integrado na Fronte Popular, consiguíu, nas elecciones xeraís de 1936, o escano co maior número de votos de toda Galicia". Castelao es considerado el máximo representante del nacionalismo gallego.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!