Que triste y lamentable, que por estos días los carroñeros de la guerra en Colombia utilicen la muerte de Soldados, Policías y Guerrilleros como instrumento para justificar la guerra en esta sufrida y golpeada patria.
Sí, los mismos que se jactan de atizar la misma sin importar el dolor y lágrimas de Madres Humildes, que ven como sus hijitos enlutan los campos de batalla. Cuando mueren militares ellos se rasgan las vestiduras diciendo: ¡Asesinos! y cuando mueren Guerrilleros exclaman: ¡Que maten todos esos hijo de putas!… Como si Militares rasos fueran hijos de la alta burguesía y los Guerrilleros fueran todos hijos de “rameras”. ¡No! ellos son hijos del mismo pueblo; el pueblo que lo han vilipendiado, que lo han utilizado para sus fines politiqueros, que le han robado. Pero lo que llama la atención Godos y Cachiporros, han conspirado por más 160 años para repartiesen el poder a costa del sufrido pueblo colombiano; en últimas son los que ponen los muertos, mientras ellos aúpan la guerra desde el Yoqui- Club de Bogotá.
Basta no más con recordar, como en el año 1958, en un putiadero gay, en Benidorm España, el Cachiporro Alberto Lleras Camargo y el Godo Laureano Gómez, maquiavélicamente se repartieron el poder y diseñaron la minuta para cimentar dicho poder entre las aristocracias de Liberales y Conservadoras. Desde 1958 hasta nuestros días, en una conducta fachistoide criolla han sumido la patria de Bolívar en una ola de terror e intimidación, saciándose con la sangre de los hijos de campesinos, indígenas, obreros y en general de la clase trabajadora mal remunerada.
La hipocresía de quienes regentan el “Estado” con su Ideología llena de odio, mezquindad y rabia; hace que el derecho a legitimar la paz con justicia social sea un canto de sirena. Los que osadamente queremos el cambio, nos convertimos en la presa exquisita de los Carroñeros de la Guerra.
La pregunta que nos debemos hacer es: ¿Qué es lo que quieren los buitres carroñeros de la Narco- Democracia en Colombia? Y la pregunta es fácil de responder: ¡Lo que quieren es toda la sangre del pueblo, para seguir saciando la sed de poder, que en últimas son como vampiros ávidos de poder y más poder; todo para ellos y para el pueblo toda la mierda que ellos emanan. No hay otra forma de explicar como muestran su rabia, por quienes en últimas se alzan con la bandera de la verdadera paz con justicia social.
Como dice la parábola de la misma Biblia que ellos predican: “Es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre al reino de los cielos”, ellos entraron al reino de los que despojan y expolian a sus feligreses electoreros, bajo la farsa de la Cleptocrasia más antigua de América Latina.
En un acto de dignidad, luchemos por quitarnos el mantras de esta pútrida clase dirigente, que lo único que quieren es ser como Alí Babá y sus cuarenta ladrones, justificando la ética y la moral de los mismos que humillaron al Mesías; donde ellos desde los púlpitos rezan para sostenerse en el poder emulador de los cesares.
Los Gómez, los Turbay, los Pastrana, los Gaviria, los Samper, los Santos, los Obdulio, los Uribe, los Zuluaga, los Ordoñez, los Pinzón, las Palomas y otros; descansaran para siempre en los sarcófagos de día, para en la noche seguir chupando la sangre derramada de los hijos de un Estado Paria.
Como decía el Poeta francés Charles Baudelaire:
“Tú que como una cuchillada entraste en mi triste pecho, tú que, fuerte cual un rebaño de demonios, viniste, loca, a hacer tu lecho y tu dominio en mi espíritu humillado.
-Infame a quien estoy unido como a su cadena el galeote, corno al juego el jugador, como a la botella el borracho como al gusano la carroña, -¡maldita seas, maldita!
Rogué al rápido puñal que mi libertad conquistara dile al pérfido veneno que socorriese mi cobardía…”.
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