Cuando Ucrania amenazó el status autónomo de Crimea, el pueblo de ese territorio el día 16 de marzo del 2014 en un referéndum popular, votó declarar su independencia de Ucrania y solicitar su ingreso a la Federación de Rusia como república autónoma. Los resultados del referéndum fueron abrumadoramente a favor de la independencia y por la retrocesión a Rusia con el 96,7 por ciento de los electores optando por la separación de Ucrania.
Occidente aulló contra el referéndum y sus resultados. La Unión Europea, Canadá y Estados Unidos aplicaron sanciones punitivas en contra de dirigentes políticos, empresas e instituciones de Crimea y Rusia.
Compárese el abrumador deseo del pueblo de Crimea por la separación de Ucrania y el ingreso a la Federación de Rusia con la manera como Australia trató recientemente al territorio autónomo de la Isla de Norfolk ubicada en el Mar de Tasmania entre Australia y Nueva Zelandia y como afloró la historia completa de la total hipocresía de Occidente.
La población de la Isla de Norfolk de 2300 habitantes no podría ser más distinta que la de Australia. La Isla de Norfolk tiene su propia bandera en la cual figura el famoso pino de la Isla de Norfolk; su propia oficina de correos que emite sus propios sellos postales; su propio feriado nacional, el Día del Bounty y su propio idioma oficial, el Norfuk que es una lengua mezcla de inglés y tahitiano conocida también como Pitkern, originalmente hablada por los amotinados descendientes del HMS Bounty. En el año 1979 Australia otorgó a la Isla de Norfolk el gobierno autónomo, contando este con una Asamblea Legislativa que aprobaba leyes para la isla.
Sin embargo, el Acta de la Isla de Norfolk de 1979 sancionada por Australia, puso restricciones sobre el gobierno autónomo de la Isla de Norfolk.
Australia puede a voluntad invalidar la legislación de la Isla de Norfolk con su propia legislación. En el año 1977 el Consejo de la Isla de Norfolk, luego de haber sido advertido sobre los planes del gobierno australiano para incorporar a la isla a Australia, solicitó la intervención de la Organización de Naciones Unidas, ONU. El Consejo pensó que sin un referéndum popular en torno a la incorporación, los planes de Australia constituían una violación del Pacto Internacional sobre Derechos Sociales, Económicos y Culturales y del Pacto de Derechos Civiles y Políticos. Australia decidió no aplicar lo pactado a la Isla de Norfolk.
No obstante, luego de entrar en vigencia el acta de auto-gobierno de 1979 Isla de Norfolk disfrutó un cierto grado de gobierno autónomo no disfrutado por los otros territorios exteriores de Australia, incluyendo las Islas de Cocos, la Isla de Pascua, la Isla de Lord Howe y las Islas del Estrecho de Torres. Antes de la ilegal anexión de la Isla de Norfolk por parte de Canberra, los australianos y extranjeros necesitaban un pasaporte para ingresar a la Isla.
La Isla de Norfolk es miembro de organizaciones deportivas internacionales y sus equipos han participado con su propia bandera en los Juegos de la Comunidad de Naciones. La Isla de Norfolk es también miembro de la Asociación Parlamentaria de la Comunidad de Naciones y su Ministro Jefe –que equivale a Primer Ministro—ha representado a la isla en foros internacionales y de Australia. Como asistente del Ministro Jefe en el gobierno autónomo había un gabinete compuesto por el Ministro de Turismo, Ministro de Industria y Desarrollo, un Ministro de Finanzas un Ministro para la Herencia Cultural y Servicios Comunitarios y un Ministro del Ambiente.
La Isla de Norfolk disfrutó su status autónomo hasta el día 19 de marzo del 2015 cuando el gobierno derechista australiano del Ministro Tony Abbott, de manea unilateral, revocó el gobierno autónomo de la Isla de Norfolk anexándola administrativamente al Estado de Nueva Gales del Sur. El régimen de Abbott ha decidió revocar el gobierno autónomo de la isla porque la Isla de Norfolk, al igual que muchos otros gobiernos del mundo, incluyendo el de Grecia e Islandia, han sido arruinados por los efectos de la austeridad y las prácticas prestamistas inescrupulosas de los bancos. La Isla de Norfolk al no disfrutar ya de los ingresos del turismo, quebró. Cuando la Isla de Norfolk decidió convertirse en un centro bancario de ultramar y legalizar la marihuana para uso médico, ambos aspectos vetados por el representante colonialista australiano en la isla con el objeto de reemplazar el ingreso sacrificado por la caída del flujo turístico, el régimen de Abbott comenzó a conspirar para la toma de la isla. En vez de trabajar de manera cooperativa con las instituciones del gobierno autónomo de antigua data, Abbott y su gobierno de Canberra sencillamente las abolieron.
