Estaba por sentarme a escribir esta columna, preparando una taza de té de canela, y por lo regular los títulos nacen hasta que le pongo el punto y final al texto. Hoy curiosamente fue el primero que se asomó y así lo dejo, tiene su razón de ser. Inmediatamente se me vinieron a la cabeza las escenas de la película Los Malos Hábitos. La cinta trata como tema central la bulimia y la anorexia pero también pone en contexto a una sociedad indolente e injusta. Me quedé rumiando durante unos segundos entre las escenas y el proceder patriarcal de algunos presidentes de turno en Suramérica. Por injustos ante el tema equidad de género y represión que viene siendo como un mal hábito que tiene que arrancarse de raíz.
Pues sí, aunque defiendo a capa y espada el socialismo de Suramérica, y aunque me duela reconocerlo también es cierto que hay gobernantes que lo abofetean en ocasiones: Bachelet con la represión continua de Carabineros a los estudiantes que protestan por tener el acceso gratuito a la educación y qué decir de los lleva palo de todos los tiempos, los Mapuches. Claro que sí han existido cambios importantes en los gobiernos de Bachelet, lo último que se ha sido la Ley de Unión Civil que esperamos que sea pronto un Matrimonio Igualitario. La Ley de Aborto y La Ley de Inclusión Escolar, pero esperamos que no se queden solo en el inicio de un proyecto, queremos que se lleven a cabo.
Pero, ¿por qué permitir que Carabineros reprima violentamente las marchas pacíficas que hacen los estudiantes? Al grado de llegar a asesinarlos. ¿No es acaso un retroceso que nos lleva a los años oscuros de la represión militar? ¿Por qué permitir que el Estado siga atacando Mapuches, en lugar de devolverle su tierra? Son cosas a las que les doy y les doy vuelta y no logro encontrarles razón de ser, cuando una presidenta como ella que viene también marcada de cerca por la dictadura militar solape estas formas de represión así tan crueles estando ella al mando. ¿Por qué Chile tiene una cárcel –hotel- de lujo para los militares perpetradores de Derechos Humanos en tiempo de dictadura?
Dilma con aquella limpieza y desalojos que hizo en las favelas para cuando se acercaba el Mundial de Fútbol. Pero también hay cosas buenas, muy buenas en su gobierno, lo último, reducir la pobreza de afrodescendientes a un 85%. Sacar a flote la mayor petrolera del país y salvarla del ataque imperial de los fondos buitre. Ser parte del soñado proyecto BRICS. Brasil ha cambiado para bien con Dilma y eso no se puede negar.
Mujica que mientras fue presidente propuso olvidar y perdonar dándoles un golpe frontal a todos lo que buscan justicia por la sangre inocente que hizo derramar la embestida militar en tiempos de dictadura, y que dos días antes de dejar el cargo firmó un decreto para realizar una escultura con armas de tupamaros y militares que estos utilizaron durante el enfrentamiento interno entre 1963 y 1972. Cosas que no se creen. No de un hombre que vivió en carne propia la afrenta y la tortura militar. Una falta de respeto a todo un pueblo humillado que lleva años realizando La Marcha del Silencio.
Rafael Correa que ha hecho tanto por Ecuador, que ha logrado colocar ante los ojos del mundo la destrucción que dejó Chevron en la Amazonía. Que ha logrado reducir los índices de pobreza. Que ha creado fuentes de empleo. Pero tajante y misógino ante el tema aborto. Necio y persignado amenaza con renunciar al cargo si se llegara a aprobar la ley de despenalización del aborto.
Evo Morales, que hace poco se declaró feminista y despatriacalizador, tampoco aprueba una ley de aborto que permita este derecho con el que nacemos las mujeres. Aunque Bolivia está adelantada a Ecuador en este tema, porque sí permiten un aborto si es por violación. Ecuador ni siquiera por tremendo abuso. Lo que exigimos en una Ley de Aborto que nos permita a todas por el motivo que sea, la edad que sea, el estado civil que sea, poder abortar. Es incomprensible y retrógrado, absolutamente patriarcal que presidentes que se dicen socialistas, o progresistas cuando se trata de derechos de mujeres sean igual de misóginos y totalitarios que los de la derecha. Con esto no niego el tremendo aporte que Evo hace como indígena a una Latinoamérica despedazada y sin identidad.
No se puede ser pasional y fingir no ver lo que sucede, también tenemos que ser inquisidores de lo que defendemos y velar porque el proceso sea consecuente y digno.
Aún así, apoyo rotundamente este proyecto de Patria Grande porque confío que los cambios se irán dando, porque éste es un proceso que apenas comienza, que apenas ha logrado restablecerse de tanto golpe capitalista y oligárquico traidor.
Es un proyecto que avanza hacia un socialismo inclusivo, que está tratando de recobrar lo propio que le fue robado. Y no es fácil el día a día para un sueño de prosperidad y libertad. La amenaza de ataque está ahí cada minuto del día, dentro de la propia patria se entretejen las embestidas. El socialismo no es solo una persona, un gobierno de turno, es un proyecto de todo un pueblo, los cambios vendrán. Paso a paso los cambios vendrán si se sigue en el camino del socialismo.
Ahí está España con este triunfo de Podemos y tienen una alcaldesa en Barcelona a la que le llaman: "candidata antidesahucios." No la tendrá fácil, seguramente cometerá varios errores, en algún momento injusticias, pero España ya se ha trazado un camino que piensa seguir firmemente y es el del socialismo. Ada Colau representa en estos momentos, el inicio de un sueño, la quimera de la Tercera República. Ni qué decir de Grecia, que también muy socialista pero a la vez machista en el gobierno que no incluyó a una sola mujer en los cargos de relevancia. El patriarcado ataca por igual a socialistas y capitalistas, tenemos que deshacernos de ese mal hábito, de ese pecado capital. Hablo así en término religiosos aunque soy una hereje por excelencia porque en el socialismo también tiene un peso aterrador la existencia del infierno y del paraíso. Otro tema por tratar y arrancar de raíz, pero vamos paso a paso…
Para cerrar, pregunto, así nada más, para tener una idea o para refrescar la memoria, ¿cuántos y cuáles son los pecados del capitalismo?