"Decir que todo va a cambiar porque haya un nuevo Gobierno en Atenas, es confundir los deseos con realidades", declaraba Jean-Claude Juncker poco después de las elecciones del 25 de enero de 2015, que llevaron al poder a la coalición de izquierdas Syriza. Al afirmar que las elecciones no cambiaban prácticamente nada, el presidente de la Comisión Europea reconocía el control de las entidades acreedoras que, en nombre de la reducción de la deuda, deciden las políticas que hay que seguir sin que importen los resultados electorales.
Las contrarreformas del "memorándum" que la troika había negociado con el anterior Gobierno de Samaras-Venizelos debían adoptarse a toda costa. Tras dejar al país devastado, los prestamistas utilizaban la urgente necesidad de "liquidez" que ellos mismos habían creado para imponer la austeridad, reducir los costes laborales y privatizar todo.
Pago bloqueado para negociar mejor
Desde hace más de nueve meses, Atenas espera el pago de un tramo de 7.200 millones de euros de los 240.000 millones del llamado plan de "rescate" de la troika –Comisión Europa, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional–. En un principio, los acreedores esperaban los resultados de las elecciones para saber si el nuevo Gobierno iba a doblegarse.
Desde que Syriza está en el poder y se firmó el acuerdo del 20 de febrero, que parecía haber abierto la puerta al pago del dinero, los acreedores quieren imponer sus políticas liberales (nueva bajada de las pensiones, reforma de la legislación laboral, etc.) en las negociaciones en curso, con la amenaza de dejar esta "ayuda" en suspenso… Ya el pasado mes de marzo, Alexis Tsipras envió un mensaje a la canciller alemana Angela Merkel para advertir del riesgo de que Atenas no pueda reembolsar las deudas a sus acreedores si no se le pagaba con rapidez los 7.200 millones de euros que espera desde agosto de 2014.
Los prestamistas, con el FMI a la cabeza, siguen bloqueando este último pago para negociar desde una situación ventajosa: haced lo que se os dice o no tendréis el dinero. Así ha quedado la soberanía del joven Gobierno griego elegido recientemente. Se tolera la democracia siempre que sea liberal y satisfaga las ávidas exigencias de quienes detentan el capital. ¿Acaso la troika no había presionado para anular el referéndum sobre la reestructuración de la deuda griega anunciado en noviembre de 2011 por el entonces primer ministro George Papandreu?
Hasta ahora, Grecia siempre ha pagado los plazos correspondientes al FMI, que posee aproximadamente un 10% de la deuda. Pero, al parecer, ya no queda más dinero en las cajas del Estado y tendrá que elegir entre aplicar el programa social para el que fue elegido Syriza o seguir dócilmente las consignas de los acreedores que han llevado al país al desastre.
¿Acaso hay que recordar que "gracias" a ese famoso "plan de rescate" de la troika en Grecia el desempleo ha aumentado en un 273,7% entre 2009 y 2013 para alcanzar el 26% actual?, ¿que las pensiones de jubilación han disminuido en un 45% en ese mismo periodo?, ¿que el presupuesto en sanidad ha caído un 40% y la tuberculosis y la sífilis han reaparecido, los casos de sida se han multiplicado y enfermedades y suicidios han aumentado un 45% entre 2007 y 2011?, ¿que la pobreza infantil ha alcanzado el 40% en 2012 y la deuda pública ha ascendido al 185% del PIB?
Los continuos pagos vacían las arcas del Estado
El FMI –que ya ha recibido cerca de 2.500 millones de beneficio a través de los intereses de sus préstamos a corto plazo a Grecia desde 2010– reclama regularmente la devolución de sumas colosales, a riesgo de asfixiar aún más al Estado griego, ya extenuado. Tal y como se comprometió a hacer a la salida del Eurogrupo, Grecia pagó 750 millones de euros a la entidad financiera el pasado 12 de mayo. Solo que ahora se encuentra con la caja vacía.
Al parecer, el Gobierno heleno solo pudo aportar 100 millones y, según el diario griego Kathimerimi, los restantes 650 millones de euros salieron de las reservas que Grecia posee –como el resto de países miembros– en su cuenta del FMI. El país deberá, por supuesto, reponer ese dinero rápidamente y, por tanto, endeudarse de nuevo con la institución.
Si no adopta una moratoria inmediata sobre su deuda, Grecia se verá abocada a una situación muy difícil. El 5 de junio debe cumplir con un nuevo pago de 302,5 millones de euros al FMI, seguido de otros por un importe global de aproximadamente 1.500 millones de euros solo durante el mes de junio.
"Líneas rojas que no se deben cruzar"
Nikos Filis, portavoz en el Parlamento de Syriza, el partido gobernante, se muestra muy claro: "Hemos llegado a un punto en que las negociaciones tienen que terminar. Ahora es el momento de la verdad, el 5 de junio", declaró a la cadena de televisión ANT1. "Si para entonces no hay un acuerdo que resuelva el actual problema de financiación, no tendrán el dinero".
El 18 de mayo, el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, dijo claramente que él no tenía dudas entre el pago de salarios y pensiones de jubilación y el pago al FMI: "Dejaré de pagar al FMI antes que dejar de pagar a los jubilados".
Por su parte, el primer ministro Alexis Tsipras precisó que el Gobierno heleno no "responderá a demandas irracionales", "no aceptará condiciones humillantes" e insistirá en "las líneas rojas que no se deben cruzar": "No discutiremos una mayor liberalización del mercado de trabajo. No aceptaremos una nueva reducción de las pensiones". [1]
El ministro del Interior, Nikos Voutsis, advirtió el domingo 24 de mayo en la cadena griega de televisión Mega: "Los cuatro pagos al FMI correspondientes al mes de junio representan 1.600 millones de euros. No vamos a entregar ese dinero porque no hay dinero que entregar".
Sin embargo, ese mismo día fue rechazada por una estrecha mayoría (95 votos en contra, 75 a favor y 30 abstenciones) una moción que recomendaba al Gobierno, entre otras cosas, "no pagar al FMI los próximos vencimientos", "nacionalizar los bancos" y consultar al pueblo griego "en un futuro próximo" mediante un referéndum. La continuación del reembolso de la deuda ha ganado, pues, en el seno del comité directivo de Syriza frente a la Plataforme de Izquierda, dirigida por el actual ministro de Recuperación Productiva, Panayiotis Lafazanis, que defiende una línea dura frente a los acreedores. En el tema central de la deuda, la línea moderada defendida hasta ahora por Alexis Tsipras empieza a verse seriamente cuestionada.
A la espera del informe preliminar de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Griega, que debe entregarse el 18 de junio y cuyos trabajos tienen el apoyo de miles de personas de todo el mundo [2], el enfrentamiento parece inevitable. Más allá de la democracia y la soberanía, lo que está en juego es la supervivencia del pueblo griego.
Notas
[1] La Gréce n’acceptera plus de demandes ’irrationnelles’, dit Alexis Tsipras [Grecia no aceptará más demandas ‘irracionales’, afirma Alexis Tsipras], latribune.fr, 23/05/2015.
[2] Llamamiento en apoyo de la Grecia que resiste y su Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública
►Para firmar : http://greekdebttruthcommission.org/