En el mes de noviembre del 2014 Abbott y sus ministros perdieron la compostura al desairar al Presidente Vladimir Putin de Rusia durante la Cumbre de los G20 en Brisbane. Una de las piedras en el zapato fue el referéndum que permitió el regreso de Crimea a Rusia. Abbott incluso amenazó con enfrentar a Putin, es decir agredirlo físicamente durante la cumbre de los G20. En tanto los líderes occidentales asistentes al G20 condenaban a Rusia por reconocer la auto determinación de Crimea y apoyar los deseos de gobierno autónomo de los pueblos de habla rusa de Donetsk y Lugansk en la región del Donbass en el oriente de Ucrania. Abbott y sus ministros, violando todo principio del derecho internacional, conspiró para tomar el control de la Isla de Norfolk por encima del gobierno electoralmente elegido y su ciudadanía.
El día 8 de mayo del 2015 el pueblo de la Isla de Norfolk realizó un referéndum que no fue muy diferente al referéndum realizado en Crimea. La pregunta del referéndum inquiría que si los habitantes de la Isla de Norfolk debieran "determinar libremente su status político y su desarrollo económico, social y cultural." "y fueran consultados a través de un referéndum o plebiscito sobre el futuro modelo de gobierno para la Isla de Norfolk, antes que esos cambios sean impuestos por el parlamento australiano." El referéndum arrojó un 68 por ciento de votos a favor. Australia y el régimen de Abbott ignoraron los resultados de la votación y procedieron de manera anti democrática a anexar la Isla de Norfolk al estado de Nueva Gales del Sur y Australia.
Australia alega que la Isla de Norfolk es parte integrante de Australia a pesar del Acta de 1979 y de las múltiples declaraciones de delegaciones australianas ante agencias especializadas de la Organización de Naciones Unidas en el sentido que la Isla de Norfolk es un territorio dependiente de Australia. En todas las definiciones del concepto en derecho internacional sobre un territorio externo y dependiente, la Isla de Norfolk merece engrosar la lista de los territorios sin gobierno autónomo y Australia debe ser obligada a desarrollar una pauta para la descolonización de la Isla de Norfolk. La falsa postura de Australia sobre la Isla de Norfolk hizo que la isla no fuera ingresada en la lista oficial de territorios sin gobierno autónomo del Comité de Descolonización de la ONU. Los habitantes de la Isla de Norfolk piensan que su país debe figurar en la lista de la ONU porque ellos sostienen que la reina Victoria otorgó la independencia a la isla cuando Gran Bretaña decidió reubicar a la gente del Pitcairn en la Isla de Norfolk el año de 1856.
Australia ha utilizado su tremenda influencia diplomática para negarle a la Isla de Norfolk una audiencia ya sea ante la ONU o ante la Corte Internacional de Justicia. El Ministro Jefe de la Isla de Norfolk, Lisle Snell, quien fue arrojado de su oficina a consecuencia de la acción unilateral de Australia, declaró que los resultados del referéndum despliegan ante el mundo la perfidia de Australia. Snell señaló que "los resultados del referéndum perforaron la aseveración de Canberra que las reformas introducidas ante el parlamento australiano, que proponen la abolición de la Asamblea Legislativa y el Parlamento de la Isla de Norfolk fueron arrolladoramente apoyadas por los habitantes de la Isla de Norfolk." En otras palabras, en cuanto a lo que concierne a Australia y sus socios en la vigilancia y espionaje de los CINCO OJOS, Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Nueva Zelandia, los habitantes de la Isla de Norfolk y de Crimea no merecen que las decisiones de sus referéndums sean reconocidas por la comunidad internacional. No obstante, a diferencia de Rusia, Australia no ha sido el blanco de devastadoras sanciones internacionales por su agresión política y diplomática contra la Isla de Norfolk.
Australia exasperó a los dirigentes electos de la Isla de Norfolk cuando les informó que debían desocupar sus oficinas de gobierno antes de la medianoche del día 16 de junio. El nuevo líder de facto de la Isla de Norfolk, es el Ministro de Desarrollo Regional, Jamie Briggs, un secuaz anti sindicalista de Abbott. Luego que el vocero de la Asamblea Legislativa de la Isla de Norfolk, David Buffett despotricó contra el asalto al poder en la isla por parte de Canberra, Briggs comunicó a Buffett que estaba despedido del "Consejo Asesor Comunitario" que reemplazó a la elegida Asamblea Legislativa.
Los llamados de la Isla de Norfolk a la comunidad mundial a condenar la ilegal anexión de Australia no han sido escuchados. Por lo menos, mínimamente, debieran aplicarse sanciones que incluyan la negación de visas y congelación de bienes en el exterior contra líderes como Abbott, Briggs, la ministro de exteriores, Julie Bishop; el fiscal George Brandis, el ministro del interior, Matthias Corman y contra el gobernador general, Peter Cosgrove, entre otros. Los traidores asignados por Briggs al burocrático Consejo Asesor Comunitario deberían también encarar sanciones internacionales. La Isla de Norfolk está poblada por los descendientes de la marina real británica y de la tropa que se amotinó contra el tiránico Capitán William Bligh y no necesitan que Tony Abbott y sus secuaces en Canberra repitan los papeles de Bligh y sus seguidores a bordo del HMS Bounty.
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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
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