EE UU: Prototipo de un Estado al servicio directo de la alta burguesía financiera[1].
Karl Marx y Federico Engels tomaron Inglaterra[2] como modelo estatal para llegar a la conclusión de que perfectamente a los gobiernos de los Estados modernos podría definírselos como los principales administradores del patrimonio financiero capitalista, propio de toda sociedad burguesa[3].
Por supuesto, sus razones tendrá el grupo principal de los ricos del mundo financiero para despacharse y darse el vuelto en materia económica frente al mundo.
Ese despacho y vuelto administrativos lo debe asumir el Presidente de turno de EE UU, amparado como se halla con toda la parafernalia de los protocolos institucionales, políticos y constitucionales de los que dispone a su arbitrio, en perfecta armonía funcional con las necesidades de protección de ese ingente patrimonio burgués que se nos comercializa como poder de la nación norteamericana.
Efectivamente, si una sociedad asume rangos imperialistas, resulta obvio que su propia alta burguesía, dueña de las riquezas productivas, tecnológicas y financieras, se dé un Estado que ya no administre sólo el patrimonio de su particular burguesía, criolla, por así llamarla, dentro de su territorio nacional, sino todo el patrimonio mundial que le asista por su mismo carácter imperial o colonialista en términos burgueses.
En tal sentido, el endeudamiento del Estado de EE UU, por parte del gobierno de turno, resulta abierto para que este disponga a su antojo de todo el capital dinerario y financiero necesario de cara a servir con la mayor eficiencia a quienes sean los dueños económicos y jurídicos de todo el patrimonio reflejado en el PTB de esa potencia. Entiéndase que el PTB de EE UU incluye las cuantiosas ganancias que el capital norteamericano tiene sembrado rentablemente sobre el planeta.
Corolario: Es muy ilusorio pensar en crisis que puedan hacer colapsar a los EEUU, vale decir, al dólar, más allá de la quiebra de su tasa de ganancia, por ingente e ilimitado que sea su endeudamiento que es, más bien, un autoendeudamiento[4], y de allí sus ínfimas tasas de intereses fijados a larguísimos plazos, y hasta libres de mora estarán. Fíjense que esa es la razón o porqué los gobiernos del Estado titiritero y los de sus Estados títeres se endeudan para solventar a la banca privada, que es como solventar a la propia Reserva Federal. Durante la crisis del Banco Latino, vivimos en pelleja propia esa lamentable e curiosa experiencia.
23/05/2015 05:19:41 a.m.
[1] Véase Manifiesto del Partido Comunista, 1848.
[2] Sociedad pionera de la mayor industrialización mundial ya desde el mismo siglo XVIII.
[3] Puede leerse en el Manifiesto Comunista, de ambos autores, (traducido del alemán): “El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”. Si tal aseveración es observable en Estados de bajo PTB, es razonable que esa afirmación cobre una veracidad casi absoluta en la Economía de la más poderosa potencia moderna desarrollada a la sazón. Por cierto: Inglaterra pudo haber perdido el dominio físico o territorial de los EE UU que se independizaron unos 72 años atrás del Manifiesto que nos ocupa, pero allí había dejado fértilmente sembrada la semilla del burguesismo que desde entonces se propagaría por América, como su más preciado y aprovechado discípulo y propagandista económico. Precisamente, el caraqueño Simón Bolívar, ya inteligentemente ilustrado en materia política y económica (1823), y como adelantándose empíricamente a los descubrimientos científicos de aquellos dos gigantes, pudo con acierto vislumbrar qué funciones le esperaban a EEUU, y de allí su lapidaria premonición acerca de que, como potencia en potencia que era, EE UU saturaría al resto de los pueblos americanos con miserias y afines, sólo que ese poder destructor de EE UU, Bolívar lo atribuyó a malignas fuerzas divinas, habida cuenta de que las causas científicas de los males sociales estaban todavía por descubrirse, unos hallazgos que Marx y Engels tardarían un cuarto de siglo para darlos a conocer al mundo(1848).
[4] Como quien transfiere dinero entre sus propias cuentas, o saca dinero de uno de sus bolsillos para vaciarlo en otro u otros de ellos.